Lucas no pudo pasar por alto que Sarah no había deseado cargar a la pequeña ni una sola vez en los dos días que tenia de nacida. Eso sin duda le angustiaba; aun cuando los médicos le aseguraron que era algo normal en algunas mujeres, que se debía a todo lo vivido durante el parto, por lo cual decidió no insistir.
El médico le informo que podían irse cuando así lo quisieran, que ambas se encontraban muy bien; así que decidió ir a la habitación de Sarah para decírselo. Sabía que estaba más que harta de encontrarse ahí y deseaba alegrarla un poco con la noticia, incluso le había pedido a una de las enfermeras que le permitiera llevarle a la bebé. Esperaba que la buena nueva le pusiera de mejor humor, como para que al fin aceptara tomarla en sus brazos.Margaret había acudido al hospital para realizarse una revisión con su doctor. Marco
Lucas se acercaba a la habitación de Sarah, se encontraba a punto de abrir la puerta; cuando escucho algo que llamo a su atención y es que Sarah se encontraba acompañada de alguien. Se trataba de una persona cuya voz reconocería donde fuera, se trataba de Thomas, no tenía la menor duda de eso.La verdad es que no alcanzaba a entender que era lo que este hacía ahí, lo cual le altero terriblemente y es que sin duda no podía deberse a nada bueno. Sin embargo, se detuvo para no entrar y atacarle, pues recordó que no estaba solo, que sostenía a su recién nacida en sus brazos.Se encontraba agradecido de que hubiese sido de ese modo, porque eso le ayudo a escuchar algo que sin duda no se esperaba en lo absoluto.—Dime qué demonios significa esto —le exigió con firmeza.—No sé de lo que habla, ya se lo dije —se defendió, sin dejars
Un par de horas después, Sarah se encontraba lista para salir del hospital. Lucas mantuvo el control usando hasta el último ápice de su fuerza de voluntad y la ayudo a levantarse de la cama, tomándola por el brazo para acompañarla hacia la salida. Les había pedido a sus padres que estuvieran ahí en ese momento, afirmando que necesitaba ayuda, que se sentía nervioso. En cambio, la verdad es que eran otros sus planes.—¿Podrían llevarse a la niña con ustedes mamá? —le cuestiono de forma sorpresiva.—¿De que hablas? —intento entender lo que pasaba.—En el bolso esta su fórmula, llévenla a la casa del abuelo por un par de horas. Pasare a buscarla más tarde —le pidió, consciente de que no había nadie mejor que ellos para cuidarla.—¿Que sucede Lucas? —intento entender Gabriel.&m
Sarah se le quedo viendo fijamente durante un momento con expresión dolida; más pronto esta cambio, tornándose molesta.—Nos escuchaste —dio por hecho y es que no habría podido saberlo de otro modo, no cuando había sido especialmente cuidadosa.—Si —reconoció.—Ese maldito —no pudo evitar decir en voz alta; mientras caminaba un poco, alejándose.—No puedes culparme por esto. Es verdad que te engañe, pero tú lo hiciste también; incluso te casaste con otra y me dejaste atrás. No podrías culparme por buscar alguien más —se defendió.—Te equivocas, yo jamás te engañe; pero no tratare de justificarme, porque eso no tendría sentido ahora. La verdad es que en estos momentos me importa muy poco que me fueras infiel, lo que me enfurece es el hecho de que trataras de engañarme, q
Margaret había tomado la determinación de que el divorcio no podía afectarle, que no seria bueno para su hijo que se alterase. Había decidido dejar todo eso en el pasado, por su bien y el de su hijo.Se encontraba lavando los platos después de disfrutar de la cena, cuando de pronto se le acerco Lisa.—Deja eso, ya me encargo yo después —le pidió.—Descuida, de hecho, ya casi termino —se negó tratando de continuar con lo que hacía.—Por favor, la verdad es que necesitamos hablar contigo —admitió.—Claro, pero dime ¿pasa algo? Los he notado un tanto extraños durante la cena —deseo saber y es que los había sentido incluso nerviosos.Lisa, en cambio, no respondió nada; sino que tan solo la guio hacia el comedor donde les esperaba Marcos.—Siéntate —le pido este igualmente serio.
—Según la información que pude recabar; a mediados de los 70s Thomas y Clara, su esposa, fundaron su empresa junto a un par de inversionistas menores. Ambos tenían una gran participación en las acciones, el 70% para ser más exacta. A su muerte ella le dejo sus acciones a Oscar, tu padre; quien luego compro otros 20% de acciones a través de prestanombres. Fue ahí donde encontré lo primero que llamo a mi atención y es que me resulto curioso que intentara ocultar la compra —comenzó a explicarle, haciendo que Margaret le prestara toda su atención.—Veras, Thomas vendió ese mismo porcentaje de acciones y compro gran parte de la participación en la empresa de Nicolas, el abuelo materno de Lucas. Oscar de ese modo se convirtió en secreto, en el accionista mayoritario —revelo.—¿Porque aria algo así? No lo entiendo —deseo entender y es
Dos semanas después…Thomas era consciente de que su plan había fallado de forma miserable, lo cual le enfurecía hasta el fondo del alma. Por fortuna, siempre había sido un hombre que prefería tener planes de contingencia, ases bajo la manga; todo lo necesario para resultar vencedor. Lo cierto es que planeaba echar a andar el plan b cuanto antes, para así obtener lo que deseaba.Lucas se encontraba en una reunión con los directivos de su empresa, discutían desde hacía un par de hora sobre una nueva estrategia para la compañía; lo cual era más que cansado y tedioso. Su humor era más que terrible y no solo debido a las dificultades que aun enfrentaba en el trabajo, sino que aún no se recuperaba después de lo ocurrido con Sarah. Era de ese modo, en especial cuando su hija aun continuaba viviendo en casa de sus padres.Ambos cuidaban de ella, de hecho, estaban m
Lucas no tenía la menor idea de que pensar al respecto y es que tal revelación solo conseguía ponerle aún más confundido.—Eso no tiene ningún sentido, pues si eso era lo que deseaba. Jamás hubiera permitido que nos separáramos; en cambio, lo acepto. Dígame la verdad de una buena vez —exigió con firmeza.—¿Que trato tenía con Sarah?, ¿por qué le interesaría que la niña que dio a luz no fuera mi hija? —deseo poder entenderlo.—Cuando supe del embarazo de Sarah; me di cuenta de que no necesitaba más a Margaret, que ya tenía justo lo que deseaba —admitió.—No lo entiendo —reconoció.—Un hijo de una o de la otra, para mí era igual —acepto abiertamente.—Eso no tiene ningún sentido, pues si deseaba un descendiente este solo podía
No tenía la menor idea de cómo es que había logrado llegar con bien a casa de sus padres y es que su mente se encontraba en otro sitio, sus emociones al límite.Apenas arribo a la mansión, se encontró con su madre. En el rostro de ella, se encontraba dibujada la expresión alegre que siempre solía tener y temía que eso estuviera a punto de cambiar.—Hola, querido —le saludo con una sonrisa.—Acabo de darle un baño a Katherine, ahora duerme profundamente. Tu padre se encuentra con ella, está totalmente encantado; creo que no lo había visto tan feliz desde que naciste —le conto con placer, mientras comenzaba a caminar frente a él en dirección a las escaleras.—¿Él sabe que no soy su hijo? —le cuestiono sin más, sin rodeo alguno.En ese momento, la gran sonrisa que se dibujaba en el rostro de Samantha de