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Capítulo 2: Eres Tu

Luego de un largo recorrido llegamos al lugar del evento

Al entrar observo a muchos hombres reunidos en distintas partes del salón vestidos en trajes de dos y tres piezas acompañadas de mujeres elegantes y sensuales a su lado.

Rogelio observa todo el salón a mi lado luego me señala en una del salón en una mesa rodeada de hombres a Alejandro.

Me acercó a él junto a él y sus hombres, Lucy quién caminaba detrás de nosotros, se adelanta siendo recibida por una dura mirada de parte de él.

—Señores les presentó a mi bella mujer —Se levanta tomando mi mano y con la otra saludo a cada caballero en la mesa —. Ella también es quién lleva mis negocios cuándo tengo otros asuntos que atender.

—Una mujer no debería atender los negocios de un hombre —Musita el hombre mayor —. Suelen ser débiles a la hora de ejecutar estrictas decisiones.

—No sé con qué tipo de mujer usted esté acostumbrado a tratar, pero yo a la hora de ejecutar un plan o más bien ejecutar a una persona no tengo ninguna contemplación —Todos me miran en silencio —. Al contrario, es algo que me excita y más si se trata de hombres que son una escoria en este mundo.

Tomó del trago que me ofrece Octavio, ganándome una mirada dura de su parte por mi respuesta.

Aquel hombre no dice ninguna palabra más y los demás sólo se limitan a observarme.

Estos hombres están acostumbrados a ser machistas y son los que detesto, acaban con mi paciencia tan rápido que sería capaz de hacerle un orificio en su cabeza en estos momentos.

Octavio me mira y niega, es como su supiera que pasa por mi cabeza, sabe que mi mente está maquinando muchas cosas y ninguna es buena.

Me sujeta de la cintura y da unos pasos conmigo alejándonos un poco.

—Este es un negocio importante —Me susurra al oído —. Ve por un trago y trata de relajarte un poco.

Camino alejándome de él, me acerco a la barra pidiendo un trago, luego de cuatro tragos las ganas de ir hacer pis empiezan a llegar.

Me levantó, observo hacia la mesa donde está Octavio, lo veo reír con aquello hombres mientras Lucy a su lado acaricia su brazo.

'Son tal para cual'

Camino hacia al baño, al entrar me encierro en un cubículo, hago mis necesidades, acomodo mi tanga, cuando escucho cerrarse la puerta con seguro.

Saco mi arma cuidadosamente, abro la puerta del baño cuidadosamente, apunto mi arma hacia el hombre frente a mi quien me da la espalda.

Apunto a su nuca, al sentir mi arma sobre su cabeza levanta las manos lentamente.

—Voltéate —Susurro.

Levanta la cabeza mirando hacia el techo, se voltea y al tenerlo al frente me mira fijamente.

—Eres tú. —Susurro —. Maldita sea eres tú.

Bajo mi arma, lo abrazó sin poder resistirme y me acuna en sus brazos fuertemente.

—Donde quedo la Nuray que conocí hace años atrás —Susurra sobre mi nuca —. Juro que no reconozco a la mujer que estoy abrazando ahora mismo.

Me separo de él, sonrío.

Él no puede imaginar por todo lo que he pasado todo este tiempo por tratar de mantenerlos a salvo.

—¿Qué haces aquí? —Me da una mirada seria —. Todo este tiempo no supe de ti, pensé que habías muerto o quizás habías empezado una nueva vida.

Sujeta su barbilla mientras empieza a caminar en círculos dando vueltas en el baño, saca su teléfono de su bolsillo textea algo y vuelve a guardarlo.

—Luces tan distinta, tan diferente —Me observa de arriba hacia abajo y su mirada queda fija en mi arma —. Nunca pensé verte utilizando una.

—Yo tampoco lo imagine, pero las circunstancias obligan a cambiar a las personas para cuidar de sus seres amados —Guardo mi arma nuevamente y me acerco al lava manos.

—En aquel atentado tuvimos que llevar a Kyliam al hospital gravemente heridos —Su mirada se endurece —. Lamentablemente llegamos muy tarde y por la gravedad de las heridas Kyliam murió a los pocos minutos, fue muy duro todavía más darle una noticia de esa magnitud a su esposa.

—¿Kyliam estaba casado? —Susurro con un nudo en la garganta sintiéndome culpable.

—Tenían siete años de casado y un nene de tres años, gracias al contrato de trabajo que le tenía Dante ellos no quedaron desamparados y se hará cargo de sus necesidades de por vida.

—¿Qué pasó con Dante? —Musito con un dolor enorme en mi pecho.

—Una de las balas atravesó cerca de su corazón —Cierro los ojos y me agarro del lava manos para no desfallecer —. Cayó en coma, pero antes de caer en ella ordenó que te buscáramos y supiéramos dónde estabas lo cual fue un lío y luego de diez meses te encontramos.

—¿Supieron todo este tiempo de mí? —Asiente —. ¿Qué sucedió con Dante después?

