Después de asearme la señora Antonia me trajo un vestido debió de ser de ella cuando era más joven. Se veía bonito y sencillo.Comí como nunca antes, después de no probar bocado en todo el día ese guiso de carne y la manzana que me ofrecieron me supieron a gloria.Me acomodaron cerca de la chimenea para pasar la noche, en la casa solo había un dormitorio y aunque me lo ofrecieron lo rechace amablemente que clase de persona seria dejando a dos ancianos dormir sobre el suelo y más si cabe en su casa.Me despierto con los ruidos de cacharros.— Niña vuelve a dormir aún es temprano.— dice Antonia desde el fogón de la cocina.No le hago caso me levanto y aunque parezca extrañó no me encuentro adolorida más bien estoy descansanda. Le ofreció mi ayuda y ella me pide que barra la casa, cojo la escoba sin saber muy bien que hacer la comienzo a mover de delante hacia atrás. Puedo escuchar como ella se ríe.Se acerca a mí y me indica cómo hacerlo, después de un rato se como hacerlo. Después de r
EduardoCasi dos días han pasado y no hay noticias de María, nunca debí permitir que fuera al encuentro de ese bastardo.Todos mis guardias han acabado muertos pero de ella no hay ni rastro, eso me da fuerza para pensar que sigue con vida. No he dejado de buscar, estoy removiendo el cielo y la tierra.Escucho voces en la entrada del palacio, alguien parece gritar mi nombre. Bajo hasta la puerta y veo a un hombre mayor. Al verme hace una reverencia.— Qué es lo que pasa señor?— — Majestad perdóneme por importunarlo, pero es suma urgencia que le entregué esto a usted personalmente.— dice el hombre tendiendo sobre mi mano un papel y un pedazo de cuero.Me fijo bien y puedo observar que se trata de una pulsera, un flash atraviesa mi mente, es la pulsera que le regalé a María, desdobló rápido el papel y comienzo a leer la carta.Cuando termino de leerla doy un suspiro de alivio. — Preparen los caballos y a mi guardia partimos en unos minutos.—digo severo.— Su majestad perdone mi atrevi
— María baja, el peligro ya pasó.— Al fin puedo salir de la pequeña habitación, necesito estirar un poco las piernas y con suerte podré salir al exterior a tomar un poco de aire fresco.Me quedo parada en el principio de las escaleras, no puedo creer lo que mis ojos ven. Delante de mi se encuentra Eduardo con su típico semblante serio, inmediatamente una sonrisa se forma en mi rostro, bajo las escaleras aceleradamente y me lanzo hacia él.— Dime qué no es un sueño?— digo pegando mi cabeza a su pecho.— Claro que no, soy real ya estoy aquí y no me separaré de ti jamás.— dice Eduardo levantando mi cabeza y uniendo sus labios a los míos.Me separó un poco avergonzada y vuelvo a hundir mi cabeza en su pecho.— No sientas pena, todo está bien. No es malo que unos esposos se besen en público. Carlos echa mucho de menos a su mamá, mañana volveremos a palacio.— dice en modo tranquilizador.Nos quedamos largo rato parados en el mismo sitio, solo nos miramos, no necesitamos nada más en estos m
🔥🌡️Estamos en la entrada del palacio, el camino ha sido largo pero cómodo además hemos hecho varias paradas, no es que lo necesitará pero Eduardo se ha puesto cabezota con que necesito descansar.No estoy enferma y tampoco creo estar embarazada pero en ciertas cuestiones no se puede razonar con él. Estoy deseando el momento en el que ya seamos reyes consortes entonces podremos trasladarnos al campo, esa es la vida que anhelo sin órdenes y sin ese estúpido protocolo. Simplemente ser libre.Lo primero que veo nada más entrar es a Nana con Carlos, salgo corriendo y cojo a mi bebé, olvidó mis modales y el protocolo, ahora mismo solo soy una madre con su hijo.Lo beso, lo abrazo y le digo todo lo que lo amo, noto miradas de desaprobación y algún que otro murmullo pero me da igual, yo no pienso ser como mi madre yo quiero que Carlos se sienta amado y protegido.Subo a mi dormitorio para darme un baño, Eduardo me sigue. Quito mi ropa y el hace lo mismo.— Eduardo qué haces?— — Darme
