Capítulo 301
Cuando se mencionaba a Clara, Paloma ocultaba su sonrisa y decía: —La imaginación del jefe López es realmente abundante, ¿por qué no escribes una novela?

Diego dijo palabra por palabra: —Escuché que anoche comiste dos platos de arroz, dos tazones de sopa y tres platos.

—¿No se permite a los trabajadores de sobretiempo disfrutar de una buena comida?

—Antes de eso, vivías sin rumbo fijo todos los días, apenas comías un poco, pero ayer incluso compraste un vestido nuevo.

Paloma quería argumentar, pero vio la mirada penetrante de Diego, como si hubiera descubierto todo.

—Háblame, ¿dónde has visto a Clara?

El tono no era de mera curiosidad, sino de certeza.

Paloma se levantó de la mesa, enfurecida. —¿Estás loco? ¿Cómo puedes recordar con tanto detalle lo que como todos los días? ¿Por qué no anotas cuándo tengo mi período o cuando estoy estreñida?

Diego suspiró, sorprendiendo a Paloma. ¡Este hombre estaba suspirando!

—Paloma, tú sabes todo sobre Clara y yo. Su secuestro no es lo que yo esper
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