- Itziar, ¿Qué haces princesa? – me preguntó riéndose.
- David, mi príncipe. Olvidé mi pijama en mi apartamento y quería saber, si me puedes prestar una camisa tuya – le dije entre coqueta y tierna.- Pues claro que sí mi princesa, esDespués de un rato en el mar, el oleaje comenzó de la nada a subir y nadamos de prisa a la orilla, obviamente le gané a David en llegar, cosa que no le hizo mucha gracia, yo por mi parte me estaba muriendo de risa, pero lo que pasó después nos puso los pelos de punta.- Buenas noches – Nos saludó un agente de la policía.- Buenas noches, oficial – Respondimos David y yo.- Me llegó un reporte, que ustedes se metieron al mar, obviamente viéndolos no me queda lugar a dudas y por sí no lo sabían están infringiendo la ley, no se puede nadar con bandera negra y menos de noche, pudieron haber muerto – Sentenció el oficial muy enfadado.- Lo siento oficial, no vimos la bandera y lo de nadar fue un acto de pura improvisación, no fue deliberadamente pues, si lo fuese, estaríamos vestidos con ropa de playa, ¿No lo cree?- Respondió David
Cuando íbamos de camino al cine, en el auto de David, se me ocurrió preguntarle si había ido a la delegación a pagar la multa del sábado, obviamente me respondió que lo olvidó y eso me mató de risa en su totalidad, después de irnos riendo casi todo el camino, David muy seriamente me dijo que pagaría esa multa al día siguiente temprano, al parecer seguía algo asustado y no quería más problemas con la ley. Llegamos al cine a tiempo, justo a las 9.40 pm, cinco minutos antes de lo acordado, a pesar de que se nos había hecho tarde. Ilse ya nos esperaba en unos sillones, viendo la cartelera, David estaba un poco preocupado pues su amigo, no aparecía. Iba de salida a la entrada del cine para llamarlo, cuándo lo vio entrar y dirigirse a dónde estábamos nosotros.- Hola, David. Disculpa el retraso, no encendió mi auto y tuve que coger un taxi &nda
No sé cuánto tiempo, estuve sin despertar pero cuándo lo hice, estaba sola con David, en la oficina de Don Alfonso, recostada en un sillón, mientras él tomaba mi mano y estaba de rodillas en el suelo, mirándome con los ojos llenos de lágrimas.- Itziar, mi princesa. Gracias a Dios reaccionaste – me dijo David y me besó en la mano.- David, ¿Qué pasó, mi amor? – le pregunté sin recordar, dónde estábamos.- Itziar preciosa, te desmayaste mi princesa. Estamos aún en la oficina de mi papá – me dijo David, haciéndome recordar lo acontecido.- ¿Así que no fue un sueño? – le respondí llorando.- No mi princesa, pero no nos vamos a separar jamás. Maldito el día y la hora que tuve que ver con esa maldita de Erika – me dijo David furioso.- Mi amor, siéntate conmigo
Al día siguiente cuándo desperté, ya tenía una hermosa mesa con el desayuno servido y un ramo de rosas, con una nota que decía: “Princesa, por favor perdóname”. Me levanté de la cama y me senté en la orilla, sintiéndome fatal, estaba cansada, triste y desilusionada. De pronto, David tocó la puerta de mi habitación.- Itziar, ¿Puedo pasar, mi princesa? – Me preguntó David, con un tono de voz triste.- Sí claro, adelante – le respondí yo, casi sin ánimos de nada, al tiempo que David, entraba en la habitación.- Mi princesa, mi papá te preparó de desayunar y te he traído tu maleta para si quieres bañarte, cambiarte o lo que sea. Itziar yo quiero… – me dijo David pero se vio interrumpido por mí.- No quiero hablar David, gracias por el desayuno y por tomarte la molestia de trae
Mientras David y yo seguíamos mirando muy sorprendidos a su papá, él nos miraba a nosotros con mucha calma y serenidad, quizás esperaba que le preguntáramos más pero nosotros, seguimos callados, siendo él mismo el que rompió el silencio.- Sé lo que debes estar pensando, sobre todo tú hijo. Pero en ese entonces yo aún no conocía a tu madre y cómo les estoy comentando Itziar y yo solo fuimos buenos amigos y me alegra, no haber sido nada más. Si hubiéramos sido algo más, Itziar y tú serian hermanos y no podrían ser novios. Todo pasa por algo chicos – nos dijo Don Alfonso con una sonrisa.- Vaya, eso yo no lo supe nunca y nunca lo hubiera sabido de no ser por usted, Don Alfonso. ¿Usted y mi padre, se llevaban bien? – pregunté con mucha curiosidad.- Sí Itziar, Luis era un buen hombre y aunque no fuimos amigos por
Despertamos ese día 1 de Enero ya por la tarde, estábamos en realidad muy cansados de la noche de Año nuevo, bajamos a comer algo David y yo, mientras que su papá y Mayra ya habían terminado de comer. Estuvimos conviviendo con ellos el resto de la tarde, descansando y viendo películas en total tranquilidad, pues al día siguiente volvíamos a Rinconada del Mar.En esa nuestra última noche en esa cabaña de ensueño, nos metimos con David al jacuzzi, para ver desde nuestra habitación las cascadas, la luna y las estrellas. A pesar de que estábamos muy bien yo lo notaba a él muy melancólico y algo distante, no sabía si preguntarle algo o no hacerlo, pero pudo más mi temor a que algo le estuviera molestando, que lo abracé dándole a entender que podía decirme lo que le ocurría.- Itziar, ¿Qué pasara ma&ntild
Estuve un rato más con Erika en su casa, hasta que llegaron sus padres y también conviví un rato con ellos antes de irme. Ellos me agradecieron por haber perdonado a Erika y por pasar por alto lo que pasó, para seguir adelante con la amistad, quedé de ir ahí a despedirme de Erika al día siguiente saliendo de mi trabajo, me despedí de todos y salí de casa de Erika muy contenta de haber arreglado las cosas, pensé que mi David se había retirado pero para mi sorpresa, ahí me estaba esperando pacientemente en su auto.- David mi amor, discúlpame por tardarme. Ya podemos irnos – le dije muy contenta dándole un beso.- Se nota que te fue muy bien con Erika, mi princesa. Nada me da más gusto, ¿Nos vamos a nuestro edificio?- Sí mi amor hay que descansar, mañana ya tenemos trabajo ambos – le dije algo triste.- Sí mi princesa h
Llegué a mi edificio llorando devastada, subí a mi apartamento a tranquilizarme, quería evitar a toda costa que David me viera así, me lavé la cara pero era inútil que mis lágrimas siguieran cayendo fuera de control de mis ojos, después de un rato de intentar tranquilizarme, cuando logré estar un poco más en control de la situación, salí de mi apartamento y toqué en el de David, quién me abrió de inmediato, pero antes de que yo pudiera abrazarlo, Luna saltó sobre mí recibiéndome y una vez que entré en su apartamento de David, Lobo hizo lo mismo. Los consentí a ambos, pues sin duda eran una de las grandes alegrías de mi vida y después abracé a mi David, él de inmediato levantó mi cara y dedujo que estuve llorando. Me tomó de la mano y me llevó al sillón, dónde nos sentamos y me sigui&