—O si no, podríamos quedarnos unos días más aquí. Aunque no hayamos encontrado formalmente a Feli, sería bueno disfrutar un poco más del lugar. Por cierto, ¿viste al viejo de Sazón del Alma hoy? Se dice que están organizando un concurso gastronómico en Luzmarina estos días. Ese anciano probablemente
Finalmente, la encontró.Felipe, sorprendido por la afirmación de Rafael, reaccionó al ver a su primo apoyado en el sofá con una expresión serena.¿Cómo era que él no sabía que Juliana estaba en Luzmarina?Aunque no le preguntó mucho, si Rafael estaba tan seguro, debía tener alguna información.Desd
La familia Román en Luzmarina.Después de despedir a algunos distinguidos invitados, el patio volvió a su tranquiloLo más sorprendente fue que Diego no tuvo ninguna disputa con Manuel, ni amenazó con irse. Incluso se embarcó en una partida de ajedrez con Manuel, desafiándose mutuamente en el arte d
—¿Quién le tiene miedo?— murmuró Diego en voz baja.Aunque se quejaba, simplemente no quería perder tiempo con Manuel.Pero la provocación tuvo su efecto.Aunque Diego se quejó, se puso de pie desde la silla y le lanzó una mirada a Manuel.Manuel, al ver esta reacción, sintió un alivio momentáneo.L
Si Gabriel aceptaba las acciones que su padre le asignaba, se convertiría en el accionista mayoritario.No quería esas acciones y, en cambio, planeaba dárselas a Juliana.Por un lado, no necesitaba realmente esas acciones, y por otro, quería compensar a su hermana.Entonces, después de que Manuel le
—¿Me estás maldiciendo?Pero apenas pronunció esas palabras, el estruendoso grito de Manuel lo asustó tanto que cerró los ojos, a punto de cubrirse exageradamente los oídos.Incluso en la habitación, resonó un eco persistente que no se disipaba.Diego frunció el ceño y, esperando a que el sonido dej
Tomó un marco de fotos que estaba en el escritorio, sus ojos arrugados se suavizaron mientras miraba la imagen de su familia.La foto fue tomada el año en que Diego nació, cuando la empresa apenas estaba despegando, ni siquiera se llamaba MRC en ese entonces, solo era una pequeña fábrica, y la famil
En medio de tanta gente, con los niños mirando y dos ancianos presentes, Antonia se sintió avergonzada al límite y empujó a Manuel.—¡No seas impertinente, aléjate de mí!— exclamó.—Está bien, me alejaré. Pero, señora, no puedes seguir llorando. El médico ya lo dijo, si sigues llorando, podrías term