Elijah caminaba rápidamente hacia el palacio con una mirada férrea, dando pasos largos y apresurados que reflejaban la tormenta que rugía en su interior.Mientras, los habitantes de la manada lo observaban con curiosidad, cautela y temor, reconocían de inmediato la furia que lo envolvía, desatando sus propias especulaciones e intrigas en susurros nerviosos.—Es muy probable que el consejo le haya pedido a nuestro Supremo que convierta a esa humana en nuestra Luna Suprema.—El Supremo nunca se vincularía a una humana. Estoy seguro de que prefiere matarla y quedarse con el niño —opinaba uno y otro, cada uno con una suposición diferente.—¡Alaric siempre saca lo peor de mí! —gruñía Elijah entre dientes mientras soltaba resuellos audibles, incapaz de reprimir la intensidad que ardía dentro de él. —¡¿Cómo se atreve a cuestionarme?! ¡¡Carajos, soy su Supremo!! —A su espalda, Lucius curvó la cabeza sin opinar.Deteniendo sus pasos, Elijah se tomó un breve momento para atar su cabello desorde
~Su aroma es interesante. Me gusta ~, le comentó Atlas a Elijah, creando sonidos vibrantes en su pecho que él no podía controlar. Considerando que Marlén estaba provocando el apetito sexual de su lado lobuno de una manera incomprensible, Elijah luchaba consigo mismo para resistir el impulso de acercar el rostro a su cuello e inhalar su aroma.~Solo huele su piel, Elijah. Recuerda su textura y lo exquisita que fue esa noche en Kenia ~, le dijo Atlas, recordándole su encuentro y lo satisfactorio que fue tenerla en su cama. Sin embargo, Elijah se negaba a seguir sus instintos, buscando razones lógicas para resistirse.«Aún no descarto que ella sea un conejillo de indias de los brujos en busca de crear una distracción para los lobos. Debo evitar morderla», se decía a sí mismo.Por otro lado, Marlén sentía una fuerte tortura cada vez que Elijah la tocaba debido al calor que se concentraba en la marca de su vientre porque era como si le estuvieran cortando un pedazo de carne con una daga c
—Cuñada, ¿le tienes miedo a los gérmenes? — inquirió Tara, apuntando hacia las manos de Marlén con la punta del cuchillo con el que estaba cortando la carne.Marlén alzó la mirada y luego la volvió a bajar.—No — respondió secamente, y Tara chasqueó la lengua.—Te desagrado, ¿cierto? Siempre causo ese efecto en las personas, pero quiero ser tu amiga. Porque cuñada, eres la sensación del momento en esta manada y pronto lo serás en todas cuando se enteren de que eres la humana que logró concebir al hijo del supremo — agregó Tara, provocando que Marlén dejara de comer.—Disculpe, señora, pero no soy su cuñada y menos entiendo de lo que habla. Cuando se habla de manada, entiendo que se refiere a un conjunto de animales que andan reunidos — respondió Marlén, sin ser cortante, incomodándose con la insinuación de Tara. Esta última volteó el rostro para ver a su hermano con los ojos bien abiertos, y segundo después, estalló en carcajadas.—Hermana, será mejor que cierres ese hocico — la regañ
Marlén se quedó boquiabierta y sus ojos se abrieron tanto que casi parecían salirse de sus órbitas al ver cómo Elijah desaparecía en un destello de velocidad sobrehumana. Nunca antes había presenciado algo tan asombroso, tanto así que quedó paralizada por unos instantes, incapaz de procesar lo que acababa de presenciar.Mientras tanto, Elijah irrumpió en la habitación con tal ímpetu que la puerta se estrelló contra la pared, generando un estrépito ensordecedor que sacudió todo. El ruido repentino y amenazador asustó a Mateo, quien empezó a llorar desconsoladamente entre los brazos de Tara. El pequeño temblaba de miedo mientras sus lágrimas bañaban su rostro angelical.Lleno de agitación, Elijah arrebató a Mateo de los brazos de su hermana, sujetándolo con fuerza, mientras los ojos dorados de su lobo interior brillaban con una intensidad que hizo que ella temblara.—¿Qué haces, Tara? —. La voz de Elijah tenía un tono duro y receloso. No obstante, mientras sostenía a Mateo, su actitud c
