26 de diciembre La luz del sol se cuela por la ventana, pero eso no es exactamente lo que hace que abra mis ojos. Son los dedos de mi novio dibujando en mi espalda lo que ha hecho que despertara. Sonrió al sentir tal sensación —¿Qué haces guapo?— Le pregunto y allí está su leve risa. Es increíble poder despertar con ese sonido. —Me gustan mucho estos tres lunares que tienes en tu espalda. — Comenta y ahora me doy cuenta de que es un triángulo lo que está dibujando. —Mmmm, creí que aún dormirías, ¿Qué hora es? — Pregunto confundida. —Las once. Me doy vuelta de inmediato y le miro algo asustada —¡¿Qué?! ¡¿Ya son las once?!— Pregunto alarmada y ríe. —Sí, pero no te preocupes. Nuestro pasaje de regreso a Madrid es por la noche.— Me aclara y respiro un poco más aliviada. —Ya— Digo y me acerco más a él para darle un beso. –Buenos días— Digo finalmente y sonríe. —Buenos días. — Replica y me mira fijamente. No dice nada, solo tiene esa mirada hermosa color café clavada en mis ojos
Dos días después: 29 de diciembreDebo admitir que la he pasado increíble junto con la familia de Gael. He aprendido mucho de él y de porque siempre dice que su familia es ese cable a tierra que tanto hace falta en su mundo.Lo observo saludando a algunas personas que lo han reconocido y saludado en el aeropuerto, y mientras que él va un poco más atrás, yo aprovecho para terminar de enviarles las instrucciones necesarias por correo electrónico a Joel, Sara, y Ana; necesito que la empresa siga funcionando durante mi ausencia. Me pone muy nerviosa que Max pueda presentarse cuando no esté, pero conociendo que su asunto ya es personal conmigo; dudo que vaya si yo no estoy.—Guapa, ya he terminado, ¿vamos? — Me interrumpe Gael, y levanto mi mirada para verlo a los ojos.—Sí, ya han dado las instrucciones de que podemos abordar. — Le explico y siguiendo nuestra pantomima de que esto es un viaje de negocios, subimos al avión.Viajar con Gael puede tener sus ventajas. Estamos en clase ejecuti
Al día siguiente: 30 de diciembreAeropuerto internacional de Miami, mucha gente, y mis nervios a flor de piel. Supongo que él es quien está nervioso ahora. Caminamos con nuestras maletas entre la gente y es el ver a mis padres a lo lejos lo que me hace sonreír y sentir que mi corazón se saldrá de mi pecho. —Allí están.— Le digo a él y me sonríe.—No les hagamos esperar.— Comenta y rápidamente caminamos hacia ellos.Mi madre es la primera en abrazarme —¡Mi niña, como te he extrañado!— Habla y apenas puedo respirar de lo tan fuerte que me abraza.—Yo a ti madre, pero no me aprietes tanto que me ahogo. — Consigo decir y me suelta. —Pa, a ti también te he extrañado.— Le digo mirándolo y sonríe.—Y yo a ti hija...— Admite y tal como lo ha hecho mi madre, él me abraza fuerte, pero no le debo decir cuándo soltarme, ya que él solo lo hace.Vuelvo a acercarme a Gael y le miro con orgullo —Bueno, y él es... mi novio Gael.— Lo presento y siento que me ha costado mucho decir esa palabra. —Cariño
Mi madre definitivamente no se ha guardado nada para conseguir impresionar a quien ella dice que ya es su yerno definitivo. Ha decorado la casa tal como si viniese un político, rey, o quien sabe que otro tipo de persona de alta jerarquía a visitarla. El almuerzo y la cena que ha preparado ha sido como si hubiese invitado a diez personas mínimo, y ni hablar de lo mucho que ha conversado con Gael. Puedo imaginarme que él ya se ha saturado de ella y no le culparía.Al fin calma. Cierro la puerta de la que solía ser mi habitación cuando venía, pero que ahora se ha transformado en algo parecido a una habitación de hotel y me apoyo sobre la puerta por un instante.Le observo caminar por la habitación y mirar cada detalle que hay aquí y sonríe al ver una foto mía enmarcada sobre la mesita de noche. —¿Cuántos años tenías aquí?— Me pregunta mientras toma el portarretrato.Camino hacia él y observo la foto por encima de su hombro. —Mmmm... como 17 estaba en mi último año de high school.— Explic
