Lucas sentía como le hervía la sangre, su mente era un verdadero caos y es que el solo recuerdo de Margaret le destruía. No tenía idea de cómo es que se había dejado engañar por ella, de cómo es que había caído en su trampa; pues estaba perfectamente consciente de que había sido una actuación desde el momento exacto en que se conocieron.
No podía permanecer ni un solo instante más en aquella oficina, se sentía una clase de león enjaulado con aquellas paredes cerrándose justo sobre él. Decidió pues regresar a su apartamento y es que, aunque el rostro de Margaret era el que menos deseaba ver en el mundo, sentía que aún había mucho de debía decirle. Al arribar se encontró con el lugar en medio de la obscuridad y en completo silencio. No le llevo más de algunos minutos darse cuentaSamantha apenas podía creer el escucharlo decir eso, en especial cuando sabia tan bien como ella de lo que Thomas era capaz. —Pero, hijo… —intento hacerle ver lo terrible que era eso. —Es la verdad —aseguro enseguida con firmeza. —¿Dónde está ella?, tengo que hablarle —se apresuró a cuestionarle. —No está aquí —respondió con simpleza. —¿Entonces en dónde? —deseo saber y es que le era en verdad importante que hablaran. —No tengo la menor idea, supongo que habrá regresado a casa de Thomas —contesto con desgana. —¡No puedes permitirlo! —exclamo, angustiada por lo que eso podría significar. —La decisión es de ella; puede regresar a esa casa o marcharse muy lejos, no me importa. Nuestro matrimonio ha terminado, es más, me disponía a ir a ver al abogado en este mismo momento. Quiero terminar con esto lo antes posible —les revelo. —No puedes hacer eso Lucas —deseo convencerlo. —¿Por qué no? —indago, confuso por su actitud. —Porque estarías cometiendo el error más grande de tu vid
Margaret entonces fijo la vista en la tumba que se encontraba ante ella. Se trataba de una pequeña lapida de concreto, únicamente con el nombre de su madre y la fecha de su muerte; nada más que eso. Se veía descuidada, la hierba casi la cubría por completo y no había ni una sola flor. Había sido olvidada por dos décadas y se sentía inevitablemente culpable por eso, por no buscarla antes. Thomas la había engañado durante toda su vida; solo que jamás se esperó que fuera capaz de algo como esto, de hacerle creer que su madre le había abandonado. Cuando la verdad es que murió al lado de su padre. No tenía idea qué clase de persona era él, como para planear algo semejante y eso era mucho teniendo en cuenta todo el dolor que ya le había causado. —Tienes razón, debo admitirlo. No obstante, no puedo permitir que Thomas me vuelva a encontrar —afirmo, convencida de que estaría perdida si sucedía. —Descuida, yo te ayudare a lograrlo —le aseguro, sujetando su mano para tratar de reconfortarla a
—¿Estas segura de que deseas hacer esto ahora? —le cuestiono Marco al detener su auto justo enfrente del edificio donde se encontraba el apartamento de Lucas. —No deseo hacerlo —admitió abiertamente. —Aun así, debo reconocer que tenías razón, Lucas necesita saber de mi embarazo y mientras antes lo haga será mejor para mí, deseo terminar con esto lo antes posible —reconoció. —Siendo así, te estaré esperando aquí —le dijo, guardando para si mismo el hecho de que se encontraba angustiado por ella y es que le preocupaba la reacción de Lucas. Margaret bajo del auto con lentitud, tomando el ascensor para llegar al piso indicado. El trayecto se le torno eterno y es que le aterraba la reacción que Lucas pudiera tener ante la noticia, en especial cuando era consciente de la opinión que tenia de ella. No obstante, al menos le debía eso a su hijo y es que esa era la única razón por la cual se encontraba ahí. Se vio en la necesidad de recordárselo constantemente mientras se acerc
