Capítulo Doscientos VeintitrésEmily y Aiden seguía en la sala de interrogatorios. Sentados en aquellas sillas tan incomodas de metal.—¿Deberíamos irnos o esperar a que vuelva? —preguntó Em ante la repentina salida del Fiscal Cooper.Aiden se encogió de hombros y observó al individuo que seguía esposado. Desde el principio le había caído como patada en el estómago.—Algo que le dijimos le debió hacer sentido —dijo el Joven Ceo.—Eso está claro, si no, no hubiera salido como un loco —contestó Em.Aiden miró a Emily de reojos. En la voz dulce de su esposa había una gota de amargura y rencor. —¿Estas más tranquila? Digo… —Aiden dudó un segundo—. Sé que es imposible estarlo del todo, pero saber esto ¿Te ha ayudado en algo?—¿El saber que Charles es el asesino de mi hermana?Aiden asintió con un sutil movimiento de cabeza y Emily suspiró con pesar. Sus manos jugaron entre sí un poco nerviosa y sus ojos negros como la noche nuevamente se fijaron en el doctor que alguna vez le coqueteó.
Capítulo Doscientos VeinticuatroEl fiscal Cooper prendió el computador que estaba sobre la superficie de madera y les pidió a los jóvenes que tomaran asiento frente a su escritorio de roble.Emily miró todo con atención ya que la oficina estaba algo descuidada. El fiscal tenía un montón de papeles y archivos sobre la mesa. Una taza de café a medio terminar y en sus facciones el agotamiento físico y mental era claro.Ella también estaba agotada.—¿Deseas ver el video? —cuestionó el fiscal.Emily negó con la cabeza, ya que le parecía horrible la sensación de presenciar el asesinato de su hermana. Ella no quería contaminar su mente ni su alma de rencor.—Le creo.El fiscal Cooper cruzo una mirada con Aiden.—Tampoco deseo verlo —dijo Aiden.—Bien, pero deben saber que será presentado en el juicio que se le hará a este individuo.Emily ya sabía eso y Aiden también. Ella sentía que el fiscal Cooper se estaba alargando en la conversación de forma innecesaria, cuando solo quería que se apur
Capítulo Doscientos VeinticincoEmily y Aiden esperaron en la cafetería. Sentados uno frente al otro. Ya eran las una de la tarde y Emily estaba totalmente frustrada con la situación.—¿Cuánto tiempo más vamos a esperar?Aiden se encogió de hombros.—No lo sé pequeña rosa —dijo y siguió tecleando en su celular.Él tenía mucho trabajo pendiente, y también estaba coordinando un anillo de seguridad privada para Emily y para los niños. Se frotó el cuello tratando de aliviar los nudos que le comenzaban a doler, mientras Emily estaba de brazos cruzados y no dejaba de mover su pierna derecha.El fiscal Smith estaba recopilando en la cárcel información sobre Lucca Preston. Sin embargo, su trabajo se estaba dificultando, ya que aún no podían hacer un conteo formal de reos. Luego de hablar con el director general de la cárcel, había conseguido poder revisar la sala de archivos, en donde la policía de custodia guardaba los libros de visitas de cada reo.Smith buscó nuevamente en las grandes hile
Capítulo Doscientos VeintiséisEmily suspiró con pesadez y decidió llamar a los niños para saber si estaban bien. Marie le contestó de inmediato y le comentó que los niños seguían jugando en la sala de estar. También les preguntó si llegarían al almuerzo, pero Emily dijo que no, ya que el fiscal Cooper aun no llegaba a informarles eso tan importante que estaba averiguando.Luego ella se despidió y cortó la llamada. Volvió a observar a Aiden, que seguía con el rostro pegado en el celular. Tenia el ceño fruncido y estaba levemente cabreado.—Estas enojado —comentó Em.Aiden levantó su rostro y se reflejo en aquellos ojos negros de su esposa que brillaban con una luz especial.—¿Eh?—Algo te está molestando.Aiden torció los labios y dejó el celular sobre la mesa de la cafetería.—Si —contestó—. Es que estoy coordinando un anillo de seguridad, pero… —Aiden bufó—. Al parecer la seguridad privada esta saturada.—No creo que sea necesario contratar guardaespaldas —dijo Em con resignación.E
