De acuerdo... me tiemblan las piernas. Gabriel abre la puerta de la casa donde viven los padres de Gael y la que supongo que es la casa donde se reúnen todos para las fiestas y ocasiones especiales. Estoy tan nerviosa que apenas me percato de que mi novio me ha tomado de la mano y la aprieta fuerte. –Todo estará bien. — Me dice al oído y debo mirarle para sonreírle. «¿Cómo es que consigue que siempre me sienta tan bien? Incluso en momentos como este me da seguridad.»—Adelante— dice Gabriel y no queda más que seguir con esto. El salón está vacío, pero las risas que parecen venir del jardín nos dejan saber que todos están allí. Sin soltarme de la mano Gael guía el camino mientras que yo me pierdo en cada hermoso detalle decorativo de esta casa bastante moderna. Mi novio me había comentado que su hermana era diseñadora de interiores y que su padre era arquitecto, aunque bueno, esto también es información bastante pública dado que lo ha dicho en algunas notas que dio a la prensa. Abre
Su piso esta tal cual lo recuerdo cuando lo traje aquí algo ebrio aquella noche de julio. Han pasado cinco meses desde aquel momento, y entre nosotros las cosas han cambiado demasiado. Ahora soy su novia, acabo de conocer a su familia, mi padre ya lo conoce, y con todo esto; la relación parece ser bastante formal. Admito que no esperaba esto de nosotros. En realidad, en nuestro segundo encuentro solo queríamos pasarla bien y olvidarnos de todo. Es increíble cómo las cosas se fueron dando y el verle ahora aquí abriendo esa botella de Moscato para que brindemos, me hace sonreír.Lo sirve en las dos copas que ha colocado sobre la encimera, y luego camina hacia mí, observándome de pies a cabeza. Es impresionante el poder que tiene en su mirada. Me hipnotiza, me hace sentir especial, y siempre consigue ponerme nerviosa.Ya cuando está frente a mí, me entrega una de las copas y sonríe –Por nuestras primeras fiestas juntos. — Propone y sonrió. —Porque tu familia no me ha rechazado. — Bromeo
Al día siguiente: 24 de diciembreMe cuesta mucho abrir mis ojos, pero es inevitable cuando comienza a caminar mi espalda con la yema de sus dedos. Creo que está haciéndolo con su dedo índice y el del medio... —¿Qué haces?— Pregunto intentando no reír.Es él quien ríe. –Buenos días, amor— Me dice y sus dedos dejan de caminar en mi espalda. Uno de sus brazos me rodea y apoya su barbilla sobre mí haciéndome sentir su barba. –Recorría tus lunares, tienes muchos.— Comenta haciéndome sonreír.—No más que tú.— Le dejo saber. Quiero verlo a los ojos... Me volteo y al hacerlo rodeo su cuerpo con mis brazos para luego enredar una de mis piernas en él. –No sé, si te lo he dicho antes, pero te ves muy guapo recién levantado. Me gusta mucho tu cabello, así todo desordenado.— Explico y pone una de esas muecas que solo en él se ven sexy.—Tú te ves aún más guapa; definitivamente soy un tipo con suerte.— Dice una vez más tal como ha dicho anoche. –Estaba pensando en invitarte a pasar esta mañana en
Tal vez eran mis prejuicios los que me hacían pensar que una noche buena junto a Gael y su familia sería todo menos normal, claramente me he equivocado. Después de nuestro hermoso día juntos en aquella playa y conociendo algunos otros sitios de Benalmádena, nos hemos ido a cambiar y aquí estoy ahora sentada en el salón de la casa de sus padres con una copa de vino en mi mano y escuchando cómo conversan de tantos temas comunes para el resto. Tecnología, trabajo, política, en fin... La conversación va de un punto al otro y yo solo me quedo escuchándolos, me recuerdan mucho a cuando estaba con mis padres sentados en la mesa cenando.Miro la hora en mi móvil y aun en Miami es temprano. Necesito hablar con ellos un instante y decirles felices fiestas, aunque sea...—Si me disculpan un momento, llamaré a mis padres. — Digo tímidamente y me pongo de pie. La sonrisa de la madre de Gael me deja saber que no hay problema alguno y con este gesto hago mi camino hacia el jardín para no molestar a