— Despierta dormilona, nos están esperando ya no puedes seguir durmiendo más.— — Si que puedo, soy la reina!— digo tapando mi cabeza con la almohada.Eduardo se sube sobre mi y comienza a hacerme cosquillas. No puedo evitar reír sin parar.— Me rindo, me rindo.— consigo decir entre lágrimas y risas.Eduardo me mira sonriendo, me pierdo en su mirada y el en la mía, su boca se acerca a la mía y se funden en una sola.— Por tu culpa bajaremos a desayunar un poco más tarde.— dice levantando mi camisón y sacándolo por mi cabeza....**La hora ha llegado, después de desayunar nos hemos encaminado hacia los sótanos del palacio. Nunca pensé que este lugar pudiera llegar a ser tan desagradable, el olor a podredumbre, muerte y orines es nauseabundo pero no me queda más remedio que avanzar con la cabeza bien alta, no quiero que nadie pueda percibir mi debilidad ahora que he conseguido el apoyo y el amor de Eduardo.La puerta de la celda se abre, pasan dos antorchas y las colocan en sendos pedes
Dieciocho años despuésHa llegado el momento de que Carlos y Valentina se conozcan al fin, gracias a mi intervención no lo harán el día de la boda como Eduardo pretendía aún faltan unos meses para que se lleve a cabo.Yo hace poco que viva Valentina se ha convertido en una mujer preciosa, mi pequeña y ella son grandes amigas en cambio Carlos no la ve desde que tenía doce años, cuando hemos ido de visita o ellos han venido se ha inventado mil excusas para no verla.Se que está enfadado con su padre por esto, entiende su posición y a sido educado para servir a su reino pero no deja de ser un joven soñador y siento que parte de la culpa es mía, sin poder evitarlo le he llenado la cabeza de sueños e imposibles bajo su posición.Si tan solo abriera su mente y su corazón se que se enamoraría de ella, es incluso más bonita que su madre su cabellos rojizo y sus ojos azules hacen de ella una belleza peculiar y exótica, además ha recibido la mejor educación habla español, inglés y francés estoy
ValentinaHan pasado dieciocho años desde que vine al mundo, he decidir que no podría haber nacido en otra familia mejor que la mía. He visto como mis padres se aman a cada segundo de sus vidas y como han luchado por vernos felices a mis hermanos y a mí.Solo podría poner un pero a esta vida, y ese pero es estar prometida desde mi nacimiento con el príncipe heredero, mi padre ha intentado convencer al rey en múltiples ocasiones para disolver ese compromiso pero siempre ha obtenido un no por respuesta.Mi madre me ha dicho que igual no es tan malo, ella al igual que la reina se casaron sin amor y poco a poco se enamoraron de sus esposos. Quizás ocurra eso en mi vida.El único problema es que ya amo a alguien, se que es un imposible yo estoy prometida y el es un humilde campesino. He crecido a su lado, además de mi amor tiene la suerte de ser mi mejor amigo es mi compañero de batallas, mi alma gemela y mi confidente.Quizás lo que siento en mi pecho no sea amor y sea solo amistad, aún
— Valentina ha llegado una carta del palacio para ti — dice papá entregándome un papel doblado.Lo desdobló y comienzo a leer hasta que noto la cabeza de mi padre sobre mi hombro.— Papá, no sabes lo que es la privacidad.— le digo con sarcasmo.Refunfuña un poco y se va de mi lado, es tan lindo pero tan cotilla el pobre.Vuelvo a desdoblar el papel y comienzo a leer.Estimada Valentina te recogeré a las cuatro para dar un paseo por la vereda del río, deberás llevar un acompañante por el que dirán.Atte. Carlos Principe de Castilla y Reinos de España.Nada ya ha dado por sentado que debo aceptar, por otra parte que pasa si digo que me encuentro indispuesta.Borro esa idea de inmediato la última vez que fingi una indisposición papá llamo al doctor y este me cubrió de sanguijuelas.Lo mejor será enfrentarlo aunque no se muy bien para que quiere llevar a cabo un cortejo si nosotros si o si estamos obligados a casarnos.En fin avisaré a mamá de la carta de Carlos y le pediré a mi dama que