Marco se encontraba al teléfono, cuando de pronto la puerta del copiloto se abrió apareciendo por esta Margaret. —Te llamo luego —le dijo a aquel con quien hablaba, colgando la llamada enseguida.Al voltear a verla se dio cuenta de las lágrimas que corrían por su rostro, parecía encontrarse desconsolada y eso le asustaba. —¿Qué fue lo que paso? —le cuestiono en verdad angustiado por ella. —Solo sácame de aquí, te lo suplico —le dijo apenas pudiendo formular palabra y es que sentía como si tuviera un gran nudo en la garganta. —¿El imbécil de tu marido te ha hecho algo? —indago casi seguro de que había sido así. —Porque si es así le partiré la cara —afirmo, disponiéndose a salir del auto. —No, espera —le detuvo de inmediato. —¿Qué fue lo que te paso? —le pregunto muy preocupado por ella. —Nada —respondió, intentando parecer segura al respecto. —No estarías en este estado por nada, por favor dime lo que pasa —deseo poder convencerla. —Pasa que me di cuenta de que jamás s
Margaret fue testigo de la hermosa familia que tenía Marco, de cuanto es que amaba a su esposa y lo felices que eran al lado de sus hijos. Se sentía genuinamente feliz por él; aun así, no pudo evitar que en el fondo le doliera y es que esa era la clase de vida que alguna vez creyó tendría con Lucas.Un par de horas después; se encontraba sola en la habitación los gemelos, la cual amablemente le habían prestado. Lo cierto es que se sentía demasiado cansada como para negarse, aunque no por eso pudo evitar sentirse mal por ser una molestia para su familia.Se encontraba a solas en medio de la obscuridad de la noche, cuando comenzó a llorar en silencio. Se sentía tan triste, desesperaba y era tanto el dolor que sentía que no tardo en volverse algo físico. Le dolía el corazón, sentía un nudo en el estómago y hasta le costaba respirar; le costaba po
Unos días después…Lucas sentía que se volvía loco, no había tenido noticias de Margaret y eso le tenía desesperado. Al fin tenía la demanda de divorcio en sus manos, pero no tenía la menor idea de a donde enviarla. En un principio había dado por hecho que regreso a casa de Thomas, después de todo no tenía ningún otro sitio al cual ir.Sin embargo, conforme pasaba el tiempo y ella no aparecía sabia que no estaba con él; después de todo conocía a Thomas y estaba seguro de que este le aria regresar. Hizo de todo para obligarlos a contraer matrimonio y sin duda no consentiría que este terminara.Mientras más pensaba al respecto, más temía donde se encontraba y es que la idea de que se hubiera marchado con su amante no dejaba de rondarle por la cabeza con cada vez más fuerza.La verdad es que habí
Mes y medio después...Margaret continuaba viviendo en casa de Marco y su familia. En un inicio había tenido la determinación de marcharse lo antes posible, pero no podía hacerlo, no tenía ningún sitio al cual ir; además de que había llegado a sentirse en familia entre ellos. Se sentía protegida y eso sin duda le reconfortaba en medio de los difíciles momentos que atravesaba; más debía reconocer que le hacía sentir temerosa.Sabía muy bien lo que pasaba cada vez que llegaba a sentirse feliz, a estar dichosa y en esos momentos le asustaba más que nada. Se había encariñado terriblemente con los gemelos; los cuales eran un par tan lleno de energía que algunas veces era difícil seguirles el paso. Lo cierto, es que eso era lo mejor para ella y es que le ayudaba a no tener siquiera la oportunidad de pensar. Entre llevarlos a la escuela, sus o
Margaret no tenía la menor idea de a lo que se refería, lo que pudo ponerla en ese estado. Sin embargo, apenas tomo el periódico se encontró con la explicación y es que en este se leía un anuncio de lo más inesperado.—¿Que significa esto? —trato de entender y es que no le encontraba el sentido.—Tu esposo entablo una demanda de divorcio en tu contra, pero como no ha logrado encontrarte; bueno pues esta es una forma de hacértelo saber. No es muy común, pero se usa en casos en que no se conoce el paradero de uno de los conyugues. Entonces se realiza una publicación como esta —le explico usando sus conocimientos como abogada.—¿Qué sucederá ahora? —deseo tener las cosas al menos un poco más claras.—Tienes dos opciones. Te puedes dar por enterada y acudir al juzgado, donde serás parte del proceso de divorcio