Amy:Hago acopio de toda mi fuerza de voluntad para mantenerme despierta mientras escucho el ritmo constante de la respiración de Alexis. Me pesan los párpados y siento el cuerpo adormecido por la extenuación de haber saciado mi apetito sexual. Solo quiero cerrar los ojos y dejar que me engulla la oscuridad reconfortante, pero no puedo.Antes debo hacer una cosa.Espero hasta que me cercioro de que él está dormido y entonces me libero cuidadosamente de su abrazo. Compruebo con alivio que no se mueve, me levanto y doy con la bata, que había caído antes al suelo.Me la pongo con sigilo y camino descalza sin hacer ruido hasta el cuarto de baño. Mi estómago sigue sin estar bien y vuelven a aparecer las náuseas. Tengo que tragar saliva varias veces para no vomitar.Probablemente hacer esto sintiéndome mal no sea la mejor idea, lo sé, pero también soy consciente de que, si no lo hago ahora, puede que no tenga el coraje de intentarlo más tarde. Y necesito hacerlo. Necesito cumplir mi prome
Amy:—Amy, abre la puerta. ¡Ahora mismo!No respondo. Me tiemblan tanto las manos que me equivoco al escribir la contraseña y tengo que hacerlo de nuevo.—¡Amye! —grita , sin dejar de golpear la puerta—. ¡Abre la puta puerta antes de que la eche abajo!Consigo entrar en Gmail. Me martillea el corazón mientras busco el último correo de Marco.La puerta tiembla al recibir una fuerte patada.Las náuseas son cada vez más intensas y se me acelera el pulso cuando encuentro el correo. Más patadas contra la puerta mientras hago clic en «Responder» y adjunto la lista.Hago clic en «Enviar» y la puerta se sale de las bisagras, estrellándose contra el suelo frente a mí.Veo a Alexis allí, de pie. Sus ojos parecen gélidas rendijas verdes que se abren en su hermoso rostro. Tiene los puños apretados, se le han ensanchado las fosas nasales y le arden las mejillas.Resulta majestuoso y terrorífico, como un arcángel que entra en cólera.—Dame el portátil, mujer. Ahora.Su voz destila una tranquilidad
Alexis:Subo las escaleras hacia la habitación con una bandeja de té y galletitas saladas. Debería estar furioso con ella, pero, en lugar de eso, siento una preocupación teñida de una cierta admiración.Me ha desafiado, se ha encerrado en el baño y se ha colado en mi ordenador para pagar una deuda que creía que debía. Sabía que la descubriría, pero aun así lo ha hecho y no puedo evitar respetarla por ello. Yo hubiese hecho lo mismo si estuviera en su lugar.En realidad, debería haberlo esperado. Llevaba días insistiendo con querer la lista, así que no me sorprende que haya decidido actuar por su cuenta. Desde el principio, percibí que en ella había un alma obstinada, un espíritu luchador que contradice su aspecto delicado.Puede que mi motita sea obediente la mayor parte del tiempo, pero solo porque es lo bastante inteligente para escoger sus batallas y debería haber sabido que escogería luchar en esta.Cuando me estoy acercando a la habitación, reconozco el tono ligera
Amy:Tengo la mente en blanco, vacía de todo pensamiento racional al mirarlo. Apenas noto que sigue dentro de mí, pero no puedo procesar nada más en este momento. Me siento rota, destruida, el dolor aumentado de mi cuerpo por el intenso y punzante dolor de mi alma. No sé porque este sexo duro me ha parecido como una violación ni por qué me ha recordado a esos primeros días en la isla, cuando él era mi cruel captor y no el hombre al que amo. Solo hace un par de días, me torturó con un azotador y pinzas para pezones y lo disfruté, le supliqué. También le he suplicado hoy, pero para que continuase. Quería sexo, pero creo que quería más un sexo lento y romántico, en el que él me dijera que me ama y que todo va a estar bien. Pero como siempre, fue esperar demasiado. Y se me rompe el alma por la pequeña vida que crece en mi interior. Por el niño inocente que ha sido concebido por dos asesinos. —Amy… —La voz de Alexis es un susurro. El dolor en su voz ablanda lo poco que me queda de co