El ruido del cristal de las copas uniéndose en un brindis, y los sobrinos de Gael desesperados por poder abrir sus regalos. Así es como decimos feliz navidad. Aún me cuesta asumir la normalidad que se vive en su familia, su madre tomando la iniciativa para repartir los regalos, y Gael sentado a mi lado en el sofá esperando pacientemente. Su mano está entrelazada con la mía y sus dedos juegan de manera provocativa causando que su hermana nos mire con una amplia sonrisa. –Se ven demasiado bien juntos.— Comenta y le sonrió. —¿A que si?— Pregunta él y deja un tierno beso en mi mano, mientras que su madre nos entrega algunos regalos que llevan nuestros nombres.Lo observo detenidamente y no puedo evitar sentir toda esta revolución por dentro al saber que está por abrir mi regalo; solo espero que le guste, es demasiado difícil regalarle algo a quien tiene todo. Me mira de manera cómplice y encojo mis hombros –ábrelo. — Propongo y sonríe. —A ver...— Pronuncia provocando un toque de mister
Madrugada de 25 de diciembreÉl abre la puerta de su piso mientras me besa apasionadamente y rodea mi cintura con uno de sus brazos, yo sostengo la bolsa con los regalos con una de mis manos y mi otro brazo rodea su cuello. Hemos bebido unas cuantas copas de champán y creo que estamos un poco más animados de lo usual porque no podemos parar de reír entre un beso y el otro. Entramos al piso y prácticamente dejo caer la bolsa sobre el suelo, mientras que con la ayuda de mi pierna cierro la puerta. –Te amo.— Me dice sobre mis labios y sonrió.—Yo más a ti, quiero que abras tu otro regalo, pero estar contigo besándome así me cuesta mucho.— Confieso y muerde mis labios. —Dime que es...— Me pide enredando sus dedos en mi cabello. Sonrió de lado y luego muerdo mis labios –Algo para que nos divirtamos los dos en la cama...— Confieso y su sonrisa maliciosa se hace presente en todo su esplendor. —Vaya, creo que puedo aguantar un poquito más... lo abriré ya.— Dice como niño pequeño y río.
Siento sus labios besando mi espalda y es imposible seguir durmiendo. –Mmm... buenos días. — Digo aún algo dormida y él ríe bajito.—Pues serán buenas tardes, porque ya son las doce y media del mediodía. — Me comenta y debo voltearme de costado para verlo al rostro.—¡¿Qué?!— Exclamo y Gael ríe. —Como lo oyes guapa, nos hemos quedado dormidos, pero con la noche de anoche no podía ser para menos. — Explica.No entiendo cómo puede estar tan calmado...—Se supone que iríamos a almorzar con tu familia. — Explico mientras me siento en la cama y me cubro con la sábana. Él se sienta también y sigue riéndose — Ya he llamado a mi madre y le he dicho que mejor iríamos a cenar...— Dice haciéndose el inocente y muero de vergüenza.—Es que, ¡ay no! Me imagino a tu madre imaginándose todo lo que hemos hecho y porque nos hemos quedado dormidos... ¡Qué vergüenza! — Exclamo y llevo mis manos a mi rostro para cubrirme y solo le puedo escuchar riéndose. —Cariño, no seas exagerada, le he dicho que el
Me da un último beso antes de entrar a casa de su familia para que cenemos todos juntos, y sonrió sobre sus labios. —Me haces sentir como una princesa. — Le confieso a pesar de lo cursi que suena esto.Ríe levemente, y me pega más a su cuerpo –Una princesa cuando estamos en público y...—Dice dejando la frase en el aire y rio.Me acerco a su oído –Y una fiera cuando estamos solos, espero que no te moleste mi bipolaridad. — Bromeo.Se aleja tan solo un poco para verme a la cara y entrecierra sus ojos mientras contiene su risa –Para nada, es que me encanta. — Confiesa y ahora soy yo quien le besa.—Abre ya.— Le pido y es casi una súplica para no arrepentirnos de haber venido.—Ya— Habla bajito.Muero cuando sonríe de lado y pone esa cara de niño travieso. Es difícil de explicar, pero me corta la respiración.Gael finalmente termina de abrir la puerta, y al entrar a la casa lo primero que encontramos es a sus sobrinos jugando con todos los juguetes que han recibido anoche. Se les ve muy f