Continuo acariciándolo sin perder detalle de sus gestos, adoro como contrae su ceño y muerde ligeramente su labio inferior producto del placer que le produzco. Consciente que no debe estar lejos de llegar a la cúspide, me detengo, haciendo que inmediatamente abra sus ojos — ¿Por qué para? — pregunta alterado.
— ¡Es su castigo por ser un soquete! — una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro, al tiempo que tira su cabeza hacia atrás dejándose caer sobre la almohada.
— ¿Esta segura que es a mi a quien castiga? — dice con ese tono de suficiencia que detesto. Involuntariamente tuerzo los ojos por su comentario, por la simple razón de que esta en lo cierto, sin embargo, lo miro desafiante limitándome a solo rozar con mi dedo la punta de su capullo.
— ¡Si! ¡Estoy segura! ¿Qué piensa hacer al respecto? — lo desafí
Durante todo el camino de regreso a casa lloro como una autentica estúpida, pienso en lo frio de su mirada al salir de la cabaña y el dolor se agudiza — ¡¿En qué estaba pensado?! — me reprocho. Supongo que me dejé confundir por lo tierno y delicado de sus caricias creándome una fantasía en la que signifique algo más profundo para él y allí, justo allí, estuvo mi error. Desde un principio me advirtió que solo sería sexo, es que ni siquiera debería estar molesta, porque fue mi decisión, el propuso el juego y yo dispuse seguirlo, obviamente salí perdiendo. Tontamente me creí capaz de jugar con ese fuego ardiente sin salir quemada — ¡Por Dios Jennifer! —Después de un recorrido que se me hizo eterno, por fin, estoy en casa. Me miro al espejo y mi propio reflejo me produce pena ajena — ¡¿Cómo es
Luego de cuatro horas de carreta, por fin veo el letrero de bienvenida a mi pueblo, la vía estuvo bastante despejada y el clima muy agradable, tanto, que en más de la mitad del camino conduje con los vidrios abajo para sentir la brisa fresca en mi rostro; es algo que me encanta, la naturaleza me renueva las energía, en especial después de tanto tiempo en la industrializada capital.Giro en dirección a mi casa y me alegra ver que las calles están mucho más lindas que la última vez que vine, como esta próxima la navidad las personas han empezado a decorar sus viviendas por lo que el sector tiene un toque colorido. Al estacionarme frente a mi hogar, el alboroto que arman los perritos delata mi presencia, por lo que mi idea de darle una sorpresa a mi mamá se arruinó en parte.Asombrada se asoma en la puerta principal con su ropa de labores domésticas — ¡Como se nota que no me es
Luego de dos días de reflexión en casa de mi madre, voy en camino de regreso a la ciudad, después de mucho pensar comprendí, que era una soberana estupidez dejar todo tirado por una decepción amorosa, además, si fui capaz de involucrarme en ese juego bobo sin pensar bien mis actos, debo ser capaz de enfrentar las consecuencias, para eso soy una mujer adulta a la que nadie obligó, a nada.El hecho que haya entrado en razón, no quiere decir que no me afecte pensar que lo volveré a ver, simplemente entendí que debo hacer borrón y cuenta nueva, hacer exactamente lo que él me pidió, imaginar que nada sucedió entre nosotros y que se trató de un espejismo ardiente que me guste o no, llevare dentro de mí para siempre.Se siente raro estar de vuelta en esta solicitaría habitación, luego de venir de mi casa en el oriente, sin embargo, me gusta la leve sen
Han pasado dos semanas y confieso, que han sido de las más duras que he vivido, mantener una fría indiferencia me está quemando por dentro, fingir que no me importan sus acciones es muy difícil, en especial las veces que por infortuna he tenido que verlo acaramelado con Amalia. Disimular el sonido de mi corazón rompiéndose fue una tarea titánica, en esos momentos, pero descubrí que tengo la suficiente fortaleza para mantenerme firme y conservar mi dignidad.Muchas noches estuve tentada a tomar el teléfono y llamarle, otras incluso quise agarrar el auto e ir hasta su casa y rogarle que me hiciera suya, pues era demasiada la necesidad de sus caricias en mi piel, me resulta increíble lo mucho que extraño sus besos y esa manera tan particular de hacerme temblar de placer con simples toqueteos. Pese a eso, me recuerdo constantemente que es un imbécil, que no se merece ninguno de mis anhelos.
