Amor Bajo Cero
Amor Bajo Cero
Por: S. Dal Santo
1. Dhara

Ser la modelo más famosa del momento no es exactamente como yo lo imaginaba cuando empecé con este sueño. Nadie sabe las heridas que te puede causar este mundo, como todo puede ser tan falso y sobretodo la soledad que se puede llegar a vivir. Escucho los aplausos ensordecedores del publico mientras paseo el exclusivo vestido de noche por esta pasarela y sonrió como tantas veces lo he ensayado frente al espejo. Los flashes se disparan entremezclándose con las luces que me iluminan y una vez más soy la estrella del desfile. Una media vuelta, algunos pasos más y finalmente me escondo tras esa pared que divide la realidad de la fantasía.

Mis compañeras me miran como preguntándose que es lo que me ocurre y mientras que la exitosísima diseñadora sale a recibir los aplausos, yo trato de componerme 《Solo respira》Me digo y espero a que mis colegas salgan bajo la lluvia de aplausos hasta que me toca a mi. Ahí voy una vez más con mi sonrisa de revista recibiendo esos aplausos que ya me saben a nada y me detengo al lado de la creadora del elegante vestido color negro que llevo puesto y que se convirtió en el centro de todas las miradas gracias a las incrustaciones de cristales swarvoski que tiene de principio a fin.

Ella gira, me sonríe y se funde en un abrazo de esos que sé que mañana serán la imagen de la pagina central de los medios que cubren en el evento —Eres una estrella— Me susurra al oído.

—Y tú una mujer increíblemente talentosa— La halago y en medio de esta complicidad, no soltamos para que después ella se aleje un poco y con el micrófono que le es entregado, pronuncie algunas palabras de agradecimiento.

La mirada de todos vuelve a posarse sobre mi y hago mi mejor esfuerzo por mantener el papel de la mujer perfecta. Finalmente ella concluye con su discurso haciendo que con esto nosotras, sus maniquís con vida nos demos la media vuelta para así salir de este mundo de fantasía y llegar a la realidad, una donde todo trascurre con muchísima velocidad para regresar a nuestra “vida.” Escucho sus voces, las risas, y celebraciones de algo que para ellas es perfecto mientras que yo simplemente me deshago de los diamantes que adornan mi cuello.

—¡Eres perfecta! — Exclama Nicholas quien me mira a través del reflejo del espejo e intento corresponderle con una sonrisa genuina, pero no tengo fuerzas ya.

—Gracias, pero me quiero ir al hotel ¿me ayudas a sacarme todo esto? — Le pido y se sonríe.

—Claro que si— Responde con esa sonrisa que siempre lo acompaña y baja la cremallera del vestido para así liberarme de este peso y su mirada se cruza con la mía una vez más gracias al espejo —Si me gustaran las mujeres, definitivamente no te dejaría pasar— Bromea al verme en lencería y sonrió genuinamente.

—Es una lastima que no sea de tu tipo, tú también eres muy guapo— Digo tratando de ser quienes todos creen que soy y le sonrió, aunque, a decir verdad, Nicholas si es muy guapo y sé de más de una que lamenta que esos ojos verdes y cuerpo perfecto acompañado por un cabello rubio no sean algo de lo que puedan disfrutar.

—En otra vida tal vez— Murmura y niego con la cabeza.

—No gracias, en otra vida no sería esto que soy— Comento y sin dar más explicaciones, me alejo de él hasta llegar a donde esta mi bolso con mi ropa y rápidamente me visto queriendo huir de aquí.

[…]

Salir de cada recinto donde se lleva a cabo un desfile puede llegar a ser un reto gigantesco, sobre todo cuando hace unos pocos días has sido relacionada con uno de los actores más importante del país, y todo porque él ha comentado en una foto tuya en I*******m y luego te envía un ramo de rosas con una empresa que poco sabe de confidencialidad.

Paso por medio de todos de todos los periodistas evitando responder a sus preguntas y continuo con mi camino con el único propósito de poder llegar a donde está el chofer esperándome, pero la tarea se vuelve imposible cuando las voces se hacen cada vez más fuertes y el numero de personas van en aumento. Tengo la sensación de que me dará un ataque de pánico a causa de la manera que el flujo de aire pareciera ser cada vez menor, cuando de pronto alguien me sujeta del brazo y prácticamente me arrastra —Permiso, muévanse, la señorita Kiraz debe irse— Habla una voz masculina y en medio del caos veo a un hombre muy alto de tez clara, cabello negro azabache y ojos grises frente a mi.

Como si fuera todo un experto, él consigue sacarme de entre la gente y me acompaña a la puerta de la camioneta que me estaba esperando —Gracias— Le digo cuando él abre la puerta y me sonríe.

—De nada, te vi en problemas y solo quise ayudarte— Murmura y ahora soy yo quien sonríe genuinamente.

—Gracias ¿Cómo te llamas? — Averiguo.

—Xan, pero ahora es mejor que te subas antes de que esta gente regrese a molestarte— Me aconseja y mira hacia dentro de la camioneta —Arranca rápido— Le pide al chofer y sin entender mucho lo que está pasando, me subo al vehículo.

—Gracias de nuevo— Le digo y él tan solo asiente levemente para después cerrar —¿Sabes quien era? — Le cuestiono a José Luis y él niega.

—La verdad que no, solo lo vi salir del desfile y ya…— Me responde.

—Fue muy amable— Es lo único que consigo comentar y José me sonríe a través del espejo retrovisor, pero yo decido ignorar este gesto y simplemente mirar por el cristal apreciando los paisajes de la ciudad, sabiendo que será otra de esas noches frías en un hotel que pretende convertirse en mi hogar.  

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