Preparadas para lo que se viene?
Suelto un suspiro profundo y observo el mundo a través de la ventana de mi habitación. Fue doloroso y difícil salir de la cama, pero con la ayuda de las amables enfermeras pude hacerlo. No quiero permanecer ni un solo segundo más en este lugar. Sin embargo, hay uniformados apostados en el exterior, vigilando y custodiando la puerta para que nadie pueda entrar o salir de mi habitación. No entiendo por qué razón hay tanta seguridad a mi alrededor. No creo ser alguien tan importante como para requerir un equipo de seguridad que me vigile a cada segundo del día. Bueno, al menos es lo que me imagino. Si tan solo pudiera recordar algo de mi pasado, saber quién soy o qué es lo que hago en este lugar, no estaría tan aterrada. Necesito averiguar lo que sucedió con mi vida durante las últimas horas y la razón por la que vine a parar a este hospital. Hay grandes lagunas mentales dentro de mi cabeza. Muchas preguntas sin respuestas. He intentado recuperar mis recuerdos, pero cada vez que pruebo, m
Dos meses atrás―¿Conocía usted a las personas que habitaban en esta casa?―Sí, eran mis vecinos ―indica la anciana, visiblemente conmocionada―, Nathalie y yo solíamos asistir juntas a la iglesia ―comienza a contarle a la audiencia―. Raymond era un hombre muy atento y colaborador con la comunidad y, Rachel... ―hace una pausa para soplarse la nariz en el pañuelo que lleva en la mano―. Ella era una jovencita muy encantadora ―comenta entre sollozos―. No puedo creer que ahora todos estén muertos.―¡No! ―retrocedo un par de pasos mientras niego con la cabeza―. Rachel no puede estar muerta.La sangre se drena de mi rostro y mis piernas se tornan flácidas. Tengo que apoyar la mano sobre el colchón para no irme de bruces contra el suelo.―¡Lud! Grita Robert y se abalanza sobre mí en cuanto ve que estoy a punto de desplomarme. ―Ella no puede estar muerta, Robert ―le digo falto de respiración―. Tiene que haber una equivocación ―me empuja hacia la cama, pero me resisto―. Tengo que salir de aquí
Seis semanas después del atentadoMi recuperación ha sido muy lenta, pero he puesto todo mi esfuerzo para sanar por completo. Ahora estoy listo para derribar al mundo y a todos aquellos que se interpongan en mi camino. Joseph me ha mantenido al tanto de sus investigaciones. No ha sido una tarea fácil encontrar pistas sobre los acontecimientos que acontecieron la noche en la que Rachel desapareció. Sí, ya no tengo ninguna duda de que ella está viva.Tiro mi última patada contra el saco de boxeo. Mis pulmones arden y mi pecho sube y baja aceleradamente. Me acerco a la banqueta y tomo la toalla para secarme el sudor.―Estás como nuevo, Lud.Sonrío, emocionado.―Tuve una motivación muy poderosa.Casi de inmediato aparecen en mi mente sus preciosos ojos color amatista, su naricita pecosa y su sonrisa encantadora. No hay un solo segundo en que no piense en ella.―Vamos a encontrarla.Me tiende una botella de agua.―No tengo ninguna duda de que vamos a lograrlo, Jacob.Le quito la tapa y bebo
Tiempo presenteMi pie derecho rebota inquietamente contra el piso. Anoche fue una noche para el olvido. Entre las pesadillas de la chica, sus gritos y la incomodidad de tener que dormir en esa silla con el cuello torcido, no pude pegar un ojo. Siento que la cabeza me va a estallar. El insomnio y las preocupaciones me tienen al borde de la neurosis. Mi jefe no deja de presionarme para que le entregue resultados, pero hasta ahora no tengo nada definitivo. ¡Todo es un maldito desastre!―¿Dos meses de espera y todo para qué?Me pregunto a mí mismo, mientras bufo con impotencia. Ese puto senador se me está escurriendo como la arena entre los dedos. Sé que tiene sus manos metidas en el tráfico de personas, pero la influencia que tiene es demasiado poderosa como para acercarme a él y hundir los dedos en lo profundo de su pasado. Inhalo profundo y meso mi cabello con desesperación. Tiene que haber una forma de llegar a él, encontrar a alguien que esté dispuesto a ayudarme.Tomo la tasa de caf
