Llegué a clase de historia, una vez más las presentaciones, ya conocía a la mitad de los estudiantes y el único puesto libre era la silla al lado de la ventana, y el compañero sería el vecino. Me puse al frente de él, se levantó para que pudiera pasar, no dijo nada.
—Hola. —El papel de niña tonta nació conmigo.
—Hola.
No dijo nada más, así fue toda la clase, debería estar acostumbrada. Al finalizar y con las tareas para la otra semana guardé mis cosas en el morral, al levantarme del puesto para bajarme mi pie se enredó, no sé con qué, me fui de jeta contra el piso, las carcajadas de los compañeros fueron en general.
Un niño moreno de gafas se acercó para ayudarme a levantar, aunque también se reía, hice mi mejor esfuerzo para ocultar la vergüenza, pero fue inútil, mi cara colorada era notoria, así que también me reí de mí misma.
—Gracias. —Le dije—. ¿Cómo te llamas?
—Te ayudé a levantar, porque debía pasar. No para que seamos amigos. —La piel se me erizó, abrí la boca, para luego cerrar el pico.
—Catalina, ese fue el nombre que dijiste. —Se habían retirado la mayoría—. Te diré algo, por algún motivo no le caíste bien a Vicky, la niña más popular y bonita, a todos nos gusta.
—No entiendo.
—Me llamo Samir Hall.
—No conozco a esa tal Vicky.
—Es la niña más bella, el problema es que dijo; la gorda no la aceptaremos porque eres muy fea. Adiós.
Bueno y, ¿esa boba quién era? Las dos clases siguientes fueron igual de tormentosas, di gracias a Dios cuando fue la hora de salir. Mi mamá me esperaba para enseñarme el camino a la casa.
—¿Cómo te fue?
—Maravilloso, mamá.
Toda la semana pasó lo mismo, y siempre le mentía a mi madre. Al tercer día dejé de ir a la cafetería, no iba a regalar mi dinero en comida para ellos, no he podido probar los pastelitos y tampoco iba a permitir que me vean llorar de nuevo. Una vez fue suficiente.
Por eso traía mi comida, en una banca lejos de todos me sentaba a comer, de igual manera lo preparado por mi mami era más rico. Me había dado cuenta de que a Dylan le llamaban mucho la atención por no llevar sus tareas de ciencia e historia. Esas son las dos materias a él le resbalan, del resto, era muy aplicado.
Sobre todo, en clase de música, pasaba muy concentrado y atento, además de ser el mejor alumno del profesor. Sabía tocar muchos instrumentos, piano, guitarra y la batería. Tenía muy buen oído, los profesores han dicho que era un niño precoz, casi un genio para la interpretación.
Sin embargo, no le gustaba ese par de materias y por eso lo habían castigado. El rector ha mandado a llamar a su madre para informarles, que si no se ponía las pilas reprobaría el año. Por más inteligente que sea y en las otras materias sea excelente, debía serlo con todas.
Por fin era viernes, descansaría del bullying por dos días. Me regresaba todos los días caminando a casa y en las mañanas papá me dejaba en la puerta de la escuela.
—Hola, corazón. ¿Cómo te fue en la escuela? —Le sonreí a mamá.
—Como toda la semana, muy bien.
Pasé haciendo las tareas, el trabajo de artes, en las materias de historia y ciencia; aquí, hice dos trabajos, uno era para Dylan, ya lo habían llevado a rectoría y no me costaba mucho ayudarle.
Por lo menos a papá le iba muy bien en su nuevo trabajo. Mi madre adaptándose; cada vez que iba al supermercado llegaba estrilando porque no encontraba los mismos ingredientes para hacer la comida. Aun así, la comida le quedaba deliciosa.
Ya era domingo. Mientras cenábamos papá comenzó a preguntarme cosas de la escuela, y antes de que se dieran cuenta preferí inventar tremendo cuento embustero.
—Tu madre me ha contado lo bien que te has adaptado.
—Si papi, gracias a Dylan tengo muchos amigos.
Acabo de sumar una mentira más para confesar el próximo domingo en la misa. Menos mal no era cierto la historia de Pinocho.
—No sabes mi amor, lo mucho que me alegra eso, teníamos mucho miedo por ti, si no lograbas adaptarte a todos los cambios. Debo agradecerle a ese niño.
