Mañana nos vemos con un nuevo capitulo de impacto. Saludos!!
Escucho voces a mi alrededor y los sollozos de una mujer que se parecen a los de mi madre. Me siento aturdida, perdida y confusa. ¿Esto es un sueño? ―Es mi culpa, reverendo, nunca debí dejarla salir de la casa ―la mujer llora desconsolada. Intento moverme, pero me siento demasiado cansada y débil―. Ella nos suplicó tanto que no tuve el valor para negárselo ―le explica, llena de culpa―. Es que la vi tan feliz y emocionada que no pude negarme y terminé accediendo a sus súplicas, pero ahora que la veo tendida en esa cama y ardiendo en fiebre, me doy cuenta del error que cometí. ¿Mamá? Estoy segura de que es ella. Pero, ¿qué hacen ellos aquí? Abro los ojos, no obstante, los cierro de nuevo cuando la claridad fulmina mis retinas. Elevo la mano para cubrirme los ojos. ―No te preocupes, Nathalie ―contesta el reverendo―. El demonio es hábil y utiliza todas sus argucias para tentar y atrapar a todas aquellas almas que han decidido transitar por la senda del Señor. Esa chica que se hace pas
Débil, febril y aturdida, hago todo lo posible para mantenerme despierta. No estoy dispuesta a rendirme. Tengo la sensación de que mi cuerpo pesa una tonelada. El lado izquierdo de mi rostro, justo donde golpeó, arde en calor. Es como si hubiera brazas ardientes sobre mi piel. Incluso, papita de la misma forma en que lo hace mi corazón. ―Mantente en silencio y acepta, en nombre del Señor, la penitencia que debes cumplir para que puedas ser merecedora del perdón de Dios ―sisea entre dientes―, una reprimenda para que, en el futuro, evites comportarte como una zorra fácil y dispuesta. Un par de lágrimas rueda por las esquinas de mis ojos. Hago acopio de todas mis fuerzas y, en un último intento, levanto mis flácidos brazos para apartarlo de mí, no obstante, los atrapa y, con un movimiento brusco y violento, los eleva sobre mi cabeza. El gesto me hace temblar de terror. Con la visión borrosa, puedo notar lo turbio y oscuros que están sus ojos, pero, sobre todo, esa maldad incipiente que
―Ese hombre me da muy mala espina, Rob, no sé por qué, pero tengo el presentimiento de que está obsesionado con Rachel ―le explico, sin apartar la mirada del auto en el que se la llevan―. Siempre está detrás de ella, acosándola, siguiéndola, rondando cerca de Rachel. Incluso, se la pasa metido en casa de sus padres, manipulándolos a su conveniencia con la religión para que ellos digan y hagan lo que él les ordena ―analizo todas las veces en la que lo he encontrado cerca de mi amiga y, llego a la conclusión, de que ese sujeto nunca me ha querido cerca de ella―. Estoy convencida de que ese hombre es la razón por la que los padres de Rachel me detestan. Sé que se ha encargado de meterles ideas negativas sobre mí para que ellos no me quieran cerca de ella e impidan que seamos amigas. Creo que quiere apartarnos, porque soy el obstáculo más grande que tiene para llegar a mi amiga. Desde la primera vez que lo vi cerca de Rachel, algo en su manera de actuar, la forma en que reacciona cada vez
―Yo, no ―niego con la cabeza―. Son solo desperdicios. Aprieto los dedos alrededor del empaque. No quiero tener que decirle lo que sucedió. Me avergüenza que lo sepa. Mi amiga se abre paso a través de la pequeña rendija que dejé abierta. ―Robert, cariño, ¿puedes dejarnos solas, por favor? Comienzo a temblar de pies a cabeza. ―Espero que te encuentres bien, Rachel. Expresa, Robert, desde el lugar en el que se encuentra parado. ―Gra… Gracias. Le respondo, nerviosa. Luego vuelca su atención en mi amiga. ―Dispón de todo el tiempo que necesites, cariño, iré a hacer algunas llamadas, mientras hablas con tu amiga ―la besa en la boca y se le queda mirando como si fuera su mundo entero―. Fue un placer saludarte, Rachel ―noto la extraña manera en que me mira una vez que sus ojos se desvían hacia mi rostro. Su barbilla se tensa y una sombra oscura y peligrosa oscurece sus pupilas, haciéndolo ver más peligroso de lo que ya parece. Me veo obligada a bajar la vista hacia el piso, porque no pu
