CAPÍTULO CATORCELa mañana del sábado había llegado más luego de lo esperado.Era pleno verano y el sol ya pegaba en los grandes ventanales que estaban abiertos, los rayos solares otorgaban luminosidad y tranquilidad a todo el departamento en el cual predominaba el color blanco.La brisa fresca marina movía las cortinas y erizaba la piel de Aiden, que estaba tan solo en bóxer azul, cocinando un simple desayuno para Emily.Huevos, tostadas, jugo natural y café. Era un clásico que ambos amaban, pero él no estaba muy concentrado que en un desliz se le quemaron las tostadas colocándose negras y el huevo quedo un poco seco, todo esto debido a que hoy era el esperado almuerzo familiar y él no le había dicho nada a Emily.Su madre le había enviado un mensaje a las siete de la mañana, despertándolo y obligándolo a asistir, quisiera o no tenía que estar en esa reunión familiar, pero Aiden no estaba de humor para las preguntas intrusas y fuera de lugar de su familia.Los últimos almuerzos famil
CAPÍTULO QUINCEEmily había elegido un sencillo vestido de tirante y escote corazón de color violeta, y la falda era en estilo A, por lo que cada vez que daba un paso, la brisa veraniega movía la tela de seda en una bonita caída.Las sandalias de taco alto y color nude contrastaban con su piel bronceada, haciendo sus piernas más largas y esbeltas, sin embargo, aún no llegaba al porte de Aiden, quien le sacaba una cabeza de altura.En tanto Aiden tan solo usaba un vaquero rasgado de color negro, camisa del mismo tono arremangada hasta los codos y zapatillas blancas.Que ambos estaban listos para enfrentarse al temido almuerzo familiar. Aiden tenia un nudo en el estómago y Emily no dejaba de peinarse el cabello con los dedos, claro signo de nerviosismo. —En mi familia son habituales los almuerzos familiares de fin de semana —anunció el joven tratando de calmar su agitado pecho.—¿Son de ser una familia muy unida?—Si, siempre nos apoyamos y también somos los primeros en juzgar. Creo q
CAPÍTULO DIECISÉISDentro de la casona se respiraba un lujo que Emily tan solo había visto en las películas y había leído en los libros.Los muebles de la familia Preston eran de color caoba brillante que resaltaban la madera cara, sillones de la realeza con aplicaciones en hilos rojos y los adornos de estatuas de diferentes animales como leones y elefantes eran de color dorado, que le daban un aspecto victoriano del siglo XIX, como aquellas casas antiguas de arquitectura gótica, pero a la vez llena de elegancia pomposa.Una de las sirvientas, que usaba traje negro, los guio hasta el jardín trasero, en donde bajó una hermosa terraza de árboles frondosos y verdes estaban todos los presentes. Una mesa larga con mantel blanco estaba puesta con vajilla de plata lista para ser usada.Alex, Adrián y Antony saludaron a la joven con amabilidad y todos caminaron hacia la mesa tomando sus lugares respectivos.Aiden se quedó al lado de su novia, en tanto Marie Cox quedo al frente de la feliz par
CAPÍTULO DIECISIETEEl juicio de Livia se había realizado una semana después.A la Señora Harper el juez del tribunal le había dado una condena de un año de cárcel y orden de alejamiento por dos años hacia su hija menor, por lo que durante ese tiempo debía estar a un kilometro lejos de Emily. Una vez que saliera de prisión, no podría frecuentar los mismos lugares que su hija, por lo que el odio de Livia cada día que pasaba crecía más.Pero Livia nada podía hacer, ya que los medios probatorios que había presentado el abogado de Em y las declaraciones de los testigos que se atrevieron a contar la verdad, eran pruebas irrefutables de aquel maltrato sufrido por años de la joven, y con el acuerdo millonario firmado por Daphne, ahora Aiden estaba más tranquilo, porque ninguna de las dos molestaría más a Emily por un buen tiempo.Daphne se quedó con el maletín lleno de dinero, ya que tampoco pagó las deudas que ella y su madre habían contraído, y por consiguiente remataron todos los bienes m