Capítulo Doscientos VeintisieteEl fiscal Cooper le escucho con mucha atención y Emily se compadeció de su marido, que en un impulso estiró su brazo y puso su palma sobre la mano de Aiden.Aiden levantó su cabeza y sonrió, pero esa sonrisa no llego a sus ojos. Él quedo un poco ausente después de pensar las cosas con mayor claridad, por eso ante el silencio y ante las preguntas tan personales del Fiscal, Emily decidió despejar todas sus dudas.—Pero —cuestionó Emily sin soltar la mano de Aiden y mirando al Fiscal—. ¿Por qué pregunta si Lucca tiene más hermanos? ¿han encontrado algo relevante, además de saber que Charles y Lucca podrían haber estado trabajando juntos en el plan de matar a mi hermana?El fiscal Cooper tocó la pantalla de su celular y buscó la galería de fotos. Luego le paso el celular a Em. Em soltó la mano de Aiden y tomó el celular, para ver las fotos sacadas a los libros de visitas.—¡No puedo ser! —exclamó Em tapándose la boca con la mano libre.—Si —confirmó el Fisc
Capítulo Doscientos VeintiochoLa playa y el faro siempre terminaban siendo el refugio de ambos jóvenes, después de hablar con el fiscal Cooper y armar el rompecabezas del caso, no les quedaba de otra que tratar de buscar consuelo en algo que era prácticamente inconsolable, ya que el tiempo no podía ser devuelto.Emily se acercó al barandal del malecón y cerró sus dedos en la baranda firme de fierro medio oxidado. La fría brisa del mar golpeó su rostro y los pulmones se le llenaron de sal. Algunas gaviotas graznaron y aunque intentó conformarse, esa paz jamás llegó a su corazón.Aiden seguía a su lado igual de desconcertado al saber que Charles y Lucca al parecer eran hermanos por lo que su mente no se dejaba de preguntar: ¿Qué otro secreto esconde la familia?Aunque estaba un poco más sereno que su esposa. Además, agradecía al cielo que ese tal Charles no tuviera ni la más mínima oportunidad de acercarse a Em. Ese doctorcito se había puesto en evidencia demasiado rápido, que ni tiemp
Capítulo Doscientos VeintinueveEmily y Aiden llegaron a la casa pasada las tres de la tarde.Emily se bajó del vehículo y luego se masajeo la parte de sus hombros y su nuca. El dolor del estrés se estaba extendiendo por cada fibra de su cuerpo. Por el rabillo del ojo captó algo que llamo su atención. Bajó su brazo y se giró hasta la entrada del garaje de la casa.Ella tragó saliva con fuerza.Aiden serio de lado casi satisfecho por la reacción de su esposa, y se acercó a ella tomándole de la cintura.—¿Te gusto mi regalo, pequeña rosa? —preguntó Aiden en el oído de Emily.Emily dio un pequeño salto al sentir ese escalofrió recorrer todo su cuerpo y frunció el ceño, aun perdida por las atenciones de su marido. No es que no le gustara la sorpresa, simplemente no le parecía el momento adecuado.—¿Por qué? —susurró Em.Aiden se encogió de hombros.—Recuerdo que amabas los autos y la velocidad —dijo él sin soltarle la cintura—. Solo lo cambie por un modelo actual. Algo nuevo, algo más tu.
Capítulo Doscientos Treinta—¿Y? —cuestionó Alex cuando abrazó a su cuñada—. ¿Te gusto tu nueva joyita?Alex había sido el responsable de buscar el auto a la automotora y de traerlo a la casa de Emily.—¡Es un verdadero encanto! —exclamó Adele con emoción—. Alex me fue a buscar al aeropuerto en ella. No sabes cuantas personas se dieron vuelta a mirar. Creo que no muchos se pueden dar el lujo de tener un auto como ese. Serás la envidia de todo el mundo.Emily hizo una mueca nada disimulada, ya que odiaba que la envidia fuera parte de su vida y Aiden la tomó de la cintura y la atrajo a su pecho para darle un beso en la sien.—Te lo digo de forma sana —rectificó Adele cuando vio la triste mirada de Em.Emily tan solo esbozó una sonrisa de boca cerrada, una sonrisa que no llegó a sus ojos.Elian dejo el auto en la pista de carrera de juguetes y puso sus manos en el suelo para impulsarse hacia arriba. Luego de pie corrió a las piernas de Emily. —¿Qué auto mami? —preguntó Elian con el ceñ