Quizás en este momento, no me debería sorprender para nada todo lo que estaba ocurriendo con mi amigo, porque a veces los secretos mejores guardados son los que no le contamos a nadie.

Sin embargo, no me detengo ni por un momento porque quizás podría estar equivocada, pero, estoy decidida a participar en las reuniones del consejo.

Porque ni siquiera ellos tienen el derecho de detenerme en lo que pienso adelante, a pesar de que uno de los guardias me intenta detener más adelante.

—Señorita, ¿Acaso está pensando bien?—fueron las palabras de ese hombre lobo quien estaba aquí en la entrada principal del edificio.

Algo que no me sorprende para nada, siendo los perritos falderos de los ancianos, porque lo único que le interesan son los beneficios o permisos de gente poderosa.

—Si claro, pero no me gusta perder el tiempo por culpa tuya—entonces hago una pausa para observarlo de una manera firme—¿Acaso no sabes quién es mi familia?

Espero que para nada se haya notado el interés, aunque n