Tengo la misma opinión que Robert. Ese tipo esconde algo muy turbio y, por supuesto, que voy a descubrirlo. Cinco minutos después llegamos a la zona en la que está ubicado el templo religioso. Por supuesto, una ubicación muy cercana a la casa de Rachel. Como anillo al dedo. Mi objetivo se dirige hacia interior de la edificación, ignorante de que lo sigo de cerca. Aprovecho la oportunidad y salgo del auto. Debo averiguar quién en realidad es este hombre, así que es hora de hacerle una visita. Jacob hace lo mismo, rodea el vehículo y se detiene a mi lado. ―Espera aquí ―le indico a mi chofer, que aguarda paciente por instrucciones. Me pongo la chaqueta, saco los lentes de sol del bolsillo interno y me los coloco―. Volveré en algunos minutos. Ese cura y yo tendremos una larga y entretenida charla. ―Por supuesto, señor. Estaré atento en el caso de que me necesite. Fijo la mirada en la fachada de influencia bizantina, sobre todo, en la cúpula semiesférica que cubre la parte central del e
―¡Voy a matar a ese desgraciado! ―vocifero enfurecida, echando chispas por los ojos y dispuesta a lo que sea para vengar a mi amiga, por lo que ese degenerado le hizo―. Pero esto no se va a quedar así, nooo que vaaa ―ignorando las súplicas de Rachel, atravieso la casa y salgo por la puerta principal―. Voy a enfrentar a ese miserable y a ponerlo en evidencia delante de todos. No me doy cuenta, sino hasta que un par de fuertes brazos me rodean, que Rob, ha dejado el auto y ha salido a mi encuentro. ―¿Qué es lo que está mal, cariño? Lo miro a los ojos y, ese simple acto, hace que la represa se rompa y comience a temblar de la ira. ―Ese… ese… ¡Ese cochino depravado! Maldigo, afligida. Oculto mi cara en el hueco de su cuello y rodeo su cuerpo con mis brazos. No puedo soportar que ese ser maligno y despreciable esté intentando aprovecharse de una mujer tan inocente e indefensa como Rachel. Además del hecho de que esté usando la religión como un instrumento de beneficio personal para lle
Es la primera vez en mucho tiempo que duermo como un corderito. Quizás se deba a que, al llegar a casa, me di un buen pajazo en nombre de la señorita religiosa. Por supuesto, no es que haya sido suficiente, pero como un abrebocas no está nada mal. Imaginarla de piernas abiertitas y con sus tetas embadurnadas de mi semen, me catapultó casi de inmediato a un sorprendente y descomunal orgasmo. Suelto un bostezo y estiro mi cuerpo desnudo. Ladeo mi cabeza y observo la hora en el reloj que está sobre la mesa de noche. Son cerca de las cinco de la tarde, hoy no es necesario que vaya al club, pero la verdad es que me aburro quedándome en esta casa sin hacer nada. Con suficiente tiempo por delante, decido quedarme un rato más metido en la cama. Me abrazo a la almohada y apoyo mi cabeza sobre el suave material de plumón de ganso. Con una hora más de sueño podré conseguir que mis músculos adoloridos logren relajarse. Ayer tuve una sesión de ejercicios muy exigente. Estaba de mal humor, obstina
Una hora después, la fiebre comienza a mermar. Me siento mucho mejor. Sin embargo, estoy muy preocupada por la reacción de Victoria. No es que no esté de acuerdo con ella, sino que, un enfrentamiento con el reverendo Graham la pondría en una peor situación con esta comunidad. Él se ha encargado de que todos sus habitantes la consideren como una pecadora que no merece el perdón de Dios ni de sus feligreses. ¿Acaso no se dan cuenta todos de lo que él pretende? No quiero que se meta en problemas por mi causa. La conozco, es impulsiva y decidida. Sé muy bien que cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la convenza de lo contrario. Suelto un jadeo y doy un respingo cuando un par de toques en la puerta me toma por sorpresa. Me doy un vistazo rápido en el espejo de tocador para asegurarme que ninguna de las marcas que hay en mi cuerpo quedó al descubierto. Me he puesto un vestido de mangas largas y cuello alto para ocultarlas. Tendré que usar este tipo de vestimenta hasta que desap