Llegamos a una finca despoblada, al entrar al terreno había una casa de madera ya vieja, mi cuerpo aún seguía temblando por el miedo y por no saber que nos haría este tipo principalmente a su objetivo que era la niña.

Quería gritar como una loca, quizás alguien nos escucha  y viene ayudarnos, sin embargo no puedo porque los niños pueden salir dañados, cualquier movimiento puede provocar una desgracia.

—Bien hemos llegado espero que mi hermanita ya esté aqui para darles la bienvenida—Su hermana.

—Debería dejarnos ir, no sabemos quien es usted y su hermana, si tiene algun problemas con mis suegros creo que debería llamarlos y arreglar su asunto decentemente, esto que hace tendrá consecuencias no muy buenas para ustedes— El tipo me observa de una manera rara, se acerca a mi y riéndose a carcajadas me toma del cabello, al instante mi hermano grita furioso y temo que este tipo le haga daño.

—¡Deja de lastimar a mi hermana!