Alexis:Nadamos y jugamos en la piscina hasta que Amanda viene a buscarnos y nos dice que la comida ya está lista. Para entonces ya estoy hambriento y supongo que ella también debe de tener hambre. Me van a explotar las bolas de tantos preliminares, pero tendré que esperar.Prefiero que ella coma algo antes de follármela.Ver a mi motita así, tan feliz, vibrante y sin preocupaciones, me ha ayudado a aliviar la presión de la culpa pero no la ha eliminado del todo. La expresión de su cara cuando el médico confirmó el embarazo me persigue, me invade los pensamientos, aunque me esfuerzo por borrarla de mi mente. Sé que le he hecho cosas peores en el pasado, pero siento que esto fue lo peor que podría haber sucedido justo ahora. Está vez no solo he hecho daño a ella, sino a mi mismo.Quizás sea porque ahora es completamente mía, ya no quiero tener que manipularla ni moldearla a mi gusto. Me ama lo bastante como para arriesgar su vida por mí,lo suficiente para estar conmigo por volun
Amy:Durante las siguientes dos semanas, hago todo lo que puedo para manejar la nueva realidad de mi situación o, mejor dicho, seguir con mi vida y fingir que nada ha pasado. Las náuseas van y vienen. Me he dado cuenta que hacer comidas pequeñas y frecuentes me ayuda, al igual que consumir platos más simples. Bajo la atenta mirada de Amanda o Rosa tomo vitaminas prenatales de forma obediente y evito aquellos alimentos que están en la lista que recetó el doctor.Aun así, trato de no obsesionarme con esas cosas. Hasta que no se me note la barriga de embarazada, pienso hacer como si todo fuese normal. Por suerte, mi cuerpo está cooperando, al menos por ahora. Mis pechos se han vuelto un poco más grandes y son más sensibles, pero este es el único cambio que he notado. Sigo teniendo el vientre plano y no he engordado. En todo caso, como he tenido el estómago un poco revuelto, he perdido un par de kilos; algo que, por cierto, le preocupa a Alexis, que está haciendo todo lo posible por
Alexis:― Cuéntame los detalles ―le digo a Luca mientras dejamos el área de entrenamiento. Me cuesta respirar, mis músculos están resentidos y me duele el hombro izquierdo, pero me siento satisfecho. Ya casi vuelvo a tener mi antigua figura de luchador y los tres guardias que están cojeando han sido testigos de ello. ―Hubo un golpe en Francia y dos más en Alemania. ―Luca se limpia el sudor de su cara con una toalla pequeña―. No está perdiendo el tiempo. ―No creía que lo hiciera. ―Dado el particular interés de Marco en la venganza, sabía que era cuestión de tiempo antes de que acabase eliminando al resto de los hombres de aquella lista―. ¿Cómo lo ha hecho esta vez? ―Al francés lo encontraron flotando en una bandera de su casa, con marcas de tortura y de estrangulación, así que supongo que Sokolov lo secuestraría primero. Con respecto a los alemanes, uno fue por un coche bomba y a otro lo eliminó un francotirador. ―Luca sonríe de forma sombría―. Es evidente que está cabreando. ―O
Amy:Alexis no me acompaña a la hora de la cena. Por lo que me ha dicho amanda, ha tenido una llamada de emergencia de uno de sus asociados de Japón. Me planteo ir hasta la oficina a escuchar, pero en vez de eso decido aprovechar para llamar a mis padres.― Amye, cariño, ¿cuándo vamos a volver a verte? ―Me pregunta mi madre por enésima vez.Mi padre está en un viaje de negocios, así que estamos solo nosotras dos en la vídeollamada―. Te echo mucho de menos.―Lo sé, yo también te echo de menos. ―Me muerdo por dentro de las mejillas, estoy a punto de estallar a llorar. Putas hormonas de embarazo―. Ya te lo he comentado, Alexis me dijo que podríamos ir en algún momento dentro de poco.―¿Cuándo? ―Me pregunta mi madre, frustrada―. ¿Por qué no puede darnos una fecha?Porque estoy embarazada y mi marido secuestrador sobreprotector se niega a ir a ningún sitio ahora mismo.―Mamá… ―Respiro hondo mientras intento buscar algo de valor―. Creo que hay algo que deberías saber.Mi m
