Marcela Ponzio —Buenas tardes, señora, disculpe que interrumpa su merienda, pero afuera está el señor Gerard.—¿Mi detective?—Así es señora.—Hazlo pasar a la sala y prepara café para ofrecerle —mi empleada salió y me quedé intrigada con la visita de Gerard, me levanté y fui hacia su encuentro para dar fin a la curiosidad.—Buenas tardes, señora Marcela, disculpé que vine sin avisar.—Por favor toma asiento y dime ¿Por qué vienes dos meses antes? Se supone que dentro de dos meses teníamos que vernos ¿Les pasó algo a mis hijos? Ese maldito negocio seguramente fue lo que te trajo aquí.—No mí señora, es algo más delicado.—¿No entiendo? Que puede ser más importante.—¡Un bebé!—Seré bisabuela ¿De quién? Nicolás o Augusto, oh mi pequeña Mariza.—En realidad son dos bebés.—¿Mellizos?—¡No!—Por favor, Gerard, ve al punto de una vez.—La niña Mariza será mamá y su padre, el señor Dante, también espera a su tercer hijo.—Mi dios, después de lo sucedido con el último embarazo ¿Cómo es pos
DanteLa llegada de mí madre no me causaba tanto estrés como a Nicolás, ella había decidido irse olvidándose de su familia, pero entendí que ella no estaba de acuerdo con nuestras decisiones, sabía que el mercado ilegal no era rentable para nadie, a la larga todo se descubre, ella solo nos hizo un favor yéndose, no porque quisiera verla lejos de mi vida, si no por su bienestar, bastante ya había jodido a mi familia, ahora solo me quedaba sacarle de la cabeza a Augusto la idea de ser parte de esta mafia, en la cual me encontraba manchado hasta la mierda, pero antes mí vida no tenía sentido, ya que era mecánica, me levantaba al trabajo, hacía crecer el negocio y volvía a intentar sacar a flote mí matrimonio, pero Beatriz no me la hacía fácil, ella solo se sumergía más en su tristeza, como si nuestra vida no importaba, Mariza y Augusto pasaron estos últimos años logrando que su madre los quiera y ya no aguante más, agote todos los recursos posibles, hasta que la luz al final del túnel me
DanteEl día que tanto ansiaba había llegado por fin, hoy después de meses volveré a verla y estaré con ella, para no llegar tarde salí antes del bufete, cuando llegué a mi departamento me di una ducha y me puse mi mejor ropa, quería verme impecable para ella, nada podía salir mal este día.Al terminar encendí mi laptop y terminé parte del trabajo que tenía pendiente, mientras tanto esperaba ansioso que llegué la hora para vernos. Me sentía nervioso, quería que ella me perdone, aunque sabía que no sería una tarea fácil.Mi mente me llevaba a los momentos que viví con ella, en dónde me sentí lleno de vida, por mis malas decisiones hoy pagaba muy caro todo lo que estaba sucediendo.La hora llegó y fui hasta mi habitación y busqué el regalo que había comprado para ella, solo espero lo reciba, lo guarde en el bolsillo de mi campera y al salir me encontré con Mariza y Augusto.—¡Hola papi! —se cuelga de mí cuello mi hija y me da un beso en la mejilla.—Llegamos justo —dice Augusto quien le
Fiorella —Hola buenas tardes —al oírlo supe que no era él, entonces me levanté y fui hasta la puerta.—¿Y Dante? ¿Qué haces tú aquí? —consulta Laura.—Él está por llegar, se atrasó con su hija, por eso me pasó tu dirección así lo esperes un poco más —se excusa por él y siento un poco de alivio.—¿Sucedió algo malo? —Le consulto ya que podría ser algo grave.—Eso te lo puedo decir yo —aparece de repente y mis piernas se vuelven gelatina.—¡Dante! —exclama Charly.—Bueno, ya que está aquí ¡Nos vamos! —propone a Laura, Charly.—Podemos hablar un momento a solas —tome de la mano a Laura y entramos al departamento, dejándolos a ellos afuera un momento.—¿Sucede algo Fiorella? —me consulta.—No lo sé, estoy muy nerviosa, no creí que esto me pasaría.—¿Qué sientes? si quieres me quedo en mí habitación.—No es necesario, necesitamos hablar a solas.—¿Estás segura?—Si, es mejor ir ahora y no dilatar más el tiempo, mientras más rápido, mejor.—Entonces saldré y lo voy a hacer pasar a la coci
