✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧ >>> Maray: El aire a mi alrededor se impregnaba de la intensa fragancia de sus feromonas, entrelazándose con las mías de una manera casi palpable. Sentía cómo mi cuerpo respondía a Rezef. A pesar de que estaba debilitada, no me sentía abrumada… Todo lo contrario. Mis ojos celestes recorrían la silueta de su poderoso cuerpo, completamente desnudo sobre mí, en la amplia y oscura habitación. La tenue luz de las farolas de pared era suficiente para admirar el físico escultural de ese… Mi Alfa… Mío… Sí… Esa palabra suena extraña… Pero se siente tan atrapante… Ah~ me encanta decirte mío… Mis manos comenzaron a acariciar su cuerpo, su ancha espalda, mientras sentía sus labios recorrer mi cuello, su aliento cálido, su respiración agitada cerca de mi oído. Él está tan caliente… Su cuerpo arde, su bestia interna está resistiendo con fuerza; lo puedo sentir, está tratando de ser bueno porque sabe que estoy débil… Siento que está… ¿Feliz? —Umm
✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧ >>> Rezef: La miré a los ojos, esos que destilan el color de la sangre, su parte mujer y loba, ambas mías, un brillo hipnotizante que ardía con un deseo incontrolable. Una corriente electrizante recorrió mi cuerpo, despertando cada fibra de mi ser. Su aroma, esa fragancia embriagadora que liberan sus feromonas, me invitaba y susurraba al oído: "quiero más". Maldición, ¡me está volviendo loco! Es la esencia más deliciosa que jamás he tenido el placer de sentir. Mi lobo, ansioso y emocionado, se regocija al volver a disfrutarla en su totalidad. Pero no puedo evitarlo. Somos criaturas ambiciosas y no nos conformaremos con esto. Queremos todo de ella. La haremos nuestra. Siento la calidez de su húmedo interior envolviendo mi miembro… Ah, se siente tan bien… Los sonidos lascivos que emergen con cada movimiento lento me vuelven loco. Ver su expresión, cómo disfruta, me excita aún más. No puedo dejar de imaginarla hecha un desastre, pidiéndome
✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧•••✧✧✧ Largo cabello rojizo como el fuego, una mirada penetrante que relucía como un par de valiosas joyas de rubí. ¡Reina Maray se encontraba encima de ese Alfa! En un abrir y cerrar de ojos, los roles se invirtieron; con un hechizo poderoso lo hizo caer sobre la cama, dominando a ese formidable Alfa de Luna Plateada. Sus manos se apoyaron firmemente en los pectorales musculosos de ese hombre lobo. —Lo siento, Alfa… Dije "no"~ —sonrió ella, con una chispa traviesa en sus ojos. Su aura indomable y su esencia desafiante lo envolvían. Se inclinó hacia ese macho, que, sorprendido, alzó la mirada hacia ella. El corazón del Rey Alfa latía desbocado, inundado de emoción. Aquella hembra lo mantenía cautivo, sorprendiéndolo en cada instante… Maray se había convertido en su adicción más intensa. Alfa Rezef colocó sus grandes manos en los brazos de Maray, intentando alejarla… Pero el hechizo de ella lo mantenía prisionero. Un ligero resplandor rojo escarlata
—No te marqué sin tu permiso —recalcó Alfa Rezef que se sentaba sobre la cama. Sus ojos grises claros mostrando un ligero brillo—. Tú me lo pediste. —¡¿Ah?! ¡MENTIROSO! —exclamó Maray de inmediato. —No miento. Creo que… Estabas algo fuera de ti~ aunque he de admitir, que me aproveché de ese hecho~ —decía ese Alfa en tono animado, levantándose de la cama y únicamente colocándose su pantalón que se encontraba tirado en el piso de ese sector. Él se inclinó hacia Maray y la alzó. —Ay, espera… —soltó Maray un pequeño grito a la vez que se aferraba al cuerpo de ese alto hombre lobo— Siento como si hubiera combatido con una manada entera toda una noche… —hizo esa hembra un gesto de dolor. —Ya se te pasará, eres fuerte~ —¡Deja de hablarme en ese tono, siento cómo estás disfrutando mucho toda la situación, Rezef! —le regañó Maray frunciendo el ceño. Clac~ Ese hombre lobo abrió la puerta de la habitación. Nuevamente se encontraron en el largo pasillo tenuemente iluminando por la f
