“El día de tu boda, la persona que arregló que alguien drogara tu bebida, la que contrató a dos hombres para que te esperaran en el baño y transmitió el vídeo del Señor Connor ayudándote con la desintoxicación en la pantalla grande en la boda… ¡Fui yo!”. Virginia, que estaba a punto de orinarse, lo confesó todo.

Sotiria sonrió con gran satisfacción. “¿Algo más?”.

“Y… ¡sí! ¡Y! Te tiré a este lago en un coche el otro día, quería ahogarte. ¡Yo también fui la que mató a Carissa Fellowes, te quitó tu castidad y te llevó a la degeneración hace ocho años!”.

“Tiria, querías que confesara todo esto, así que lo he confesado. Así que por favor no me dispares, no quiero morir, te lo ruego— ¡Mmm! ¡Mmm!”.

Virginia ya no podía suplicar clemencia ya que Sotiria le había sellado la boca firmemente con cinta adhesiva.

Virginia seguía gimiendo detrás de ella.

Sin embargo, Sotiria no la volvió a mirar. La dejó sola, atada al puente, y subió al coche sin mirar atrás.

'¡Es hora de que Virginia pague