Ñerda, dejaron el tema en ese punto, lo cual agradecí. Ayudé a lavar los platos y me fui a encerrar al cuarto, mañana otra vez a ponerme la coraza Suárez.
Estábamos en la clase de historia, al lado tenía a Dylan, era en la única que compartíamos puesto, el resto de las cuatro materias en donde coincidíamos quedábamos separados. Se acabó la clase.
—¡Por favor!, dejen en el escritorio su trabajo.
Lo miré realizando un gesto de desagrado. Con disimulo le pasé la carpeta con el trabajo hecho para él, su mirada de desconcierto fue notoria, le sonreí encogiéndome de hombros, bajé de la silla con cuidado de no caerme de nuevo. Entregué mi trabajo y atrás venía Dylan, cuando él puso el suyo la profesora se le quedó mirando.
—Señorito Miller, ¿es usted?, me alegro de que en esta ocasión le esté haciendo caso a su madre, de lo contrario sabe que no tendrá el cupo el otro año, por más beca musical que gane.
—Ya ve profesora.
—Espero tenga buena ortografía.
—Puede preguntarle al profesor de la asignatura que soy el mejor de su clase.
—¡No sea grosero, jovencito!
—No lo he sido, grosería sería si le confesara que su clase es bastante aburrida y por eso no me gustaba hacer las tareas.
—¡Vaya impertinencia!, al menos hace el esfuerzo para no perder el cupo.
Dylan era bastante franco, era cierto que la clase era bástate cansona, pero uno no debía decirle eso a los profesores.
—Lo hago para no perder la posibilidad de estudiar música, no por usted. —salimos del salón.
—Eso fue bastante grosero Dylan, por muy aburrida que sea la clase.
—No es mi problema que sea tan sosa su clase.
—No pareces un niño.
—Eso dicen, Catalina…
Cuando él iba a hablar llegó la Vicky esa, ahora sé el nombre de todos, mi mente le hizo miles de mofas.
—¡Dylan! —llamó—. ¿En qué habíamos quedado? ¡Se rompe el trato!
Le dijo y se fue, él salió detrás. Di media vuelta, tenía otra clase. Si Dylan no sacaba buenas notas perdería los beneficios para el próximo año.
…***…
Llegué a la casa, la abuela tenía el almuerzo listo, venía con mucha hambre. Después de almorzar debía lavar los platos, tarea obligatoria impuesta por ella. De pronto tocaron a la puerta, escuché unas voces. Llegó mamá, me llamó, en la sala se encontraba la señora Samanta, la mamá de Bodoque con una caja y un molde.
—Disculpe, en mi tierra acostumbramos a brindarles comida a los vecinos, y más si es por agradecimiento.
—Gracias, Samanta. Siéntate.
—Esto es una bobadita, hice una torta de pan y unas galletas de limón, las cuales son típicas de nuestra región, las hice en la mañana, espero les guste.
La señora era muy bonita como mi mamá. La mujer se me acercó, se arrodilló ante mí. Me asusté.
» Dylan, quiero darte las gracias por hacer de la estadía de mi princesa hermosa, se dé mucho agrado. —lo comentado por la señora era una muestra del amor de madre, Cata era todo menos princesa bonita—. Tú has hecho que sea lo mejor en el colegio, nos contó que, gracias a ti, tenía muchos amigos, —será enemigo.
» Al principio tenía miedo por ella, Cata suele ser muy tímida, le cuesta hacer amigos, y algunos se burlan por ser gordita —será gordota—. Eres un ángel para mi hija y por ende tienes mi agradecimiento.
Nunca me había sentido tan mal, mi madre y abuela sonrieron orgullosas por los supuestos actos de amistad, esa que yo tiré a la basura por obtener un beso de Vicky. El domingo, cuando fui a hablar con mis amigos, lo hice con la intención de decirles que íbamos a tener una nueva amiga en el grupo. Entonces Vicky se enojó, me puso contra la pared, dijo que no aceptaría una amiga mía, por eso debía escoger, era ella o Bodoque, si la escogía me daría besos y sería mi novia. Y la escogí a ella. Ahora, no solo fue lo del trabajo, ¿también esto?
—Hijo, eso me llenas de orgullo. —¡Rayos! ¿Por qué esa niña dijo mentiras?