Al día siguiente: 31 de diciembreOlvidaba lo hermoso que era amanecer, una mañana de diciembre en Miami, lo mucho que me gustaba poder salir al balcón y saber que no moriría de frío a pesar de que es pleno invierno. Observó la increíble vista que hay desde aquí y las memorias de cuando me quedaba leyendo por horas aquí afuera vienen a mi mente.Me apoyo sobre la baranda y dejó que el viento sople en mi cara. La tela de mi corto albornoz se mueve y debo amarrarla un poco mejor. –Me gustaba lo que estaba viendo. — Me sorprende su voz y al darme la vuelta, le veo saliendo de la habitación.Río ante su comentario y lo miro de pies a cabeza. Que guapo que se ve en bóxer... agradezco que no tengamos vecinos pegados a nuestra casa porque de seguro sería un espectáculo. —¿Cómo has amanecido?— Le pregunto cuando sus brazos comienzan a rodearme desde atrás.Amo cuando pega su cuerpo al mío de la manera que lo hace ahora. Amo que bese mi cuello y me haga cosquillas con su barba. –He amanecido m
Gael parece llevarse muy bien con su suegro, conversan, hacen bromas, y hasta han intercambiado nombres de libros. Yo ayudo a mi madre a llevar todas las cosas para la cena de fin de año a la terraza de la casa, y estoy intentando encontrar el momento adecuado para decirle que Gael y yo viviremos juntos.Sé que él quiere que vivamos en su piso, pero honestamente a mí me parece mucho más conveniente que nos mudemos a mi casa; es más amplia y me queda mucho más cerca de mi oficina. Supongo que es algo que tendremos que discutir cuando regresemos a España.—Hija, ¿todo en orden? — Pregunta mi madre irrumpiendo mis pensamientos mientras colocaba las copas sobre la mesa.La miro y asiento –Si, solo estaba pensando. — Me explico y continuo con mi tarea.—Ese chico te quiere mucho.— Dice de la nada y sonrió.—¿Ese chico? Creí que siempre te referirás a él como el gran Gael Martí Enriquez. — Bromeo y ambas reímos.—Debo ser neutral, tú eres mi hija y él tu novio, aunque le adoro. — Admite hac
Madrugada del 1 de eneroMiami, FloridaSi algún día me hubiesen dicho que estaría caminando por la playa con Gael, no lo hubiese creído y probablemente me le hubiera reído en la cara a quien se atreviera a haberme dicho tal locura. A pesar de mi incredulidad, de que esto aún me parece una broma, y que por momentos sigo esperando despertar; aquí me tiene tomada de la mano mientras mira una y otra vez a su alrededor.—Guapo, que son las tres de la mañana, créeme que no hay nadie, y si lo hubiese; probablemente estaría borracho, por tanto que ha tomado a causa de fin de año. — Le digo entre risas, ya que su paranoia me hace reír.—Lo sé, es que esta libertad es un tanto extraña para mí,¿crees que tus padres se han molestado por habernos escapado después del brindis?— Me pregunta con muchas dudas y niego.—¿Cómo crees? Te has metido a mis padres en el bolsillo; además, creen que estamos en una de las discotecas más exclusivas de South Beach celebrando juntos.— Digo pícaramente y ríe.Él
Hemos llegado a casa de mis padres en silencio. Atravesamos el salón como dos ladrones, subimos la escalera como si tuviese alarma contra robo, y así entramos a mi cuarto; de manera cómplice y riéndonos de nosotros mismos.Cierro la puerta, y él me sujeta por la cintura atrayendo mi cuerpo al suyo –Mi suegra dejaría de quererme si ve que su hija ha llegado con su cabello mojado y todo su vestido lleno de arena. Se daría cuenta de lo que hemos hecho. — Me dice bajito y muerde mi lóbulo.—Lamento decirte esto, pero evidentemente saben qué hacemos cuando estamos solos. — Le informo y juego con su cabello.Sigue besándome, pero ahora es mi cuello quien es víctima de sus labios –Por eso han creído que estabas embarazada...— Me susurra y río.—Aha...— No puedo hablar con él volviéndome loca con su boca.—¿Tienes idea de lo que yo te amo?— Me pregunta moviendo mi cabello a un lado. –Me haces demasiado feliz Serena.— Continúa y sus manos ya mueven el tirante de mi vestido a un lado. —Sabes a