Totalmente desencajada volteo en dirección del sonido, abriendo mis ojos como platos al darme cuenta que, en efecto, allí estaba, no se trataba de un engaño de mi mente — ¿Qué hace aquí? — pregunto con el ceño fruncido.— ¡Esa no es la cuestión! ¡Explíqueme! ¿Qué hacía con ese tipo? — inquiere alterado.En ese momento. me doy cuenta por su aspecto, que ha bebido — ¡Esta borracho! ¡Déjeme en paz!— replico, haciendo hincapié en su estado.— ¡NOOO! No pienso irme a ningún lado, ¿Por qué? ¿Por qué se besó con ese tipo? — continua reclamando y no doy crédito a lo que dice, el intachable profesor Leonel Serrano está protagonizando una aparente escena de celos, frente a mi residencia en medio de la noche.— ¡C&
Su ímpetu es tal, que apenas puedo procesar sus palabras, debilitada cedo correspondiendo y dejándome llevar por los sentimientos que llevo contenidos en mi pecho. Nos besamos con desesperación, con ansias, como si cada uno estuviera volviendo a la vida con la danza frenética de nuestras lenguas. No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que recuperé la cordura y me separé de su regazo.— ¿Me ama? ¡Así de fácil! ¡Que lindo! — Aplaudo con petulancia — Llevo semanas sufriendo sus menosprecios, su mirada gélida, ¡QUE SE PASEE CON OTRA! En mi cara y, Ahora que me doy la oportunidad de seguir con mi vida, usted aparece de la nada y dice que me ama ¡Tiene que ser una broma! — replico como loca, harta de que quiera seguir jugando conmigo.Tal como un jaguar asecha a su presa, se acerca lentamente mirándome fijamente, logrando intimidarme, nuevamente me toma de los brazos y dice calmadamente:— ¡Es verdad! ¡Tiene razón! Comprendo perfectamente su desconfianza, ¡He sido un i
Luego de un fin de semana en el que hicimos todo para recuperar el tiempo perdido, es hora de volver a la cotidianidad. Despierto por el aroma del café recién hecho que se cuela en la habitación y el crujir de mi estómago me recuerda que es hora de comer algo.Para hacer honesta, no hemos comido bien, es más, casi no hemos salido de la cama. Perdí la cuenta de cuantas veces me hizo suya estos últimos días — Por eso la sonrisa idiota en mi rostro — Totalmente desnuda me levanto de la cama en dirección al baño, está demás decir que sigo en su departamento, por lo que no cuento con ninguna prenda presentable para volver a clases.Luego de una deliciosa ducha tibia, regreso al cuarto, donde me reciben sus ojos ardientes, escaneándome de arriba abajo — Si no fuera a llegar tarde la sometería contra la pared — dice con gesto lascivo, generándome un
No pasaron ni cinco minutos, cuando escucho de nuevo pasos dentro de la habitación, el reflejo de la sombra bajo la puerta me dice que hay alguien detrás de ella, involuntariamente aguanto la respiración temiendo lo peor. Es increíble que esté pasando por esto — ¡Que diría mi madre si me viera en estas! — pienso, auto flagelándome. La puerta del baño se abre, cierro los ojos con la esperanza de volverme invisible y siento alivio cuando escucho la voz del imbécil por el que estoy metida en este rollo. — Jenny puedes salir — dice con voz de pollo. Lava hirviente recorre mis venas, me parece tan cínica su actitud que de inmediato lo empujo, golpeando repetidamente su pecho. — ¡Me engañaste! ¡Eres un imbécil! No sabes cuánto te odio — estoy cegada por la rabia, me sorprende notar que no lucha ni hace nada para detener mis golpes, simplemente deja que lo haga. — ¿Cómo pudiste hacerme esto? — Mi voz se quiebra y el llanto hace su aparición.<