Mi madre se encontraba muy orgullosa, no puedo desmentirla. No tenía por qué mentir.—Mi hija es un terrón de azúcar, demasiado noble, en ella no hay maldad, siempre ha sido objeto de bullying, sufre mucho con el desprecio, pero nunca los llega a odiar.Si querían hacerme sentir mal, lo lograron, ni siquiera cuando perdí el cuaderno donde había escrito muchas canciones me sentí tan mal. Sonreí—Ellos… tendrán una hermosa amistad. —intervino mi abuela.—Bueno, los dejo, Dylan eres bienvenido a la casa cuando quieras, pueden hacer tareas juntos.Era sorprendió la mirada de mamá. No podía ser tan malo. Mamá y la abuela eran más importante que los besos de Vicky. Si ella no quería ser mi novia, ni modo, no quería ver a mamá decepcionada, con papá era suficiente, no deseaba verla llorar por mí.Mañana arreglaré lo que ocurre con Catalina. Me ha molestado el trato que le han dado, me quedé al margen por la advertencia de Vicky, sin embargo, ahora no me importa. Como dice mi madre, uno debe
Cuatro años después Mis papás estaban preocupados, esperábamos a que el doctor Robinson nos atendiera, desde hace un mes he venido presentado varios mareos, hasta he vomitado sangre, no le hemos dicho a los abuelos para no preocuparlos. Hace quince días iniciaron a realizarme varios exámenes, pero no han encontrado nada. No saben las razones por las cuales vomité con sangre. —¡Señores Suárez! Llamó una enfermera. Ingresamos al consultorio tomado de las manos, el doctor les sonrió a mis padres y nos invitó a sentarnos. —Buenas tardes, un placer conocerlo, señor Suárez. En las dos consultas anteriores venía con mi mamá, papá ha estado trabajando. —Igual doctor. Dígame ¿qué tiene nuestra hija? —Los resultados no muestran nada, salvo su sobrepeso, no tiene úlcera, ni nada extraño en el estómago, en los estudios efectuados. Pero seguiremos en chequeo cada vez que ustedes lo requieran. Les propongo hacerle un monitoreo anual a menos que vuelva a presentar el mismo caso. —No sé si pre
Estaba sintiendo cosas diferentes por Dylan, pero era consciente de que no me vería jamás con otros ojos, que no fuera de amiga. Su madre continuó hablando.—Aunque te haga mucha burla, eres su tercera mujer importante. Para él tu amistad es sagrada. Creo que eres la más fundamental, conmigo no se duerme tan rápido. —Se acercó—. Está profundo.» Catalina, su padre, está por salir en unos días. Esa es la razón por la cual le pedí a tus padres que se lo lleven a Colombia de vacaciones. Aún no tengo idea como se comportará Jhon, no ha querido firmar los papeles del divorcio. No le digas, solo sigue cuidándolo. —afirmé.» Siempre hazle ver las cosas malas, mi hijo en ocasiones es algo arrogante, jálale las orejas de ser necesario, he notado que te hace mucho caso. Ojalá algún día queden juntos.Me puse roja al escucharla decir eso y mi corazón casi explota.—No soy del gusto de su hijo y tampoco es el mío.Me apresuré a decir para no dejarme en evidencia. Virgen santa, ¡qué bochorno!—Por
Dylan apretó fuerte mi mano, pensé que me la iba a partir. Retiro lo dicho, sobre ese señor era digno padre de la lombriz de tierra.—Ve muchacho, no tenemos el tiempo, tenemos reservación.—Lo siento, señor. Pero mi madre también nos invitó a cenar.—Hijo, te estoy invitando yo, a tu madre le gustará saber que compartes con alguien como nosotros, tenemos los contactos para hacerte un camino en tu carrera.Ñerda, pero el mequetrefe se cree el rey de Inglaterra.—Su invitación no es primero que la de mi madre, si me disculpa, prefiero las enchiladas y los tacos que hacen en el restaurante de doña Gertrudis.Nunca antes había querido besar a Dylan como hasta ahora, se acaba de ganar mi admiración por completo, a veces podía ser un perfecto patán en ascenso, pero siempre había defendido sus raíces y deja en alto a su madre. La cara de Vicky fue para ponerle un marco, estaba casi morada. Ahora querida, a volar como pepa de guama.—Eres bastante descortés, joven.—Señor, con todo el respet