Me acerco al espejo y noto las cicatrices en mi rostro. Gimo de la impresión. Me parezco a la novia de Frankenstein. Deslizo las yemas de mis dedos a través de cada una de ellas. Recuerdos de un pasado doloroso que me hicieron vivir. ¿Qué culpas tenía qué pagar una chica que apenas era consciente de su vida? Ya no hay rastro de la joven inocente que tenía sueños e ilusiones, que vivía en un mundo de fantasías de la que la sacaron a la fuerza. Mi vida fue destrozada por personas inhumanas que solo pensaban en ellos mismos Por lobos disfrazados de ovejas que fueran tras la caza de una tonta que no se dio cuenta de lo que pretendían. Unos más malvados que otros. Cada uno de ellos culpables de destrozarle la vida a un ser inocente que solo quería ser feliz. Me quitaron a mi familia, me robaron el presente y el futuro, acabaron de un tajo con la fe y la esperanza. Solo dejaron odio, rencor y un deseo de venganza que crepita como el fuego más allá de mis vísceras.Levanto mi bata y noto la c
A la mañana siguienteDe vez en cuando observo al fiscal por el rabillo del ojo mientras conversamos sobre las circunstancias que rodean mi caso. Eso es lo que ahora soy para todos, un caso. Sin embargo, para ser justa, Massimo es la única persona que hasta ahora me ha suministrado toda su ayuda y me ha tendido la mano en medio de estas terribles circunstancias por las que atravieso. Después del extraño sueño que tuve con él, me cuesta aceptar que todo se trató de un mundo imaginario creado por mi cerebro para protegerme de los recuerdos dolorosos, del daño que me hicieron y de la terrible experiencia que me mantuvo al filo de la muerte.―Gracias por salvarme la vida, Massimo.Le expreso mi agradecimiento después que haberme contado todo lo que sucedió aquella fatídica noche de mi vida, mientras estuve inconsciente.―No tienes nada de que agradecerme, Rachel ―indica de manera gentil y amable―, es mi trabajo proteger la vida de todos los ciudadanos de este país ―trata de restarle import
Todo es tan confuso. Siento como si estuviera viviendo la vida de otra persona. No sé cómo sentirme al respecto.―Espero que te sientas cómoda, Isabella, he pedido que preparen una habitación para ti. Bienvenida.Asiento en respuesta. Pocas horas después de que Massimo y yo llegáramos a un acuerdo, fui trasladada casi de inmediato. Todo fue muy precipitado, pero, según él, mi seguridad lo ameritaba. Nada de lo que está sucediendo se parece a lo que viví en mi sueño. Massimo es un sujeto muy amable y atento, pero eso es todo. Es un hombre reservado y muy profesional. No se parece en nada al hombre que conocí en mis sueños.―Gracias, Massimo, pero considero que esto es demasiado, podía haberme quedado en un hotel ―le explico angustiada por la manera apresurada con la que está sucediendo todo―. No has debido molestarte.Este es el primer día de la nueva vida que me espera. Todo es tan extraño. Tengo la sensación que una parte de mí se resiste al cambio. El día de hoy ha sido bastante movi
Una semana despuésEstoy a punto de volverme loca. Necesito salir de aquí, ir a visitar la última morada de mis familiares en ese cementerio. He estado recorriendo todos los rincones de esta propiedad, familiarizándome con todo, estudiando el movimiento de cada uno de los guardias de seguridad. Massimo me advirtió que, mientras exista peligro, no puedo salir de aquí y, visitar ese lugar es el riesgo más grande que puedo correr, porque el sitio en el que fueron enterrados es el panteón familiar de los Reeves.Inhalo profundo, me levanto de la cama y me acerco a la ventana. Pensar en ese nombre me pone muy inquieta. Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, cada parte de mi cuerpo responde con anhelo, como si extrañara sus besos y sus caricias. Por otro lado, me carcome un odio recalcitrante por el hombre que hizo el primer movimiento para destrozar mi vida. Sí, no fue él quien me disparó, pero fue el artífice de todo. Él y su amante se conjugaron para acabar conmigo. Está amaneciend