Margaret llevaba un mes con los nervios a flor de piel, esperando con impaciencia a que el detective le llamara con buenas noticias. Ansiaba escuchar que la había encontrado, que al fin podría ir al lado de su madre; eran tantos sus deseos, que cuando su teléfono comenzó a sonar fue todo en lo que pudo pensar.
Se encontraba tan ilusionada por escuchar la voz del detective diciendo aquellas palabras, que cuando fue la voz de Lucas la que oyó en su lugar, no pudo evitar decepcionarse. —Margaret... ¿Margaret eres tú? —le cuestionó al no escuchar nada de su lado de la línea.—Sí, soy yo, ¿qué sucede? —respondió apenas pudo controlar su gran desilusión. —Prepárate para esta noche y usa algo lindo —pidió para su sorpresa.—¿De qué hablas? —trato de comprender lo que queríaLlevaba algún rato moviéndose por el salón sin parar, lo cual le tenía exhausto; así que apenas tuvo oportunidad decidió alejarse un poco del bullicio de la multitud y tomar una copa. No tenía idea de dónde estaba Margaret, era algo tarde y aun no aparecía; lo cual le hizo pensar que no lo haría, que le dejaría plantado y eso le molestaba.Pensaba al respecto, cuando de pronto sintió como alguien colocaba una mano sobre su hombro. Esta era pequeña y su agarre suave, lo cual le hizo pensar de forma instintiva en ella; así que volteó con una sonrisa en sus labios, esperando encontrarla. Por desgracia, no fue a ella a quien vio; sino a Sarah, lo cual era lo último que habría esperado.Al verla detenidamente noto el hermoso y un tanto revelador vestido rojo que usaba, mismo que era muy de su estilo. Este era strapless con un escote en el centro de
Aun cuando a Sarah aquella mujer le parecía de lo más simple y poco atractiva, no pudo evitar sentirse molesta por verla del brazo de Lucas. No es que se sintiese celosa de ella, porque jamás se rebajaría a un sentimiento como ese por una mujer así; sino que más bien se sentía molesta y decepcionada.Apenas noto que sus manos temblaban de furia, no pudo soportar la sola idea de que alguien la viese en ese estado; por lo cual terminó optando por alejarse.Sin embargo, mientras se deslizaba por entre los grupos que charlaban cerca de la pista, una conversación en particular llamó su atención.—¿Ella es la esposa de Lucas Pierce? —preguntó una mujer alta y de cabello rubio, la cual la observaba de forma crítica.—¿Se caso el nieto de Nicolas? —cuestionó una segunda, la cual tenía una cálida piel
Lucas había colocado una de sus manos en la parte baja de la espalda de Margaret, mientras caminaban uno al lado del otro. Aquel parecía ser un gesto aparentemente simple, pero que para ambos significaba mucho y es que demostraba la familiaridad y confianza que se tenían.Caminaban tranquilamente, cuando de pronto Lucas escucho como le llamaban.—Lucas... —escuchó su nombre a lo lejos.Al voltear a la dirección de donde provenía aquella voz, se dio cuenta de que se trataba de John, el dueño de la casa y su anfitrión aquella noche. Era un viejo amigo suyo, así que comenzó a acercársele sin demora, guiando a Margaret de forma sutil.—John —lo saludo con una sonrisa.—Qué gusto tenerte aquí Lucas —respondió, encantado de verle.—El placer es todo mío, sabes que jamás me perdería una de las fi
Sarah tomo su lugar justo cuando comenzaba la nueva canción, colocando sus manos en los hombros de Lucas para mantenerlo muy cerca.—Sarah, por favor; no hagas esto —pidió encarecidamente y es que sabía lo peligroso que era aquello.—Cálmate. Tu esposa incluso lo ha permitido; además no aremos nada malo, solo bailaremos —afirmó, mientras comenzaban a moverse por la pista.—Sabes muy bien a lo que me refiero. Por favor; solo déjalo, que la gente hablara —le recordó, volteando a ver a su alrededor.—Ten por seguro que hablaran aún más si te marchas, así que solo baila una pieza conmigo y luego te podrás ir. Al menos me debes eso, ¿no es así? —le recordó.—Está bien, tienes razón —reconoció; aunque tratando de mantener cierta distancia, lo cual no estaba resultando del todo senc
