4. ¡Nunca te amaré!

Tanto Arin como su padre se encontraban sorprendidos de ver a la chica allí, sin embargo, para el hombre mayor aquello representaba una oportunidad.

— Por favor, entre joven y cierre la puerta antes de que se den cuenta de que se encuentra aquí, pues tengo las visitas restringidas y además no puede pasar más de una persona.

— Siento irrumpir así señor Kumas, ¿Cómo se encuentra?

— Un poco mejor supongo, sentí mucho miedo pero ya ha pasado, tenemos poco tiempo por favor volvamos al tema.

Arin giró los ojos en señal de fastidio, —Papá está conversación era solo entre nosotros y ella está de más.

— Al contrario, hijo, es la única que realmente le compete esta conversación, ella debe estar aquí.

— ¿A qué se refiere, señor?

— La verdad es que antes de que llegarás le pedí a mi hijo que te propusiera matrimonio.

— ¿Qué? —ella casi gritó sorprendida y llena de preguntas—. Pero ¿por qué? 

— ¡Papá, no lo hagas!, es una locura, la estás alterando, detente—, exigió Arin en tono molesto.

El anciano de la cama no prestó atención a las quejas de su hijo y continuó. —Seré honesto, necesito explotar la tierra que conforma tu dote, la angustia y estrés es lo motivó que se me produjera un pre infarto, ¿Qué dices?

— Es imposible que acepte, es una locura lo que propones padre. No lo intentes.

Arin miraba a la chica con intimidación en los ojos.

— Sí, acepto.

— ¿Qué?, debes haberte vuelto completamente loca al igual que él, toca llevarte a un psicólogo… ¿Cómo puedes aceptar algo así?

— Silencio Arin, déjame terminar de hablar con ¿Kaira.?, ¿Verdad? ¿Estás segura?

— Si señor, es correcto y mi respuesta es sí, acepto, pero será en privado, sin fiestas ni nada que llame la atención, aún nos encontramos de luto—, la última frase la dijo con la voz entrecortada.

— Te lo agradezco, eso es un alivio, entonces solo quedará esperar, deberá ser de inmediato y los motivos de esta unión los mantendremos en secreto.

— No se preocupe señor cuente con ello.

En ese momento entró una enfermera y desalojó a los dos visitantes dejando la conversación sin terminar.

Kaira sabía que Arin iría tras de ella, pero no con cuánta violencia, la tomó del brazo con brusquedad y la giró.

— ¿Qué hiciste allá adentro?, pude haber convencido a mi padre de otra solución.

— Cómo ves, acepte la sugerencia de tu padre.

— No estamos para bromas, supongo que lo hiciste para tranquilizarlo por su estado…

— No estoy jugando, yo menos que nadie deseo bromear en un momento así.

— ¿Acaso estás obsesionada conmigo?, ¿Sentías envidia que tu hermana se comprometiera con un buen prospecto?, y ¿ahora me quieres para ti?, no seas ilusa, pensaba proponerte algún trato, pero no con esta farsa que deseas.

— ¿A qué te refieres con la propuesta?

— ¿Por qué no me vendes la tierra?, prometo ser generoso, es más podría ofrecerte regalías de por vida.

— Es mi herencia, solo la recibiré al casarme así que no puedo venderla, al menos no puedo por ahora, y sobre mi hermana… 

— Tú no tienes derecho a hablar de ella. No hacía falta, pues mi matrimonio con ella era por amor, así que el dinero o su dote era lo que menos me importaba.

— Estoy consciente que este matrimonio no sería por amor, no aspiro tanto.

— Eres tan insensible, ¿por qué querría casarme contigo?, se nota que eres una mujer interesada que no le importa que su hermana acaba de fallecer.

Sin dejarla responder, siguió cuestionándola, — ¿Por qué quieres casarte conmigo?, no se te hace extraño e incómodo?, ni siquiera somos amigos, no logro entender tus motivos.

— No puedo decírtelo.

— Seguramente porque no hay más que ambición detrás de esa decisión, pero ten claro que no aceptaré, no podrán obligarme.

En ese momento llegó al lugar Chetana y escuchó lo que su hijo respondía, —¿De qué se trata esto?, no puedo creer lo que escuchó, ¿Qué pretendes niña?

— No pretendo nada, fue su esposo quien me propuso la idea.

— ¿Y tú aceptaste porque eres una oportunista?, seguramente estás decidida a capitalizar el dolor, pero no aceptaré que para tu beneficio hagas sufrir a mi hija.

En ese momento intervino la madre de Kaira y luego de defender a su hija concluyó, —No es el momento de manejarnos a través de las emociones estamos en un momento difícil así que calmémonos y lo mejor es que mi hija y yo nos vayamos.

— Así es, no la queremos aquí.

Cuando madre e hija salieron del hospital fue imposible que no la interrogara, —¿Qué crees que haces?, ¿Por qué dejarte humillar por esa gente?, cuando eres merecedora de encontrar a quién te ame de verdad.

— Confía en mi mamá, esto es solo una estrategia porque no podemos perder más tiempo y necesitamos a alguien de poder a nuestro lado.

— ¿Estás segura de que no lo haces por tus propios sentimientos?

— ¿De qué hablas?

— Soy tu madre, y te conozco bien, guardé silencio ante lo que ocurría porque la felicidad de tu hermana estaba en medio.

— No es nada de eso, es momento de mantener el corazón a un lado y llevarme por mi inteligencia e instinto, juré a mi padre protegerlas y ya le fallé a Pari.

— Sabes que no eres culpable de lo ocurrido…

— Lo sé, pero no dejo de sentir que pude haber hecho algo para evitarlo.

— Sabes que esto va en contra de lo que designó tu padrastro para ti, no estará de buen humor, ya te había conseguido un prometido, un familiar de él.

— Sé que será difícil, solo debes resistir un poco más.

— Está bien, te apoyaré en esto, confío en ti, hija, solo espero que no sufras y que no te maltraten, pues no lo mereces.

— Te amo, mamá, solo acompáñame con tus oraciones, por favor.

Días después…

Kaira y Arin se encontraban sentados en unos almohadones, recibiendo la bendición de las deidades a través de las oraciones precedidas por el sacerdote y, mientras la novia pedía por qué en algún momento su futuro esposo aprendiera a tolerar su presencia, él solo pensaba cómo se vengaría de ella.

Arin finalmente había aceptado aquel matrimonio por conveniencia ante la insistencia de su padre, pero cada vez la detestaba más y eso se podía evidenciar en su rostro.

— ¡Nunca te amaré y nos divorciamos cuando me transfieran la propiedad!

Al escuchar las malvadas palabras de su marido en su oído, Kaira sintió que el corazón le dolía como alfileres y agujas.

No tenía forma de replicar, solo podía asentir con la cabeza e intentar no reflejar las enormes ganas que tenía de llorar.

Mientras se realizaba la boda informal, sin música ni alegría, sin prácticamente invitados, pues la mayoría de familiares rechazaron asistir.

Pero justo cuando los dos estaban a punto de terminar los distintos rituales correspondientes "al falso matrimonio", un joven de repente se acercó corriendo y abrazó a la novia.

— No puede ser, ¿Kaira?… ¿Estás tú?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo