CAPÍTULO 37: SALVANDO A LA BASTARDAParisaNi en un millón de años habría imaginado que tendría que pretender preocupación por Gaia para evitar su muerte. Hasta hace poco habría estado encantada con la idea. Dejar que la reina madre acabase con la vida de Gaia se habría convertido en todo un espectáculo para mí, pero, maldit4 sea mi suerte, tengo que salvarle la vida. Al menos por ahora.Mi única esperanza para conseguir un heredero sin que se den cuenta de mi engaño es con el bebé de Gaia, y si la hacen abortar o peor, la asesinan, no solo no tendré un bebé en mi vientre que entregar en unos cuantos meses, sino que además, probablemente también perderé mi propia vida.Gruño de frustración en mi habitación. Faltan poco para que inicie el ritual de fertilización, debo tomarme la poción que me dio la bruja unos minutos antes de que Kalixta me bendiga con un bebé que no podrá existir. —Todo mi plan depende de que Nikolai logre sacarla de aquí —digo en voz alta.Tener que aguantarme que
CAPÍTULO 38: EN LA CABAÑAGaiaSalir del ala de las concubinas no fue tan difícil como tener que atravesar el bosque a toda velocidad sobre el lomo de Nikolai acompañada también de Wise, la doncella de Parisa. Nadie se dio cuenta de mi huida, o eso parece al menos, pero lo que me mortifica no es eso, sino el futuro incierto que me espera aquí ¿Realmente estaré a salvo?Nikolai me deja en una hermosa cabaña oculta entre altos árboles y arbustos frondosos llenos de flores, que lo hacen parecer un cuento de hadas. Pero mi historia no es una fantasía, y esta hermosa cabaña está lejos de ser mi final feliz.—Te quedarás aquí, y espero que esta vez me escuches Gaia, no puedes salir de aquí hasta que yo vuelva por ti y el cachorro.—¿Qué pasará conmigo después de eso? —pregunto. Él está de espaldas a mí observando la salida, seguramente quiere deshacerse de mí pronto.Nikolai me mira ladeando la cabeza y suspira.—No lo sé.Verlo acercarse a la puerta hace crecer una angustia dentro de mí. D
CAPÍTULO 39: UN CHIVO EXPIATORIONikolai—¡¿Dónde está?!Escucho los gritos de mi madre desde el salón del trono, está hecha una furia porque seguramente ya descubrió que Gaia no está en el ala de las concubinas. Es temprano en la mañana, Parisa se ha ido con Karine a llevarle algo de comer a Gaia mientras yo estoy aquí, listo para preparar la gran farsa de mi vida.No me causa remordimiento haber asesinado a una pobre chica indefensa que encontré en el camino para reemplazarla como Gaia, aunque debo reconocer que tampoco me fue grato hacerlo. Pero proteger a Gaia es mi prioridad, ni siquiera sé en qué momento se convirtió en el centro de todos mis pensamientos, ni tampoco quiero detenerme a pensarlo, solo sé que mi instinto entero me grita que debo protegerla a toda cosa, sin importar las consecuencias.Me escabullo por los muros del palacio con el cuerpo de la chica a cuestas y aterrizo en el patio donde aparento haber llevado a cabo la orden de mi madre.Justo en el instante en que
CAPÍTULO 40: NO ESTOY TAN SEGURAGaiaDespués de procesar todo lo que me ha ocurrido, con la barriga llena y una calma aparente que no termina de convencerme del todo, empiezo a evaluar mis opciones. La cabaña donde me encuentro es mucho mejor que la estrecha habitación de la torre; es más grande, tiene más lugares y sobre todo, puedo salir cada vez que quiera, aunque no debo alejarme demasiado.Aparto mis sentimientos de tristeza y me pongo manos a la obra. El lugar está un poco sucio y si voy a pasar siete meses aquí, al menos lo dejaré limpio.Sin darme cuenta el tiempo se me pasa volando, saco el polvo y las telarañas en las esquinas del techo, arreglo la mesa, sacudo la cama y por último, limpio la chimenea que tiene años sin usarse.—Probablemente necesite algo de leña para encenderla —digo para mí misma.“¿Lo ves Gaia? Nikolai nos trajo a un lugar mucho mejor”, dice Tala. —No digas tonterías, loba. Aunque tengamos más libertad, no hemos dejado de ser prisioneras.Sé que cometí
