Saravi.
Su mirada es intensa, tan intensa que logra desnudarme completa con solo sostenerla. Hay una lucha en él, aquella que pelea por dar lugar a la razón o dejarse llevar por su corazón.
Yo no he tenido reparo alguno, yo quiero estar con él, porque no sé qué me deparará el futuro de ahora en adelante, no sé si volveré a ver su rostro ni a sentir esa boca en la que me he hecho adicta.
De forma desesperada vuelve a juntar su boca con la mía, prácticamente comiéndola, agobiado por no tener suficiente solo con juntar nuestras lenguas, como si no soportase un centímetro más de distancia entre nosotros.
Yo devuelvo todos los gestos que puedo, necesito entregarme como nunca. Lo deseo así.
Sin razonar lo despegó un poco de mi cuerpo creando una terrible frustración en él, pero al contra
Saravi.Salgo de inmediato tras él como si estuviese huyendo de verdad, siguiendo rápidamente sus pasos, mientras el hombre, audaz, mira por doquier. Los guardias que estaban frente a mi habitación han desaparecido por completo y él se detiene detectando algo extraño.—Espere —indica mirando extrañado hacia ambos lados.—Escuché que hay un despelote en la ciudad —señalo tratando de despistarlo—. Escuché también que el rey envío más de cuarenta pelotones, parecía bastante desesperado.El hombre gesticula felicidad en sus ojos, aunque no puedo verle la sonrisa sé que ha asomado una.—Así es, los tenemos locos. Pronto se acercará nuestro momento —expone sin más y me toma del brazo para comenzar a caminar rápidamente.Pasamos lugares del palacio que jam&a
Saravi. Es el mismo rostro que solía recordar, solo que… parece más cuidado… como si nada de lo que está sucediendo le hubiese afectado, como si estuviera lejano a la adversidad que atraviesa el país. Como si las muertes no estuvieran en su espalda. Una sonrisa tímida es deslizada en su rostro mientras titubea en hablar o no. Entonces alza una mano para ir rumbo a mi mejilla y como si mi cuerpo se mandara solo, me retiro unos pasos hacia atrás. ¿Qué estoy haciendo? Trato de decir algo, cualquier cosa para reparar la acción anterior, pero no sé qué decir. —Saravi… —pronuncia él con cierto recelo, no gustándole mi acción en absoluto—. Estás a salvo ahora. Mi respiración es agitada. Necesito negarme a mis propias emociones, necesito estabilizarme y tener fuerza de voluntad. —Lo siento —logro decir—. No sé… —No te preocupes —dice acercándose un poco más, pero sin tocarme—. Ha pasa
Saravi.El agua helada recorriendo todas mis extremidades me hace sentir viva, amortigua la sensación de preocupación en mi pecho y relaja mis músculos contraídos. A pesar de que no puedo tomar el baño sola en el río, trato como si lo estuviera.Alejo por un momento los pensamientos de mi pesadilla y trato solo por unos segundos imaginar mis anhelos.El sonido del agua es como música para mis oídos, realmente este momento de la tarde es el que más disfruto en medio de todo este caos. Desde el instante en que llegué pude percibir que estábamos a poca distancia de un cauce, y en efecto un bello arroyo estaba a unos pocos metros de la aldea en donde hace cuatro días había llegado.Por supuesto no podía venir sola. Siempre contaba con dos hombres de confianza de Mishaal para que me acompañaran al menos por una hora en mi bañ
Saravi.Borja camina hasta los hombres y de forma ordinaria hace que se levanten, empujándolos para que caminen hacia el centro de la casa, donde estamos nosotros. Poco a poco logro detallarlos, sus ropas están lo suficientemente sucias como para no distinguir el color y la forma de ellas, incluso la capa que tienen en sus rostros llega hasta la mitad del dorso. Sus manos amarradas están algo ensangrentadas y rojas por la presión de la soga.Algo muy extraño recorre mi cuerpo, una sensación de dolor me hace agudizar los sentidos mientras poco a poco me acerco a ellos para descubrir quién está detrás de las capuchas.Paso el trago lentamente mientras me pongo frente a uno de ellos y comienzo a alzar la capa, entonces me encuentro con rostro bastante de Basim… muy golpeado.«¡No!», grita mi interior mientras su mirada se conecta a la m&
