«¿Extraña llamada desde el extranjero?»—Aló. —contestó Sabrina.Pero no se oyó ninguna voz.Sabrina siguió preguntando: —¿Quién es?Seguía sin hablar nadie.Sabrina se molestó un poco, —¡Voy a colgar!«¿Quién está gastando una broma?»Sabrina perdió la paciencia y colgó.—¿Qué pasa? —preguntó Francisco.—Nada, tal vez se equivoque, olvídalo. —Sabrina le pasó el móvil a Francisco.Se dispuso a darse una ducha y Francisco la siguió hasta el baño.—Fuera, voy a darme una ducha. —dijo Sabrina.Francisco cogió la mano de Sabrina, —El agua cuesta más en tu piso que en mi villa.—¿Sí? —Sabrina no entendía lo que quería decir.Francisco abrazó a Sabrina, —Así que, para ahorrar agua, nos lavaremos juntos.Sabrina se dio cuenta de lo que quería hacer.—No, no me falta dinero.—Ahorrar agua es una virtud.Convencida por Francisco, se bañaron juntos.Tomaron un largo baño antes de que terminara. Fue Francisco quien la ayudó a salir del baño.—Estoy muy cansada, déjame descansa
Finalmente, Francisco ganó. Salió del coche y caminó hacia Sabrina.—¿Cómo ha bajado la velocidad?«A su nivel, es imposible que haya ganado.»Sabrina se quitó el casco y sonrió feliz, —Mi novio no está feliz y yo quería hacerlo feliz de esta manera.Francisco se sentía feliz.Sabrina se acercó a él y le preguntó: —¿Cómo te va? ¿Te sientes mejor?Francisco la abrazó, —Sabrina, gracias.—De nada, me alegro de que estés contenta. —Sabrina sonrió.Aunque no sabía por qué estaba molesto, Sabrina sólo quería que fuera feliz.—Francisco, si estás molesto, puedes decirme. No te lo guardes dentro, tal vez pueda ayudarte.Francisco besó a Sabrina en la frente, —Sabrina, perdón, te lo diré más tarde.—Házmelo saber cuando quieras hablar de ello.—Bien.—¿Quieres jugar otra vez? —preguntó Sabrina.—No, vamos a casa.Francisco estaba listo para irse con Sabrina.—Voy al baño, espérame en el coche.—Bien.Diez minutos después, volvió al coche y encontró a Francisco sentado en el a
Era de noche y había pocos coches en la carretera.Un coche gris plateado se paraba a un lado de la carretera con los intermitentes dobles puestos, y Sabrina miró a Francisco, acariciándole el pelo.—¡Dime! —gritó Francisco en voz baja.A Sabrina le parecía que era simpático aunque Francisco estuviera enfadado en ese momento.—Francisco, ¿por qué actúas como una mujer despechada?Sabrina se sentía dulce por dentro, «Me gusta tanto.»Se quejó Francisco: —¿No vas a dejarme?Sabrina se rio de él, — ¡Tonterías! ¿Quién te abandona?Francisco frunció el ceño, —¿No te vas a Barcelona?Ella decidió irse a Barcelona mañana al mediodía y no se lo dijo con antelación, así que estaba enfadado y molesto.«No dejaré que se vaya tan fácilmente.»Francisco ya estaba pensando en detenerle a irse a Barcelona.—¡Sabrina, te prohíbo que me dejes! —Francisco abrazó fuertemente a Sabrina—. Dijiste que siempre estarías a mi lado, no puedes faltar a tu palabra.Sabrina suspiró, un poco sorprendid
Sabrina sólo se llevó un ordenador portátil y unos documentos.Francisco llevó a Sabrina al aeropuerto y luego fue a la oficina.Sabrina llegó a Barcelona por la tarde y, en cuanto bajó del avión, se fue directamente al Grupo Suárez.Estuvo ocupada en la empresa hasta noche, y volvió a ver a su abuelo.Darío ordenó que prepararan muchas comidas favoritas de Sabrina.Durante la comida, Sabrina habló con su abuelo sobre el proyecto de periferia norte.—¿Francisco está realmente dispuesto a darnos el proyecto? —dudó Darío.«¿Va a renunciar tan fácilmente a un proyecto tan bueno?»—El Group Herrera, ese proyecto lo lleva ahora Alejandro, el hermano de Francisco...Sabrina explicó la situación.—Algo así —se burló Darío, un poco sorprendido—. Ese es el tipo de cosas que haría Alonso.«Alonso debería limitarse a utilizar a Francisco, así son los Herrera, hacen lo que sea para conseguir lo que quieren.»Sabrina le sirvió la sopa a su abuelo, lo observaba atentamente y dijo: —Abuel