CAPÍTULO DIECIOCHOA la mañana siguiente Aiden se excusó de no ir a la compañía de su familia a trabajar, canceló algunas de sus reuniones que tenía agendada con el directorio y decidió que en la tarde trabajaría en los contratos pendientes que le quedaban por analizar y firmar para dar paso a las nuevas exportaciones e importaciones que sus clientes le estaban pidiendo. Luego de desayunar huevo, tocino, fruta fresca y café, su comida favorita, se montó en su bugatti negro junto a Emily y condujo por la calle principal dirigiéndose a la pequeña sucursal que estaba ubicada en el lado Este de Sídney.Hoy le mostraría el lugar que había construido para ella.El sol de medio día estaba en su punto más alto y Aiden apretó un botón en el panel eléctrico para esconder el techo de su vehículo que era un lujoso modelo descapotable.Los rayos solares impactaron en la piel de los jóvenes enamorados calentando cada fibra de su ser, y la brisa marina fría y salada les movió el cabello, sobre tod
CAPÍTULO DIECINUEVEAiden sonrío por aquella declaración. Era todo lo que necesitaba saber para embarcarse en esta aventura.En esta necesidad de tenerla, de poseerla y de hacerla suya para siempre.Puso su palma en la nuca de Emily y la volvió a besar, pero esta vez duro y rápido. La tocó por sobre la tela de su vestido rojo y encajó sus dedos en la cintura, la arrastró hasta el borde para que su intimidad chocará con su erección prominente. Luego subió y cerró sus dedos en su cuello y la inclinó hacia atrás para follarla, pero Emily no se lo permitió.—Cariño alguien puede vernos.Ella se asustó poniendo sus palmas en el pecho del joven deteniéndolo. Emily tenía miedo de que alguien los viera a través de la puerta de cristal. Aiden sonrío con esa aura lujuriosa y maliciosa. Buscó debajo del escritorio de madera que tenía un panel con botones, y apretó uno de ellos. Luego la puerta de cristal se volvió negra, al igual que los ventanales dejándolos aislados del exterior.Emily abrió
CAPÍTULO VEINTE Después de la mañana agitada que tuvieron, Aiden y Emily se ducharon en el baño personal de la oficina principal, en este tenían todo lo necesario. El joven empresario se había encargado de poner toallas, jabón y shampoo con olor a jazmín. Bajaron las escaleras y todos se dieron vuelta a mirarlos, ya que ambos venían con el cabello húmedo y la ropa arrugada, que para ninguno de los empleados pasó desapercibido el encuentro pasional de sus actuales jefes. Él se había arremangado la camisa blanca, que en sus antebrazos lucían aquellas marcas rojas de las uñas de Em, y en ella el cuello lo tenía lleno de chupones que eran imposible de disimular. —¿Lo ves? —susurró cerca de Aiden, que llevaban sus dedos entrelazados—. Todo mundo se dio cuenta. Él se encogió de hombros y reunió a todos los empleados en la entrada principal. —Por el día de hoy —comenzó hablar Aiden con un desplante que hizo sentir pequeñita a Emily, porque ella estaba segura de que todos sabían que habí
CAPÍTULO VEINTIUNOEl atardecer nuevamente les alcanzó en medio del cielo anaranjado y rosado, pero esta vez a la orilla de la playa que estaba casi vacía, ya que aquella playa no era apta para el baño, sino más bien era conocida por los paseos matutinos o por las personas que iban y se ejercitaban en las tardes junto a sus mascotas.Pero hoy no había tanto movimiento ya que era un día de semana en donde la mayoría de las personas trabajaban, salvo por los pequeños grupos de adolescentes que estaban haciendo una especie de fogata y cánticos a guitarra, y algunas parejas que disfrutaban el atardecer, al igual que Emily y Aiden. Ambos estaban con los pies descalzo, llevaban sus zapatos y sus tacones en la mano, y caminaban por la arena húmeda y helada dejando sus huellas marcadas, que de vez en cuando algunas olas pequeñas rompían en sus pies, el agua helada adormecía su piel, y a la vez borraba el rastro que dejaban atrás con cada caminar. Caminaban uno al lado del otro, entrelaza