DanteHabía podido salir de casa sin mentirles a mis hijos y eso me dejaba tranquilo, no quería seguir más con todo esto, debía ir de frente con todo el mundo, ella tenía razón, no podía seguir ocultándole la verdad, sabía que no iba a ser fácil lograr su perdón, pero tenerla tan cerca me volvía loco, quería besarla y amarla, no podía controlar mis deseos de hacerla mi mujer nuevamente.—Por favor, Dante, no puedes intentar borrar todo lo que sucedió seduciéndome, fue grave lo que me hicieron.—Se que te metí en problemas por mí culpa, pero ese error también lo voy a enmendar, voy a salir del negocio, quiero que nuestro hijo crezca lejos de este mundo que solo nos traerá dolor.—Y tú crees que haciéndote a un lado te limpiaras las manos, estás equivocado —dijo enojada, ella tenía razón.—Se que no debe haber sido fácil para ti todo esto, pero no puedo cambiar lo que soy.—Si tan solo hubieras sido sincero, pero no, preferiste hacer todo a tu manera y terminé pagando las consecuencias
FiorellaDante se había ido y me quede pensando en todo lo que hablamos, me sorprendió saber que él estaba ajeno a lo que me sucedió, pero y si lo sabe y está jugando conmigo al hacerse el tonto.Di vueltas en la cocina de Laura, necesitaba que ella venga o me volveré loca, verlo me despertó aún más las ganas y el deseo de perdonarlo, la piel es débil, después de todo lo que sufrí por su causa aún lo quería, desearía no sentir esto, pero lo sentía y eso no me hacía pensar con claridad.—¿Por qué tardaste tanto Laura? —le digo al verla aparecer por la puerta de la cocina.—Baje a abrirles la puerta, dime ahora mismo ¿Qué sucedió? —se sienta rápidamente al lado mío.—¡Nada! Solo hablamos de lo que sucedió, ya sabes, le deje claro que no quiero saber de él hasta el parto.—¿Y lo que te hicieron? ¿Se lo dijiste?—¡Todo! Lo único que me hace ruido es que él no sabía nada, es como si hasta ahora lo sabe.—¿Por qué no le crees? A lo mejor es cierto.—No es fácil, como podría creerle, paso ta
Fiorella—Acepto salir contigo, siempre y cuando no vuelvas a repetir eso de que me amas, no puedo con todo Dante.—Está bien, ve a dejar tus cosas, aquí te espero —me dijo todo feliz, lo mire por una milésima de segundo e ingrese en mi casa, fui directo a mi habitación y al cerrar la puerta me tape la cara, no podía creer que me sentía así de boba por la salida.—¿Estás por salir? —me intercepta mi hermana al llegar a la sala.—¡Mel! Disculpa, no te vi —le digo con sinceridad.—¿Es él cierto? —ella se encontraba cerca de la ventana, por eso no la había visto al entrar.—¿Quién?—Vamos Fiorella, que somos grandes, no es necesario mentirme a mí, ¿Es el papá del bebé?—Si es él, me prometí que lo alejaría de mi vida, pero no puedo.—Y como rechazarlo, lleva aproximadamente media hora esperando por ti.—¿En serio?—Porque mentiría, ese hombre sí que sabe cómo conquistar a una mujer.—Por favor, Mel, ya basta que sus atenciones no borraran el pasado.—Pero puedes olvidarlo y vivir el
FiorellaTodo lo sucedido no salía de mi mente, quería creer que todo iba a cambiar, que sus palabras eran sinceras, pero no era fácil, me levante de mi cama y fui hasta la ventana, mire la ciudad afuera, no paraba, las personas iban apuradas en diferentes direcciones, algunos iban y otros venían. En estos momentos deseaba no tener estas preocupaciones, quería estar bien, no sentir el miedo que me recorre por dentro.La familia de Dante tenía el poder para hacerme nuevamente daño, si ellos querían dejarme una vez más en la calle lo iban a hacer, aunque él me jure que nadie iba a hacerme daño, no lo podía garantizar.No quise seguir haciéndome la cabeza con ideas absurdas y fui a desayunar, tenía que ir al trabajo, había quedado mucho trabajo pendiente, estamos cerrando la edición de este mes y eso me traía muy ocupada y a las corridas.Antes de pasar por la revista fui a una tienda de ropa de bebés, en donde me entretuve comprando unas cositas para mi bebé.—Buenos días, le ayudo en a