Amy:Cuabdi el médico ya se ha ido, me pongo un bañador y voy hacia el porche trasero, cogiendo de paso un libro. Embarazada o no, me gusta leer, y pienso hacerlo, aunque solo sea para distraerme de la situación que estoy viviendo. Vuelvo a llevar una tirita en el brazo e intento olvidar el dolor que siento. No quiero pensar demasiado en que el implante ya no está y la razón para ello.Debería estar dolida y enfadada con Alexis, pero no lo estoy. Me estoy engañando otra vez, solo existo en este momento y relego todo lo malo a un rincón de mi mente. Necesito hacerlo para no volverme loca.Lo necesito porque no puedo dejar de amar a mi captor, haga lo que haga.Y no ayuda mucho que el Alexis de esta mañana esté a años luz del ser salvaje de anoche. En cuanto me he levantado me ha tratado como si fuera de porcelana: desayuno en la cama, masaje en los pies, besos y muestras de afecto constantes. Si no lo conociera, diría que se siente culpable.Sé de la pata que cojea, cl
Alexis:Nadamos y jugamos en la piscina hasta que Amanda viene a buscarnos y nos dice que la comida ya está lista. Para entonces ya estoy hambriento y supongo que ella también debe de tener hambre. Me van a explotar las bolas de tantos preliminares, pero tendré que esperar.Prefiero que ella coma algo antes de follármela.Ver a mi motita así, tan feliz, vibrante y sin preocupaciones, me ha ayudado a aliviar la presión de la culpa pero no la ha eliminado del todo. La expresión de su cara cuando el médico confirmó el embarazo me persigue, me invade los pensamientos, aunque me esfuerzo por borrarla de mi mente. Sé que le he hecho cosas peores en el pasado, pero siento que esto fue lo peor que podría haber sucedido justo ahora. Está vez no solo he hecho daño a ella, sino a mi mismo.Quizás sea porque ahora es completamente mía, ya no quiero tener que manipularla ni moldearla a mi gusto. Me ama lo bastante como para arriesgar su vida por mí,lo suficiente para estar conmigo por volun
Amy:Durante las siguientes dos semanas, hago todo lo que puedo para manejar la nueva realidad de mi situación o, mejor dicho, seguir con mi vida y fingir que nada ha pasado. Las náuseas van y vienen. Me he dado cuenta que hacer comidas pequeñas y frecuentes me ayuda, al igual que consumir platos más simples. Bajo la atenta mirada de Amanda o Rosa tomo vitaminas prenatales de forma obediente y evito aquellos alimentos que están en la lista que recetó el doctor.Aun así, trato de no obsesionarme con esas cosas. Hasta que no se me note la barriga de embarazada, pienso hacer como si todo fuese normal. Por suerte, mi cuerpo está cooperando, al menos por ahora. Mis pechos se han vuelto un poco más grandes y son más sensibles, pero este es el único cambio que he notado. Sigo teniendo el vientre plano y no he engordado. En todo caso, como he tenido el estómago un poco revuelto, he perdido un par de kilos; algo que, por cierto, le preocupa a Alexis, que está haciendo todo lo posible por
Alexis:― Cuéntame los detalles ―le digo a Luca mientras dejamos el área de entrenamiento. Me cuesta respirar, mis músculos están resentidos y me duele el hombro izquierdo, pero me siento satisfecho. Ya casi vuelvo a tener mi antigua figura de luchador y los tres guardias que están cojeando han sido testigos de ello. ―Hubo un golpe en Francia y dos más en Alemania. ―Luca se limpia el sudor de su cara con una toalla pequeña―. No está perdiendo el tiempo. ―No creía que lo hiciera. ―Dado el particular interés de Marco en la venganza, sabía que era cuestión de tiempo antes de que acabase eliminando al resto de los hombres de aquella lista―. ¿Cómo lo ha hecho esta vez? ―Al francés lo encontraron flotando en una bandera de su casa, con marcas de tortura y de estrangulación, así que supongo que Sokolov lo secuestraría primero. Con respecto a los alemanes, uno fue por un coche bomba y a otro lo eliminó un francotirador. ―Luca sonríe de forma sombría―. Es evidente que está cabreando. ―O