—Iré a ver qué sucede — manifestó Caroline, en un intento por seguir a Elijah, pero Roy se interpuso en su camino.—Por favor, regrese a su casa, señora Caroline. El Supremo ha dicho que, si continúa con su comportamiento impertinente, no le quedará otra opción que encerrarla en la mazmorra durante dos lunas — le informó Lucius, el cual había salido del despacho mostrando su acostumbrada serenidad.Caroline se quedó boquiabierta, pero, rendida, elevó las manos.—Bien, díganle que ya sabe dónde encontrarme. Estaré esperándolo esta noche — dijo con un tono desafiante antes de irse, seguida de cerca por un guardia que la escoltó hasta la salida del palacio.Mientras tanto, Elijah encontró a Marlén, quien se dirigía por el pasillo que conducía a la habitación de Julia, temblando mientras miraba horrorizada a dos lobos jóvenes que se acercaban a ella, movidos por la curiosidad de ver a Mateo, el cual era resguardado por los brazos de Marlén.—¡No se acerquen! — le pedía con una mano extend
Sintiéndose abrumada por todo lo que le había revelado Elijah y por las emociones que golpeaban su mente como una tormenta, Marlén creía que se iba a asfixiar.—Por favor, no agregues más información a mi ya inundado cerebro. Con saber que estoy en una manada de lobos y que mi hijo es un ser extraño, que solo creía que existía en cuentos de fantasía, y que tiene un padre frívolo que parece no sentir ni un ápice de empatía por él, y que encima lo considera un tormento en el cual no quiere invertir su preciado tiempo de líder, es suficiente.Mientras se desahogaba con Alana, las palabras salieron de su boca como un torrente.Alana sonrió débilmente y su expresión se suavizó un poco.—Sígueme, vamos a tomarnos una taza de té verde para calmar tus nervios. No te preocupes, haré que una empleada vaya por tu madre.Por otro lado, en un área del bosque que rodeaba la manada, Elijah caminaba junto a Lucius. Ambos avanzaban a través del denso follaje, mientras Lucius iba abriendo con sus poder
Dos horas después de que Alana había enviado a los guerreros en busca de Elijah, él llegó al palacio con su beta y delta, igualmente cansados y heridos, pero ninguno tan severamente como él.La usual presencia dominante de Elijah parecía un poco desinflada, con una mano presionando firmemente la herida en su costado. Entró al salón y cuando Alana lo vio, corrió hacia él. Tara, que estaba conversando con una criada, interrumpió su conversación y se unió a su madre.—¡Oh, hijo! ¿Qué ha pasado? — exclamó Alana muy angustiada.—Aún no sé, pero a mi parecer creo que fue una emboscada — le contestó Elijah con voz cansada.Marlén, viendo la escena, se sumergió en sus pensamientos, recordando la conversación que había tenido con Alana unas horas antes, mientras tomaban té.Flashback:—Elijah no puede mostrar empatía porque sus sentimientos están adormecidos o algo por el estilo — le había explicado Alana. —Una bruja lo hechizó hace más de 25 años. Antes era diferente, era un hijo cariñoso y u
—Espera, ¿acaso escuché mal? ¿Me estás pidiendo que sea tu esposa? — reiteró Marlén, aún incrédula.Él asintió.—Sí, si eso es lo que piensas. Sí, te estoy pidiendo que seas mi esposa — aseguró con astucia.Marlén tragó saliva con dificultad.—Eso que te atacó, ¿estás seguro de que no te hirió en la cabeza? — le preguntó Marlén, viéndolo con ojos entornados.—No lo hizo, así que responde ahora que te lo estoy proponiendo de buena gana.—No quiero casarme contigo. Mi único esposo será Enzo. Tú solo eres y serás el padre de mi hijo, nada más.La sonrisa de Elijah se desvaneció y fue reemplazada por la ira; sus rasgos se distorsionaron por la furia. Nadie se atrevía a rechazarlo, ya que como el alfa supremo de los lobos, no había nada más humillante que el rechazo. Él la agarró bruscamente, como si fuera un títere, y la colocó a la fuerza, montada sobre él, aferrándose a su cintura con ambas manos.—¡Quédate quieta! — gruñó con rudeza de alfa, diciéndole sin rodeos: —Fui muy considerado