Totalmente desencajada volteo en dirección del sonido, abriendo mis ojos como platos al darme cuenta que, en efecto, allí estaba, no se trataba de un engaño de mi mente — ¿Qué hace aquí? — pregunto con el ceño fruncido.
— ¡Esa no es la cuestión! ¡Explíqueme! ¿Qué hacía con ese tipo? — inquiere alterado.
En ese momento. me doy cuenta por su aspecto, que ha bebido — ¡Esta borracho! ¡Déjeme en paz!— replico, haciendo hincapié en su estado.
— ¡NOOO! No pienso irme a ningún lado, ¿Por qué? ¿Por qué se besó con ese tipo? — continua reclamando y no doy crédito a lo que dice, el intachable profesor Leonel Serrano está protagonizando una aparente escena de celos, frente a mi residencia en medio de la noche.
— ¡C&
Su ímpetu es tal, que apenas puedo procesar sus palabras, debilitada cedo correspondiendo y dejándome llevar por los sentimientos que llevo contenidos en mi pecho. Nos besamos con desesperación, con ansias, como si cada uno estuviera volviendo a la vida con la danza frenética de nuestras lenguas. No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que recuperé la cordura y me separé de su regazo.— ¿Me ama? ¡Así de fácil! ¡Que lindo! — Aplaudo con petulancia — Llevo semanas sufriendo sus menosprecios, su mirada gélida, ¡QUE SE PASEE CON OTRA! En mi cara y, Ahora que me doy la oportunidad de seguir con mi vida, usted aparece de la nada y dice que me ama ¡Tiene que ser una broma! — replico como loca, harta de que quiera seguir jugando conmigo.Tal como un jaguar asecha a su presa, se acerca lentamente mirándome fijamente, logrando intimidarme, nuevamente me toma de los brazos y dice calmadamente:— ¡Es verdad! ¡Tiene razón! Comprendo perfectamente su desconfianza, ¡He sido un i
Luego de un fin de semana en el que hicimos todo para recuperar el tiempo perdido, es hora de volver a la cotidianidad. Despierto por el aroma del café recién hecho que se cuela en la habitación y el crujir de mi estómago me recuerda que es hora de comer algo.Para hacer honesta, no hemos comido bien, es más, casi no hemos salido de la cama. Perdí la cuenta de cuantas veces me hizo suya estos últimos días — Por eso la sonrisa idiota en mi rostro — Totalmente desnuda me levanto de la cama en dirección al baño, está demás decir que sigo en su departamento, por lo que no cuento con ninguna prenda presentable para volver a clases.Luego de una deliciosa ducha tibia, regreso al cuarto, donde me reciben sus ojos ardientes, escaneándome de arriba abajo — Si no fuera a llegar tarde la sometería contra la pared — dice con gesto lascivo, generándome un
No pasaron ni cinco minutos, cuando escucho de nuevo pasos dentro de la habitación, el reflejo de la sombra bajo la puerta me dice que hay alguien detrás de ella, involuntariamente aguanto la respiración temiendo lo peor. Es increíble que esté pasando por esto — ¡Que diría mi madre si me viera en estas! — pienso, auto flagelándome. La puerta del baño se abre, cierro los ojos con la esperanza de volverme invisible y siento alivio cuando escucho la voz del imbécil por el que estoy metida en este rollo. — Jenny puedes salir — dice con voz de pollo. Lava hirviente recorre mis venas, me parece tan cínica su actitud que de inmediato lo empujo, golpeando repetidamente su pecho. — ¡Me engañaste! ¡Eres un imbécil! No sabes cuánto te odio — estoy cegada por la rabia, me sorprende notar que no lucha ni hace nada para detener mis golpes, simplemente deja que lo haga. — ¿Cómo pudiste hacerme esto? — Mi voz se quiebra y el llanto hace su aparición.<