En Madrid, en el despacho del director del Grupo Herrera.Francisco estaba en una videollamada con Sabrina cuando Hernán se le acercó de repente con un documento.Sabrina escuchó la voz de Hernán y sabía que tenían algo de que hablar, —Entonces no te molestaré, vuelve a descansar temprano cuando termines.Francisco miró a Sabrina y asintió, —Bien, buenas noches.Hernán miró a Francisco con sorpresa porque era tan amaroso cuando le hablaba a Sabrina.«¿De verdad Francisco tiene este lado? Es realmente nauseabundo.»Francisco colgó y miró a Hernán, preguntando seriamente: —El resultado.—Ya ves. —Hernán le entregó el archivo que tenía en la mano.Francisco lo leyó.Hernán se sentó y dijo: —Dice que la madre de Alejandro murió en el parto. Pero la verdad es que su madre sigue viva. Averigüé sobre el hospital donde nació, y la firma de tu padre todavía está en el formulario de consentimiento para la operación.Francisco miró el formulario de consentimiento, vio que la madre de Al
¡Miró más de cerca y se dio cuenta de que fueron unas pruebas de paternidad!«¡Dios mío! ¿De quiénes son las pruebas de paternidad? ¿De Alejandro y Alonso, o de Francisco y Alonso?»Hernán no encontró ningún nombre en los informes, salvo uno que concluía que, a la vista de los resultados, mostrando: [La Muestra A y la Muestra B eran genéticamente inelegibles, con una probabilidad de paternidad calculada en un 11,03%]; y la otra: [...con una probabilidad de paternidad calculada en un 99,9999%.]Hernán se sobresaltó, —Francisco, es...Francisco dejó la carpeta, inexpresivo, —bebe conmigo.Después abandonaron el hospital.Hernán, presintiendo que algo iba a ocurrir, envió en secreto un mensaje a Sofía.En Barcelona, Sabrina había tenido una mañana ajetreada en la oficina y luego almorzó en el despacho.Se dio cuenta de que Francisco no había estado en contacto.«¿Todavía estás durmiendo? ¿Otra noche en vela?»Sabrina hizo una foto de su comida y se la envió.Era del final de la
Al principio, Sabrina dicidió ir a Madrid mañana por la tarde, sin embargo, tras enterarse de que algo había ocurrido en Francisco, partió hacia Madrid inmediatamente.Cuando llegó a Madrid, ya era de noche.Nada más bajarse del avión, Sabrina fue al bar a buscar a Francisco.Sabrina subió al último piso del bar y vio a Hernán borracho contra la pared.—¡Sabrina, has llegado!Al ver a Sabrina, Hernán se emocionó tanto que casi se cayó. Leandro, que estaba a su lado, lo ayudó de inmediato.Sabrina se acercó a él ansiosa, —¿Dónde está Francisco?Hernán señaló el salón privado, —Dentro.Hernán había estado bebiendo con Francisco desde anoche y estaba muy incómodo.Sabrina miró a Leandro y a Hernán, —¿Qué pasó?«Nunca vi a Francisco bebiendo tanto. Debe ser algo grave.»Hernán estaba tan borracho que no podía hablar con claridad, —Yo... no sé... Francisco... ¡Estaba de mal humor!Leandro sabía que sólo Sabrina podía calmar a Francisco, —Señorita Suárez, vaya a consolar al jefe.
El hombre rugió de rabia.«Ella no es Sabrina. Sabrina está en Barcelona ahora.»Sabrina se quedó helada, un poco enfadada.«Parece que está muy borracho.»Sabrina empujó a Francisco al sofá y se sentó sobre él.«Siempre Francisco no puede ganarme, y ahora está borracho.»Sabrina ató las manos de Francisco con su corbata.—¡Suéltame!Francisco estaba borracho, pero tenía sentido de la autoconservación.Sabrina se acercó a él y le dijo: —Francisco, si vuelves a ser malo conmigo, me voy a Barcelona y no vuelvo nunca más.Francisco miró incrédulo a la mujer que tenía delante.Sabrina, sabiendo que había estado bebiendo mucho, se quejó: —¿Dejas de fumar y ahora bebes?Francisco se tranquilizó.—Sabrina... —Francisco rompió a sonreír—. Has vuelto.Sabrina besó a Francisco, —Sí, he vuelto, ¿estás contento?Francisco asintió, —Sí.—Pero no estoy contenta —Sabrina fingió estar enfadada—. Fuiste tan malo que me alejaste, Mira, me duele.Francisco se culpó, —Sabrina, lo siento,