Kalil. El cuerpo me duele tanto que hasta el respirar me cuesta. Logro sentarme con dificultad para zarandear el cuerpo inamovible de Basim. Me preocupa, me preocupa mucho su estado, su cuerpo prácticamente se puso como escudo encima de mí en el momento que llegó el resto de los hombres para seguir con la golpiza que yo mismo propicié. La soga en mis manos ya llegó a un punto en que me crea un malestar constante por su rozadura en la piel amordazada. Pero debo buscar la forma de salir de aquí con Basim, de lo contrario nuestras vidas no llegarán a otro día más; no puedo arriesgarme solo por las palabras de convencimiento de Saravi hacia el bastado, su nerviosismo la delataba, sabía que, el hombre andaría pisando con cuidado para con ella. También necesito saber en qué lugar se encuentra, no saldré de este lugar sin llevármela de aquí, cerciorándome de que esté a salvo. Fui de lo más imbécil posible, est
Hanna.La cena transcurre en total silencio, como todos los viernes en nuestra reunión familiar por la noche. Solo que esta vez la silla de mi hermano está vacía.La silla del rey.En el palacio se respira a melancolía, incertidumbre y mucha desesperanza. Ya van casi dos días desde que mi hermano y Basim desaparecieron de nuestra vista, y eso está matando lentamente la monarquía y a mi familia.Kader suspira mientras barre con su tenedor los vegetales de su plato, mamá por el contrario tiene una dura cara observando a otro destino con su cabeza, mientras que Alinna le sostiene de la mano dándole fuerzas ante el momento. Por otra parte, mi padre, Umar, tiene un rostro que clama a gritos tormento y dolor.Por primera vez en mucho tiempo se ha acercado a mí para darme consejos en los procesos a seguir, él era el rey por
Saravi.Líneas de filas, más un silencio perturbador. Uno que ha mantenido mis manos temblorosas al punto que juntarlas, ha sido la única solución para calmar un poco mis nervios.Todos y cada uno de los rebeldes esperan el discurso, aquel que les dará las fuerzas para enfrentar lo que se avecina.Ha llegado finalmente al día, ese, que decidirá el futuro o el infortunio de muchos.El aire frío de la mañana está calando mis huesos, acompañado del miedo que se ha metido en mi cuerpo desde que abrí mis ojos esta mañana. Espero que todo esté preparado, espero que todo resulte bien.Mishaal aparece con sus guardaespaldas de siempre y me sonríe con algo de sinceridad en su rostro. En sus ojos veo como la victoria se le esboza de la piel, para luego alzar el brazo cerrando su mano en un puño, y obteniendo el mi
Kalil. El corazón se me comprime y me estalla en mil pedazos, todos tienen razón, todos. Pero mi corazón no soporta la idea de dejar a Saravi aquí, no resiste la idea de tener que tomar esta decisión. Trato con todas mis fuerzas de no mirarla, porque de lo contrario no resistiría este momento. —Entonces vamos —dictamino casi en susurro mientras todos preparan los caballos y comienzan a dividirse. Basim coloca la mano en mi hombro y luego da las órdenes a quienes se irán a la aldea y los que se unirán a nosotros para cabalgar lo más rápido posible al palacio. Entonces, entonces la divisó a ella de nuevo. Saravi está de pie atendiendo las indicaciones de Basim, mientras se seca las lágrimas que se escurren por su bello rostro. A pesar de las condiciones y las escasas comodidades, su rostro sigue igual de bello al verlo. Me acerco lentamente mientras tomo sus manos, acto que la perturba en dema