3. Propuesta Inmoral

Horas más tarde…

Arin finalmente llegó a la casa donde se hospedaban.

No era su residencia permanente, pero aquella vivienda de verano se había convertido en un refugio en los últimos meses.

Llevaba tanto tiempo rodeado de periodistas que se agarraba la frente por el dolor.

Todo está en silencio… 

Sus pies se sienten pesados y como si arrastrara su alma por el suelo mientras se mueve con lentitud, aquel pasillo oscuro que le lleva a la habitación donde se suponía que se prepararía Pari parece ser mucho más largo.

Al abrir la habitación todo está intacto sobre la cama, su vestido de bodas y joyas como si aún esperan por ella, lo que le desgarra aún más el corazón.

Recogió la foto en la que aparecía con su prometida y acarició la fría mejilla de la mujer.

"¿Por qué me dejaste?... ¿Por qué?... Íbamos a ser tan felices juntos"

Un repentino golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

— … Señor, su padre le espera en la biblioteca—, interrumpió a la joven de la servidumbre, sintiéndose apenada.

Arin respiró hondo y colocó la foto con cuidado sobre la mesa, —Está bien —respondió dando un último vistazo a todo y cerrando nuevamente la habitación.

Unos segundos más tarde tocaba la puerta antes de entrar, pero sin esperar respuesta, —¿Pediste verme?

— Sí, hijo, sé que nos explicaste a tu madre y a mí la situación por teléfono, pero quería saber, ¿Cuáles son los pasos que siguen ahora?

— Mañana la policía entregará el cuerpo y luego podremos cremarlo y realizar las ceremonias correspondientes —Arin respondió con un tono frío, tratando de olvidar el dolor en su corazón.

— Todo esto es terrible y además del dolor de perder a tu amada tendremos que lidiar con otras cosas.

— Supongo que no te refieres a lo que se gastó en la fiesta…—Arin frunció el ceño mirando a su padre.

— No, hijo, mi preocupación es otra… sobre la posición de tu esposa, porque... Ha quedado vacante… 

— Por favor, papá, ve al punto. ¿No crees que hablar, esto ahora es demasiado doloroso? Todavía tengo la ropa del matrimonio puesta, ¡las huellas del hollín causado por el fuego! ¡Mi esposa acaba de morir! ¿Cómo podría decir algo sobre eso? 

— Lo sé, lo sé, pero es que…

— No me hables de eso. Al menos no ahora. 

Arin se da la vuelta para marcharse, pero de repente se sorprende por las palabras de su padre.

— Ya no tengo tiempo, hijo… .

El hombre se volvió para mirar a su anciano padre.

— ¿De qué hablas?

— Estoy metido en un préstamo alto que puede acabarnos.

— ¿Estás loco?, ¿Cómo se te ocurre hacer algo así?

— Confiado en que tu prometida nos cedería el título de las tierras por el pago de su dote, hicimos una inversión en adquirir y alquilar algunas máquinas necesarias para la explotación minera y un poco de personal calificado… Pero todo se acabó… 

De repente, Arin vio a su padre tapándose el corazón con ambas manos, sin decir nada, con una expresión de dolor en el rostro.

— ¿Qué te pasa, papá? ¡Mírame! ... ¡Ayuda!

El mayordomo llegó rápidamente, junto con un grupo de personal de servicio.

— ¡Llame a la ambulancia inmediatamente!

— Sí, señor.

En pocos minutos la casa entera se alteró.

— Dios mío, ¿qué está pasando? —Su madre se acercó con la voz ronca por el nerviosismo—. Hijo, ¿qué debo hacer? Ay Dios… 

— Tranquila mamá... papá estará bien, seguro... 

Ya había perdido a la mujer que amaba profundamente y no podía volver a perder a un ser tan cercano, no podría ver morir a su padre.

El sonido de sirena de la ambulancia anunció su llegada actuaron con rapidez para estabilizar a Vedant.

Mientras la camilla con su padre se dirigía a la entrada este tomó su mano, —Hijo.

— ¿Sí papá?

— La única solución es que te cases con la hermana de tu prometida.

— ¿Cómo dices algo así?

— Promételo, no puedo dejar a mi familia entera, a ti que serás la cabeza de esta casa en la ruina, si muero…

— No vas a morir, no hables así.

— Promételo, debes dejar de lado tus sentimientos, el amor y tomar la responsabilidad de la casa, necesitamos ese acuerdo. De lo contrario, déjame morir aquí.

Arin vio a su padre rechazar la ayuda de las enfermeras. 

Estaba molesto pero también impotente.

— … Está bien, está bien, papá… lo haré, me cansaré con ella, ahora solo piensa en tu salud.

— De acuerdo hijo.

Mientras en el auto se dirigen al hospital detrás de la ambulancia, su madre llora en silencio, Arin quisiera consolarla, pero su mente atormentada solo puede pensar en una cosa, la promesa que acaba de hacer.

En el hospital… 

— Díganos, doctor, ¿cómo se encuentra mi padre?

— Se encuentra fuera de peligro, su situación es estable, está en el área de cuidados coronarios.

— ¿Qué le ha pasado a mi esposo?—, preguntó Chetana angustiada.

— Ha tenido un pre infarto o angina de pecho que es el nombre correcto, debe controlar a partir de ahora no solo lo que come y bebé sino además sus emociones.

Arin sintió como si aquellas palabras iban dirigidas a él, pero tenía que intentar hacerlo entrar en razón, ese matrimonio simplemente no podía ocurrir, era una aberración, —¿Cuándo podemos verlo?

— Pueden pasar unos minutos, de hecho quiere ver a su madre, así que la dejaremos pasar primero a ella.

Chetana respiró profundamente para prepararse, entró a la habitación vestida con la bata quirúrgica que le proporcionaron, pasaron algunos minutos y luego salió estando realmente afectada.

— Está conectado a tantos aparatos, sentí un terrible miedo de perderlo, en todos los años juntos nunca hemos estado en una situación parecida.

Arin la abrazó, su madre estaba en una situación difícil, —No te preocupes, mamá, estará bien, sabes que papá es un hombre fuerte. Ya verás que en pocos días está con nosotros, solo trata de calmarte.

— Está bien, iré a preparar las cosas necesarias, hijo, Intenta no alterar a tu padre cuando entres, está un poco emotivo.

— Así lo haré.

Mientras Kaira y su madre esperaban para saber del estado de salud de Vedant, la joven se acercó a la puerta de la habitación que le indicó una enfermera para anunciar su llegada cuando escuchó a Arin responder:

— Padre, me resulta una total inmoralidad siquiera decirle lo que me pides, ¿quieres que le proponga que nos casemos a quien hasta hace unas horas era mi cuñada, como si una persona fuera reemplazable por otra?

Sorprendida no pudo contenerse para no ponerse en evidencia, —¿Acaso hablan de mí?—, se escuchó desde las puertas una voz temblorosa.

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