Sin otra opción comenzó a caminar tras Thomas, quien le guio lejos de la pista de baile. Abandonaron el salón por una de las puertas a los costados, entrando en una clase de despacho. Margaret decidió no pronunciar palabra alguna hasta que la puerta se encontró cerrada, aislándolos del resto de los invitados. —Pensé que no le gustaban estas... —decidió llenar el silencio existente y es que verlo tan callado solo le ponía más asustada. Sin embargo, pronto se detuvo y es que vio como Thomas comenzaba a acercársele con deliberada lentitud, observándola fijamente mientras se movía a su alrededor. —¿Qué sucede? —deseo entender aquella actitud de lo más extraña. —Debo reconocer que luces mejor que la última vez que te vi, más mujer —comento de tal forma que Margaret no pudo evitar sentir un fuerte escalofrió. —Yo... —deseo poder decir cualquier cosa, alejarse de él y es que aquella actitud le hacía sentir muy incómoda. —Por desgracia, veo que no es suficiente para tentar a Lucas —ad
En el pasado, Lucas solía perder incluso la noción del tiempo cuando se trataba de Sarah; pues su sola presencia era capaz de llenar su mundo entero. Era cierto que aun sentía un cierto cariño por ella; pero no se sentía ni mínimamente tentado o hechizado por su cercanía. La verdad es que el tiempo que duro la pieza se le torno eterno para regresar al lado de Margaret. Seméjate descubrimiento era algo que le había sorprendido tanto que apenas podía creerlo y es que en solo unas cuantas semanas la adoración y pasión que sentía por Sarah se había extinguido por completo. Lo hizo para ser remplazada por un sentimiento mucho más poderoso, uno que no lograba definir con palabras y el cual iba dirigido a una mujer por la que jamás creyó posible sentir más que desprecio. Apenas la pieza termino; dirigió la vista hacia la orilla de la pista, justo hasta el lugar donde había visto a Margaret por última vez. Sin embargo, ella no se encontraba más ahí, había desaparecido y no tenía la menor i
Lucas se disponía a golpear una vez más a Thomas en el rostro, cuando de forma sorpresiva sintió como alguien le detenía el brazo. Se trato de un toque ligero, pero que fue suficiente para sacarlo del frenesí en que se encontraba. Detuvo su mano justo a la mitad del camino, volteando a ver a quien le sujetaba; encontrándose con Margaret. —Déjalo —le pidió con lágrimas en los ojos. —¿En verdad me estas pidiendo esto? —le cuestiono, sorprendido porque precisamente fuese ella quien deseara algo como eso. —Déjalo, no lo golpees más —reitero sin soltarlo.Lucas, en cambio, aun sostenía a Thomas por la solapa del saco, listo para golpearlo una vez más. —Te lo suplico, no lo hagas —le pidió con lágrimas en los ojos. La verdad es que en esos momentos lo que más deseaba era continuar golpeándolo y aun así no podía ser inmune a los ruegos de Margaret. —Lo vez, solo necesitaba un recordatorio de quien manda —se mofo Thomas de forma descarada.Lucas entonces le propinó un golpe más en el
Lucas se dirigió a su habitación, quitándose el saco con cansancio. La noche sin duda había terminado de una forma que jamás espero. Apenas podía creer lo que había presenciado y en especial que no hubiese destruido a Thomas, tal como tanto deseaba.Decidió entonces dirigirse al baño, quitándose la corbata de un fuerte tirón. Mientras se disponía a deshacerse del resto de la ropa para tomar un baño, reparo en que los nudillos de una de sus manos se encontraban rojos e hinchados, sin duda a causa de los golpes que le había propinado a Thomas. Habían comenzado a hinchársele y sabía que solo se pondrían aún peor, por lo cual decidió acercarse a la alacena sobre el lavabo; sacando de esta el pequeño botiquín de primeros auxilios que guardaba ahí.Curaba su mano herida, cuando recordó el labio de Marg