Seguían hablando de la ciudad. El lugar era muy diferente.—Entonces ¿Qué hay de nuevo? —dijo el señor Luis al conductor.—Estamos en invierno. —golpeó las palabras—. ¡Pero qué va!, el caló sigue igualito.El señor Luis le indicó la dirección a través de las calles, las casas eran grandísimas.—¿Cómo se llama el barrio donde vives?—Pasatiempo. No se compara con las casas en Estados Unidos que son diferentes, también son grandes, pero un grande distinto, acá son más frescas por el clima.Un par de indicaciones más y llegamos a una casa esquinera, había varias personas en la terraza, las cuales gritaron al ver llegar el taxi. El rostro de Cata resplandeció, al bajarnos un grupo de siete niñas se abalanzaron sobre ella hasta rodearla alejándola de mí, eso no se sintió tan bien.Varias señoras llegaron a saludar a los señores Suárez. Después de la euforia me presentaron, por fin soltaron a mi mejor amiga. Y dos de sus amigas me miraron más de la cuenta. Así como en ocasiones me miraba Vi
Antes de seguir pasando pena tomé el jugo y no sé si era por el calor; la camiseta la tenía pegada a la espalda, el fastidio entre los dedos del pie por las abarcas, no lo sé. Lo cierto era que este jugo se supo deliciosísimo, tenía mucho hielo. Me lo tomé un trago tras otro y sin respiración, causé las risas en los presentes.—¡No hay como el jugo de corozo! —dijo Bodoque.—¡Mi madre y abuela deben probar esta delicia!—Ya te ganaste mi corazón jovencito.Habló la señora Rosalba, la sonrisa de Cata sin duda era herencia de su abuela, a ella también se le hacían los dos hoyuelos en cada cachete, la diferencia era que Cata tenía más cachetes.—¿Abuela en que cuarto dormirá Dylan?Me tomó de la mano para jalarme hasta llegar a un cuarto con una cama doble, un ventilador de techo, una hamaca a un lado. Acá no había aire acondicionado, el techo era de palma, eso le daba frescura. Cata me entregó la guitarra mientras yo puse la maleta en una mesa alargada al frente de la ventana de madera.
Sentí un poco de celos, para mi abuelo era su bola de azúcar, además nunca me ha enseñado a ordeñar, me enseñó apenas a montar a caballo. Papá también lo trata como… el varón que nunca tuvieron… o más bien, el varón que perdieron.Después de mi mamá sigue sin quedar embarazada de nuevo, el primer hijo nació a los ocho meses y no se salvó, me dicen que se le complicaron los pulmones, yo vine meses después, desde ahí no han podido tener otro hijo. Terminamos de desayunar.—Voy al baño un momento. —Dylan salió casi qué corriendo.—Le dio cagalera.Comenté, mis abuelos rieron al igual mis padres.—Mija, prepárale bicarbonato con limón al pelao pa’que lo alivie. Esos retorcijones son malucos. Eso sí, la ventazón será buena.—Esperemos a ver que dice, tal vez no sea eso —habló papá.—No —dije—. Le dio cagalera, ve que te lo digo, su estómago no está acostumbrado.Dylan se demoró para salir, cuando lo hizo estaba un poco pálido y frío.—Bodoque me dio lo que dijiste, no me atrevo a irme en c
Nunca pensé que me llegara a gustar tanto el campo, el cantar de los gallos, el cantar constante de las cocás, el olor que desprende el ganado en los corrales, el olor de la leche pura recién hervida. El sonido de los grillos en la noche, el aroma de las frutas recién cortadas, arrancar la yuca, arriar el ganado, ordeñar la leche, ver el atardecer y el amanecer en el valle del Sinú.Catalina tenía razón, esta tierra era mágica. Adicional si con Bodoque estaba tratando de armar un glosario, con el señor Henry haré un diccionario. Casi nunca le entiendo sus dichos, pero me saca carcajadas, ya tenía pegado el dicho «muñeca e’ burro.» Se utiliza para decir que algo era delicioso, agradable, que gusta mucho. Y como la señora Rosalba cocinaba como los ángeles, a cada rato lo decía.Desde hace días me encierro en el cuarto para lograr aprenderme más vallenatos, ya había cantado y ahora quería hacerlo de nuevo, antes de irnos. Por agradecimiento lo haré, al abuelo le gustaba mucho esa música.