Capítulo 295
Era de noche y había pocos coches en la carretera.

Un coche gris plateado se paraba a un lado de la carretera con los intermitentes dobles puestos, y Sabrina miró a Francisco, acariciándole el pelo.

—¡Dime! —gritó Francisco en voz baja.

A Sabrina le parecía que era simpático aunque Francisco estuviera enfadado en ese momento.

—Francisco, ¿por qué actúas como una mujer despechada?

Sabrina se sentía dulce por dentro, «Me gusta tanto.»

Se quejó Francisco: —¿No vas a dejarme?

Sabrina se rio de él, — ¡Tonterías! ¿Quién te abandona?

Francisco frunció el ceño, —¿No te vas a Barcelona?

Ella decidió irse a Barcelona mañana al mediodía y no se lo dijo con antelación, así que estaba enfadado y molesto.

«No dejaré que se vaya tan fácilmente.»

Francisco ya estaba pensando en detenerle a irse a Barcelona.

—¡Sabrina, te prohíbo que me dejes! —Francisco abrazó fuertemente a Sabrina—. Dijiste que siempre estarías a mi lado, no puedes faltar a tu palabra.

Sabrina suspiró, un poco sorprendid
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