Ginne tomó su forma humana y Douglas le pasó un cambio de ropa, ella se vistió y se inclinó hacia "la niña Maray" dormida, besándole la frente con amor… En segundos… La mordió en el cuello y utilizó su poder borrando sus recuerdos de esa atesorada tarde compartida. —Me duele cada vez que hago esto… Mi amado Douglas… —dijo Ginne con la tristeza marcada en sus palabras. Del lado de ese hombre humano no era diferente. Él la veía con tristeza y un anhelo que no podía satisfacer. —Lo haces por su bien. Sería peligroso para Maray recordar algo de ti… —le respondió él con dolor en sus palabras, casi como si también quisiera convencerse a sí mismo de lo que decía. —He logrado descifrar las piedras sagradas de Noche Carmesí… Me ha tomado años, pero… Cada vez aprendo más de mi don, cómo utilizarlo, hay… Hay una manera en la que ella logrará recuperar todos los fragmentos que le he quitado… —confesó Ginne. —Para eso tendría que… Irse contigo. Aclaramos que seguiría como humana —dijo ser
Tap~ tap~ Reina Maray bajaba las escaleras rumbo al jardín trasero de la mansión. Delante de ella ese alto Alfa, caminaba guiándola al sector donde estaban los cachorros junto a Liza y Beta Aiden. Las ráfagas del viento fresco llenaban sus pulmones esa agradable tarde nublada. No estaba lloviendo, pero el olor a tierra húmeda y hiervas frescas les acompañaba junto a las copas de los árboles que se agitaban soltando hojas a su paso. « ¡Sabes que no me gusta que ese Beta esté con mis cachorros! » , le habló Maray por medio de su enlace mental a Alfa Rezef. « Es su tío. Por supuesto que tiene derecho a interactuar con ellos, además no está solo él. También Liza. » , le recalcó Rezef con un tono firme. ¡Odiaba la actitud de ese Alfa!, chocaba constantemente con su temperamento. Pero tampoco podía ignorar lo que estaba claro para todo su ser… Ella amaba a ese Rey Alfa. —¡REINA LUNA!~ —sonrió la Omega Liza, acercándose rápidamente a Maray— ¡Qué bueno que ha despertado! ¡Luce
Maray veía a ese pequeño niño sentado en el costado izquierdo de ella. La pequeña figura de tez blanca, cabello pelirrojo, con sus ojitos cubiertos por ese vendaje blanco. Maray llevó su mano a la cabeza del niño, enredando sus dedos en sus pelirrojos cabellos mientras lo acariciaba con dulzura. Los sonidos de los pajarillos eran acompañados por el viento que mecía las ramas de los altos y frondosos árboles, sentados entre el césped ligeramente húmedo. Maray dirigió su mirada hacia el amplio lago. —Connor… ¿Lo sientes, no es así?, al igual que Connie. Sabías también que él era tu padre. Pero eres un buen niño e hiciste lo que te pedía. Beta Aeron te quiere mucho, pero él es como un "tío" para ti. Te cuidó mucho tiempo… Pero él también merece su tiempo y libertad, siempre has sabido que él no es tu padre. ¿Puedes darle una oportunidad a Rezef la próxima vez…?, no tienes que esforzarte demasiado en tratarlo bien. Solo- —Mamá… —susurró el pequeño cachorro interrumpiendo a Maray.
Su mirada afilada se deslizaba por los oscuros rincones del bosque. La tarde ventosa se tornaba cada vez más sombría, y el canto lejano de las aves se entrelazaba con el susurro de los árboles. El corazón de ese Alfa latía con fuerza, su instinto gritándole que algo terriblemente malo se avecinaba… « Esta escalofriante sensación… Hay muy pocas cosas en el mundo que me hacen helar la sangre. Ray » , resonó la voz de ese Alfa a través de su enlace mental con Ray, su lobo. « ¿Crees que se trata de Dalton? Yo no lo creo. Él jamás vendría solo; siempre está rodeado de sus lobos » , respondió Ray, con un tono de preocupación. Alfa Rezef se acercó con cautela a la trampa, evitando pisarla, pues era una trampa terrestre. Sus ojos analíticos escudriñaban cada rincón del perímetro, buscando los puntos que podrían activarla. Era tal como había advertido Connie. A simple vista, todo parecía en orden, pero los rostros de magia revelaban que habían sido alterados recientemente. « Esto… Algui