Alexis: Sigo mirándola y sale de la cama rápidamente, dejando la manta. Coge la bata y se la pone antes de empezar a deambular, notablemente nerviosa, de un lado a otro de la habitación. Un efímero destello de su cuerpo me activa de nuevo, pero no dejo de observar su cara a la vez que me levanto. —¿Te molesta que esa mujer esté aquí? —le pregunto. Ella se para en seco y dirige su mirada hacia mí, mirándome con lentitud de abajo hacia arriba. —Es obvio que me molesta. —Su voz se llena de un nerviosismo que no sabría describir—. Hay una mujer atada de pies y manos en este complejo. —Una traidora —rectifico—. No es precisamente una víctima inocente. —¿Por qué no puedes dejar que tú familia en Rusia se haga cargo del asunto? —Amy se acerca—. ¿Por qué tuviste que traerla aquí? —Luca lo quiso así. Digamos que tienen una especie de relación… íntima. Ella abre los ojos de par en par al comprender la situación. —¿Son amantes? Pero, yo creí que Luca y Marco... —Sí, bueno… Lo sucedido
Amy:—De acuerdo. —De nuevo, dirige su mirada hacia el iPad y escribe algo. Mientras tanto, yo sigo mirándolo, casi sin atreverme a respirar. Al cabo de un minuto, vuelve a levantar la vista y me atraviesa con su verde y dura mirada—. Solo te lo diré una vez, Amy —dice con determinación—: Si me desobedeces o haces algo que te pueda poner en peligro mientras estamos en España ,tendrás tu castigo. ¿Entendido? Voy corriendo hacia él y, casi antes de que pueda terminar de hablar, le salto encima tan fuerte que estamos a punto de caernos de la silla. —¡Sí! —No sé cómo he terminado sobre su regazo, pero ahí estoy, con los brazos tendidos alrededor de su cuello y llenándole la cara de besos—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! Me deja besarle hasta que me canso y, a continuación, me sujeta la cara con las manos y me mira atenta y fijamente. Le brillan los ojos de deseo. Siento su duro paquete contra mis muslos, lo cual me dice que vamos a continuar con lo que empezamos esta mañana. Se m
Amy:—¡Hija! ¡Tesoro! —Un olor suave y perfumado me envuelve en cuanto mis padres abren la puerta. Entre risas, abrazo a mi madre y, después, a mi padre, que está justo detrás de ella. Me abraza con fuerza durante unos instantes y siento cómo su corazón late con fuerza dentro de su pecho. Cuando se retira un poco para poder mirarme, observo que se le han llenado los ojos de lágrimas. —Nos alegramos mucho de verte —dice papá, casi susurrando, con una voz que parece salirle directamente del alma. Aunque sonrío, tampoco puedo contener las lágrimas. —Yo también, papá. Yo también. Os he echado mucho de menos a los dos. Tras decir esto, caigo en la cuenta de que viajo acompañada. Me giro y me fijo en que mamá está mirando a Rosa y a Alexis con una sonrisa un tanto forzada. Respiro profundamente y me preparo para lo que viene. —Mamá, papá, ya conocéis a mi esposo. Y esta es Rosa. Es mi mejor amiga de la finca. —Le dije a Luca que nos acompañara a cenar, pero no ha querido. Me ha dich
Amy:El ambiente continúa cargado, e intento aligerarlo del único modo que puedo.—Si nuestro hijo resulta ser un varón — susurro — le pondremos tu nombre, papá. Mi padree mira fijamente, luego a Alexis, quien está tan perplejo como él y, de nuevo a mí. Espero a que diga algo, pero no lo hace. Únicamente agarra la bandeja de las costillas de cordero y la empuja hacia mí. —Venga, cariño —dice en voz baja—. Debes de tener hambre después de un viaje tan largo. Acepto las costillas con gusto y el resto se sirve la comida en los platos. La cena continúa de la mejor manera posible. Aunque sí que es cierto que hay algunos momentos de silencio incómodo, la mayoría de la cena transcurre tranquilamente, llena de conversaciones en las que reina el respeto. Mi madre pregunta sobre la vida en Italia y Rosa y yo le enseñamos fotos desde su móvil. Mientras tanto, mi padre inicia un debate con Alexis. Para la sorpresa de todos, ambos resultan compartir las mismas ideas sobre el terrorismo y la