— ¡Muy bien! Entonces lo escucho — Demando altiva.Sus ojos están abiertos como platos, su respiración es agitada, mira a su alrededor incomodo, sin embargo, podría decirse que estamos solos, ya que no hay nadie a nuestro alrededor en apariencia. De mi parte, empiezo a impacientarme, sigo esperando ansiosa la dichosa explicación de la que tanto habla, aunque en el fondo sé que será otra de sus manipulaciones. — ¿Y entonces? ¿No vas a decir nada? — Inquiero altiva.Tal como pensé, se queda cayado y me frustra con su actitud, no entiendo que tan complicado puede ser decirme la verdad, pero, finalmente entiendo que no es su naturaleza hablar con franqueza.— ¿Sabes que Leonel? ¡Olvídalo! No digas nada — Lo empujo y continuo con mi camino. El vuelve a correr colocándose frente a mí para detenerme.&mdas
El despertador lleva rato sonando y lo escucho lejano; mis ojos están pesados, apenas puedo parpadear, con mucho esfuerzo los abro, para darme cuenta que es la alarma de las mañana — ¡Rayos! Dormí más de doce horas — exclamo sorprendida.Por apresurarme a pararme de la cama, me enredo con la cobija y caigo sentada en el suelo — ¡El coño e’ su madre! — exclamo en automático, por el tremendo golpe que me doy en el trasero. Adolorida me levanto con cautela de no volver a tropezar y me apresuro a vestirme para ir a clases.Afortunadamente, hoy no me toca clases con el imbécil, claro, eso no significa que no vaya a verlo en los pasillos, pero ya me hice a la idea que debo sufrir mi calvario y asumir las consecuencias de mis desequilibrios — ¡Debería hacer una tesis con mi caso! Seguro me saco veinte — pienso mientras peino mi cabello.Decidida a demostr
En su mirada se nota claramente que no está contento, parece que sus pupilas están envueltas en fuego, trago grueso ignorando sus expresiones al caminar. — ¿Todo bien hermosa? Te ves algo pálida, ¿acaso me excedí? — no articulo palabra alguna. — ¡Jenny, mija, di algo! — Exclama Fanny, haciendo muecas con los ojos. Mi cabeza está hecha un nido, por un lado, claro que me incomodó el atrevimiento de Adrián, solo porque lo hizo delante de todo el campus, prácticamente me acorraló y por el otro, me siento victoriosa de ver los celos ardientes en la expresión del miserable de Serrano — ¡Aja! ¿Cómo piensas salir de esta? — pienso, con una sonrisa estúpida en mi cara. — ¡Chicos, ¿Son vainas mías o el profesor Serrano viene hacia nosotros?! — la respiración se me corta, cuando Libia dice eso. En el acto, curiosa Fanny voltea sin ningún disimulo — ¡Ay, parece que sí! — Sus ojos se abren — ¡Parece molesto muchachos! Seguro a
¿Qué fue lo que hice?— Oye Lindo, necesito hablar contigo — Estoy nerviosa, de verdad no quiero romperle el corazón.Automáticamente, su expresión se torna afligida, el simple hecho de usar esa frase, es presagio, que nada “bueno” viene a continuación. Entre balbuceos y frases entrecortadas, intento decirle la verdad, pero, en ese momento, me doy cuenta que Leonel, no está observando y como la estúpida que soy, hago exactamente lo contrario de lo que pensaba. Movidapor un impulso y motivada a darle celos al imbécil, me lanzo a besarlo tomándolo del cuello— ¡Ahora sí, la terminaste de embarrar Jennifer! — pienso.Movida por un impulso de idiotez, terminé enredada en mis propias tonterías, se supone que aclararía las cosas con Adrián, seria sincera, confesándole que solo puedo
— ¿Qué rayos pasa con el profesor Serrano? — Figurativamente pude escuchar el vidrio quebrarse a mí alrededor.— ¿Qué viene ese tipo al caso? — Respondo de mala gana, parándome a buscar otra cerveza.Fanny se acomodó sobre la cama, hasta quedar sentada en posición de buda, acusándome con la mirada, trababa de traspasarme, ver en mi interior, sin embargo, no importaba cuanto grado etílico hubiera en mi sangre, jamás le contaría lo que estaba pasando con Leonel.— No seas así, dime que está pasando con ese imbécil. Estas muy rara ¿Y el espectáculo de hoy? Parecía una escena de celos — Reprocha entre dientes, para que la vieja chismosa no pueda oírnos.— Deja de ver telenovelas juveniles, ya andas viendo drama donde nos los hay — Resto importancia a su comentario.— &