CAPÍTULO 41: SOBRE MI CADAVERNikolaiMis patas golpean el suelo del bosque levantando tierra y hojas a su paso, nunca había sentido una angustia tan fuerte y grande como en este momento, puedo sentir el terror de Gaia y aunque no sé lo que pasa, estoy seguro de que es algo grave.No debí dejarla a su suerte allí en la cabaña. Aunque está alejada del reino, se encuentra demasiado cerca de los límites de Sunwood. Hasta ahora ese reino y el mío han estado en una constante tensión conflictiva.Hace poco sus lobos atacaron a los míos y aunque todavía no he resuelto ese problema, pronto tomaré cartas en el asunto. Sin embargo, mi prioridad se ha centrado tanto en Gaia que he descuidado mis deberes reales para proteger a mi manada.Acelero el paso hasta que por fin vislumbro la cabaña, retomo mi forma humana poniéndome la ropa que siempre llevo en el lomo cuando me convierto y entro como un vendaval al lugar. La puerta se azota con violencia contra la pared, pero nadie sale a recibirme.Per
CAPÍTULO 42: ELLA ME SALVÓGaiaUn monstruo…Hace dos meses le habría confirmado sin titubeos que sí, eso es lo que pienso de él… sin embargo ahora yo… no puedo verlo así, simplemente me he dado cuenta de que Nikolai es mucho más que un ególatra tirano que quiere controlar todo a su antojo.Pensaba que para él no era más que una herramienta de satisfacción, y tal vez, una incubadora que no eligió del todo para tener a su cachorro, pero me doy cuenta de que realmente le importo.Vino desde el castillo sin importarle si tomaba un gran riesgo o si su madre se daba cuenta de la situación, para llegar a rescatarme de las garras de esos lobos. Ellos iban a despedazarme, estaban seguros de que yo era una especie de espía de Stormwolf y como no podía darles ninguna información relevante, iban a divertirse conmigo y después acabarían con mi vida.Si él no hubiese llegado en ese momento… no sé qué habría pasado.Y ahora… estoy recostada sobre su pecho desnudo, con mi mano en el costado cerca de
CAPÍTULO 43: EN DEUDANikolaiNo puedo creer que Parisa acaba de salvar a Gaia de un horrible destino incluso a costa de su propia seguridad. La herida en su pecho no se ve nada bien, hay mucha sangre y por improbable que parezca, realmente estoy preocupado por ella.Nunca imaginé que algo así pudiera suceder, debí comprobar que los cuatro lobos estaban muertos antes de irme del claro. El peligro acecha en cada momento; tengo que irme con Parisa de vuelta al reino, pero no puedo dejar a Gaia sola.—Karine, quédate con Gaia aquí, si cualquier lobo hostil se aparece, deberás matarlo.—Como ordene, mi señor.Tomo a Parisa en mis brazos y estando afuera, me transformo. Le acomodo sobre mi lomo y me preparo para partir. Gaia se asoma desde la puerta mirándome con incertidumbre y tal vez algo de recelo.—¿Volverás? —pregunta.—No lo creo. Mientras estés a salvo, es mejor que no me aparezca por aquí.—¿Y si llegan más lobos? Vendrán a buscar a los cuatro que mataste.—Yo me encargaré de eso,
CAPÍTULO 44: DECLARACIÓN DE GUERRANikolaiDesde el reinado de mi padre llevamos años en una especie de guerra silenciosa contra el segundo reino más grande de todas las tierras sobrenaturales: Sunwood. Hace más de veinte años que su Alfa, el Rey Stefano Grimfur ha estado en constantes roces con nosotros.Mi padre había llegado a un acuerdo con ellos, mientras mantuviésemos una especie de tregua en la que jurábamos no atacarnos, nadie tendría por qué morir en la guerra. Sin embargo, mi madre jamás estuvo de acuerdo con ese arreglo entre las manadas y siempre ha asegurado que el Rey Stefano lleva todo este tiempo acumulando lobos y recursos para atacarnos cuando menos lo esperemos y apoderarse de las riquezas de mi reino y declararse el gran Alfa de los dos pueblos.No había querido creerlo hasta ahora, le juré a mi padre que no rompería el juramento, pero ya no ha sido solo un ataque, y ahora, al haber matado a los cuatro lobos en el bosque, estoy seguro de que ese frágil acuerdo ha l