Mickey le apartó la mano de un manotazo.
—No soy tu amigo, y sabes... me recuerdas a alguien, y créeme cuando te digo que él no terminó nada bien —Mickey se alejó, tomó una manzana dándole un enorme y efusivo mordisco—. Y date prisa con las palomitas, odio esperar.
Mickey salió de la cocina dejándolo más que furioso. Cerró los ojos y comenzó a contar para calmar su irá, necesitaba un plan para alejar a Kayla de ese chico, ya que era obvio que no sería nada más que un estorbo.
Uno
Dos
No puede ser, no otra vez.
Kayla ya se había cansado de estar discutiendo con Mickey sobre el mismo tema, había perdido la noción del tiempo y sentía una inmensa necesidad de entrar a la casa y disfrutar de una buena película con todos, pero al parecer Mickey tenía en mente otros planes.—¿Acaso me estás escuchando?La pregunta la descolocó un poco, lo cierto era que hace más de cinco minutos que había perdido el hilo de esa absurda conversación, y comenzaba a exasperarse, una de las razones por las cuales terminó con él, fue porque siempre hacía lo mismo, era intenso para todo, se quejaba de Darren, y era igual de posesivo con ella, tal vez no la golpeaba, insultaba o manipulaba, pero se sentía asfixiada a su lado, pese a que hubo momentos buenos
Mickey movía inquieto los dedos sobre el volante, iba manejando por la carretera de noche, odiaba eso, y tanto Kayla como Jade lo sabían, pero no le dieron importancia, mientras iban en el carro de Mickey detrás del auto de Dexter, no dejaba de aventarle miradas llenas de frustración a Kay por el espejo retrovisor.—Chicos, en serio, si siguen así creo que vomitaré abejas bañadas de arcoíris —dijo Jade, mirando su reflejo en el espejo de bolsillo, al tiempo que se pintaba los labios de un color carmín demasiado escandaloso—. Tal vez lo que les hace falta es echar un buen polvo.Las mejillas de Kayla se encendieron, y Mickey la miró molesto.—Deja de decir estupideces —escupió Mick
Mientras tanto, Mickey se encontraba en la barra, mareado, su vista se nublo, el cuerpo se le relajó a tal grado que se sentía como si fuera una enorme goma de mascar, trató de estabilizar su respiración pero le fue imposible, a los pocos segundos fue dominado por un ataque de risa y en su mente desapareció Kayla, Dexter e incluso la misma Jade, quien ya estaba besándose con el mimo chico que le dio el cigarrillo de marihuana.Por otra parte, Dexter se reía de la escena mientras esperaba a Kayla, a lo lejos, y al ver que Mickey comenzaba a bailar con Jade, arrebatándosela de los brazos del chico con quien estaba besándose, estaba tan drogado que no se daba cuenta de lo que hacía, en especial porque comenzó a besar a su amiga, al principio, ella quiso separarse de sus labios, pero la lujuria, el alcohol que corr&
La sonrisa de Dexter se intensificó.—¿Pedir qué? —jugó al tonto.—¿Te pondrás el papel de difícil? —Kayla quiso bajarse del lavabo pero la embestida de Dexter se lo impidió, su erección no había desaparecido.—Contigo no —la mandíbula de Dexter se tensó, era su oportunidad, tenía que protegerla, tenía que hacerla suya.Kayla sonrió como una niñata cuando él le colocó un mechón de su cabello, y comenzó a jugar con él con movimientos bien detallados.—Sé que es demasiado pronto, pero... &ique
El ambiente que se respiraba dentro del auto de Mickey, era hostil, más que otras veces en las que compartían un espacio tan pequeño, Kayla había tenido que parar un par de veces para que Jade bajara y vomitara, sus dos amigos se encontraban en un severo estado de ebriedad, sin contar que los ronquidos de Mickey la pusieron de mal humor.Dexter iba en delantera, y siempre que ella frenaba, las llantas del carro de Dexter rechinaban haciendo un sonido estruendoso y casi tan molesto como la situación.Odiaba manejar, pese a que Owen le había enseñado hace dos años a hacerlo, aún se sentía insegura con las manos sobre el volante.—Mierda, detente —le dijo Jade poniéndose una mano sobre la boca, comenz
—Ven —le indicó Dexter, mordiendo su oreja—. Te gustará.—Pero mis amigos...Dexter no prestó atención alguna a su cuestionamiento y la llevó hasta el patio trasero, la arrinconó en la pared cubierta de enredadera, y con fuerza la lanzó sobre ella.—¡Joder, eso dolió! —Kayla quiso girarse pero Dexter se lo impidió.—Lo siento princesa, me gusta el sexo salvaje —Dexter tenía la mirada oscura, era como si hubiera sido dominado por su odio al mundo.—No tendré sexo contigo, apenas nos conocemos y...D
Entraron a la casa, todo estaba pulcro y limpio, la estancia principal estaba adornada por enormes cuadros de pinturas rústicas, jarrones con plantas exóticas y un olor a Menta inundaba el sitio.—Bienvenida, Kayla —dijo la rubia sentándose en uno de los sillones de manera desenfadada—. Ponte cómoda, enseguida llegará él.Kayla quiso lanzar su vómito verbal, pero prefirió callar y sentarse.—¡Dios, llegué a tiempo, ese hijo de puta casi te la mete! —La rubia arrugó la nariz—. Presiento que se enojará cuando se enteré lo que estuvo a punto de hacerte ese imbécil.—¿De quién hablas? &md
Dexter estaba cabreado, desorientado y el dolor insoportable que sentía en la cabeza lo martirizaba de sobremanera, había logrado escurrirse de las manos de Mickey, antes de que llegara la policía, no sin antes haberle disparado en el brazo, aunque solo fuese una herida leve, apenas un roce, después se encargaría de matarlo.Tuvo que correr por los atajos que conocía, esconderse de la policía no iba a ser un trabajo fácil, pero lo tenía todo calculado, era un experto en escapar y salir ileso de los problemas, ya era noche y nadie sabía dónde vivía.—¡Eh, Dexter! —le gritó uno de los chicos que vendían droga, y a quien acudió para comprar el alucinógeno que le ingirió en la bebida a Kayla, con la seguri