— Te mantuve vigilada todo este tiempo, me aseguré de mantenernos en las sombras y por seguridad de Bruno y Mariana los tuve que m****r a vivir a Italia para que estuvieran a salvo del maldito de Octavio.

—¿Cómo supiste que estaría aquí hoy? —Preguntó y él sonríe.

—Entre los hombres de Octavio, hay infiltrados que trabajan para mí —Sonríe burlón —. Siempre ha habido infiltrados entre sus hombres, nuestro último infiltrado fue John era el más cercano a ti.

! ¡Maldita sea!

—Era ...– susurró y me mira sin entender —. Digamos que tuvimos una pequeña discusión y atravesé una bala sobre su cabeza al llamarme putita, quizás lo fui antes pero no permito que nadie me ofenda y menos si yo doy las órdenes.

— ¿Por qué te adentraste en este mundo? —Me pregunta serio —. Este mundo no es para una mujer.

— No, no vuelvas a decir eso. Odio cuando me dicen eso cuando he demostrado que soy mejor que cualquier hombre en este mundo —Musito totalmente molesta —. Me tuve que adentrar en este mundo por dos razones, por cuidar de las personas que amo y por vengar lo que Octavio nos hizo y créeme que lo voy a cumplir.

Escuchó cómo giran la perilla de la puerta, saco mi arma al igual que él y escucho cómo la golpean.

—Nuray ¿Estás ahí dentro? —Se trata de Rogelio quién está del otro lado de la puerta —. Octavio requiere de tu presencia en la mesa.

—En un momento voy para allá hombre —Miro a John y me acercó a el —. Tenemos mucho que hablar, aún hay cosas que me debes de aclarar.

—¿Es Rogelio, su hombre de confianza? —Asiento —. ¿Puedes salir y reunirte sin que ese hombre se dé cuenta?

—Es su perro que tiene a mi cuidado —Suspiro —. Trataré de hacerlo.

—Te daré mi número, cuando puedas me escribes, te diré dónde y cuándo nos veremos —Saca de su bolsillo una tarjeta me la entrega y me abraza —. Sabrás pronto de mis hombres infiltrados en los cuales podrás   confiar.

Asiento, me sonríe y entra a uno de los cubículos del baño en cerrándose.

Arreglo mi cabello, respiro profundamente y camino hacia la puerta abriéndola y saliendo del baño.

Rogelio asoma la cabeza dentro del baño observando todo.

—¿Sucede algo? —Preguntó serena y niega —. Entonces ¿Qué buscas?

—Nada jefa, el señor nos espera.

Volvemos a la mesa de Octavio al llegar ya los hombres que estaban con él se están retirando, me mira serio y sé que algo ha pasado que lo ha molestado.

Me toma por la mano y caminamos hacia la salida, antes de salir con todo sus hombres miró a mi alrededor buscando a John, pero no hay rastros de él.

Al salir subimos a las camionetas, Octavio se sube a la primera camioneta abandonando el recinto primero que nosotros

Subo a la camioneta con Rogelio y los demás hombres, al cabo de un rato llegamos al hotel, subo a mi habitación encontrándome a dos guaruras en la puerta de ella.

Al entrar veo a Octavio sentado en uno de los sofás tomando un trago, por un momento a mi mente viene el recuerdo de Dante cuando lo vi por primera vez en la habitación de aquel hotel.

"Si supiera cuanta falta me hace en estos momentos y lo mucho que lo extraño"

—Me puedes decir ¿Por qué carajos mataste a uno de mis hombres de confianza? —Pregunta con voz autoritaria y ruedo los ojos.

—Porque "tú hombre" —Suelto sarcástica —. Trató de pasar por encima de mis órdenes frente a los demás y me faltó el respeto.

—¿Qué te dijo? —Pregunta con confusión.

—Se atrevió a decir que yo era tu puta – hago un gesto restándole importancia – sabes que no tolero la falta de respeto y menos de un hijo de puta cómo lo era él.

A decir verdad, la conciencia me remuerde un poco al saber que era un hombre infiltrado en todo esto, después de todo si trabajaba para John debía saber quién era yo, pero aun así se atrevió a insultarme y eso jamás lo iba a permitir.

—Yo jamás quise que te volvieras así —Me mira pensativo —. Jamás hubiera querido que te convirtieras en esto, eres una mujer tan fría.

—Fue mi decisión, yo sé lo que hago Octavio —Me siento en la cama y me quito mis tacones frotando mis pies —. Ahora si me dejas descansar, te lo agradecería.

—Que no se vuelva a repetir lo de hoy Nuray, con ninguno de mis hombres —Se termina de tomar su trago y deja el vaso sobre la pequeña mesa   —. Por cierto, sé que fuiste tú la que le hiciste esas marcas a Lucy en el cuello, no me andes magullando mi comida.

—Entonces, dile a tú comida que se dedique a ser tu cogedero solamente y que no se atreva a levantarle la mano a Dominic de nuevo porque soy capaz de yo misma arrancársela.

Camina hasta quedar parado frente a mí, coloca su mano sobre mi cuello y se acerca dejando besos en él, me empuja haciendo caer en la cama y se coloca encima mío.

