Capítulo9
Cuando llegué al lago, Julio seguía sentado allí, aunque ya no estaba bebiendo.

—¡Julio!

Lo llamé, y él volteó hacia donde estaba yo.

—Elisa.

Me miró, con sus ojos llenos de embriaguez y la mirada algo perdida.

—¿Eres tú?

—¿Por qué carajos tomaste tanto? — Me senté a su lado, apartando las botellas que estaban vacías. —Ya no tomes más.

Julio afirmó, pero luego comenzó a beber otra vez, y me miró fijamente, un poco asombrado. Su voz sonaba más asustada de lo normal.

—Sin beber, duele.

No pude evitar preguntar: —¿Por qué te duele?

Julio bajó la mirada, tomó mi mano y la colocó sobre su pecho.

—Aquí me duele.

—Tú ya no me quieres.

Sentí un nudo en la garganta, como si una espina se clavara en mi corazón.

—¿Quién dijo que ya no te quiero?

Por lo borracho que estaba, Julio hablaba más de lo normal.

—Porque a ti te gusta Bruno.

—Desde el primer año de la universidad, yo ya te gustaba, pero tú siempre estuviste con Bruno, nunca me miraste a mí ni una sola vez.

—Esta oportuni
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