 — ¿Sabes? La dueña de la casa debería ser ella.  —Susurra sobre mis labios —. Ella es la que me complace todas las noches, si te llenas la boca diciendo que eres la mujer de la casa y la que manda deberías empezar a saciar mis necesidades como tal ¿No crees?

Besa la comisura de mis labios, deja besos sobre mi cuello hasta bajar a mis pechos, mete sus manos por mi vestido y cuando siento su mano acercarse a mi tanga, levanto mi rodilla, golpeó su entre pierna y lo empujo con brusquedad a un lado de la cama.

—Pues que tome ella ese lugar, a mí no me interesa en lo absoluto saciar tus necesidades a ella si —Me levantó de la cama y acomodo mi traje —. Sólo mantén a tu mujercita lejos de Jinny y Dominic o no respondo.

Caminó hacía el cuarto de baño, cierro con seguro y me recuesto a la puerta hasta caer sentada al suelo jalando de mi cabello.

No encuentro la hora en que mi plan se termine de ejecutar y me deshaga estos dos malditos.

Ellos dos me van a pagar todo el daño que me han hecho todo este tiempo, se van arrepentir de todo el daño que me han hecho.

                                                                         (...)

Una noche con un poco paz, eso pude tener al irme a dormir al saber de John después de tanto tiempo.

Cuando salí anoche de darme una ducha Octavio ya no se encontraba en la habitación, para asegurarme de que no volviera a entrar tuve que colocar un mueble de la habitación detrás de la puerta.

Está mañana al bajar a desayunar solo se encontraba Rogelio con cuatro hombres más, al preguntarle por él me dijo que había salido muy temprano con Lucy y alguno de sus hombres.

No me molesta en lo absoluto, al contrario, me siento contenta en saber en que ambos conviven y me dejan en paz, aunque sea por unas horas.

Al subir nuevamente a mi habitación, sacó de mi bolsillo la tarjeta que me dio John, tomó mi celular, marcó su número, pero no responde, vuelvo a llamar y sigue sin responder.

¿Porque diablos no me responde?

Me doy por vencida, guardo la tarjeta con mi teléfono, cuando estoy por salir de la habitación se abre entrando Octavio.

“Duro poco mi tranquilidad”

—¿Que sucede? —Preguntó indiferente cruzándome de brazos.

—Tienes que empacar todo, debemos regresar a la bodega a terminar con el trabajo que dejaste pendiente y atender a nuestros nuevos socios.

—¿Que nuevos socios? —Preguntó confundida.

—Allá lo sabrás —Sonríe con arrogancia se acerca y me da un beso —. Ahora debes darte prisa, ponerte guapa o llegaremos tarde.

Sale de la habitación, me cambio de ropa.

Me coloco unos leggins de cuero, botas largas de punta en rojas, blusa roja y una chamarra de cuero negra.

Suelto mi cabello, me maquillo pintando mis labios de color carmesí, guardo todo y salgo de la habitación con mi maleta.

Al salir de la habitación uno de sus hombres toma mi maleta, tomamos el elevador y al bajar nos encontramos en el lobby a Rogelio, Octavio, Lucy y sus demás hombres.

Abordamos las camionetas y salimos con rumbo al aeropuerto...

Guadalajara, México

Llegamos retrasados, Octavio le pide a sus hombres manejar directamente a la bodega, su semblante luce bastante molesto y eso es señal de que son bastante importantes sus nuevos socios.

Al llegar nos encontramos con varias camionetas estacionadas fuera, junto a ellas hombres armados, al bajar de la camioneta uno de los hombres a cargo de la bodega se acerca a nosotros.

— Señor, los nuevos socios ya están aquí.

—¿Hace cuánto? —Musita Serio.

—Hace diez minutos señor —Octavio niega furioso y entra.

Camino junto a Rogelio entrando a la bodega.

—¿Sabes quiénes son los nuevos socios? —Le susurró mientras caminamos.

—Pertenecen a la Mafia Italiana, al parecer el señor está muy interesado en hacer negocios con esa mafia para expandirse.

—¿Por qué se quiere expandir? —Susurro confundida ya que él nunca se ha asociado con nadie.

—La mafia italiana controla a la mayoría de la mafia de Estados Unidos y Europa, ellos mueven mucho más dinero que nosotros, entre ellos se encuentra el jefe mayor de la mafia italiana y si todo sale bien y el negocio se cierra nos estaremos expandiendo a Italia.

¿Por qué Octavio estaba haciendo todo esto sin decírmelo?, era demasiado de extraño, él nunca me ocultaba ningún negocio y si este negocio se da podría arruinar los planes que tengo con el

Si, se asociaba con ellos va ser mucho más difícil deshacerme de él, necesito saber quién está al mando de esa mafia, tenía que ver a quien me estaba enfrentando y si puedo tenerlo de aliado o enemigo.

Quizás le podía ofrecer un trato mucho mejor que el que Octavio les estaba ofreciendo a cambio de ellos ayudarme a cumplir mi venganza...

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