Ni hoteles ni residencias privadas. En esta ocasión, por órdenes y recomendaciones del Agente V, la señorita Sadler y Suzan se han quedado en el Phantom con la capitana Chambers y el resto del equipo, para descansar antes de su visita del día siguiente. Mientras tanto, Spectrum decide aprovechar la noche para infiltrarse en el laboratorio de Eternal en Milán. El acceso a la torre se encuentra limitado al cuerpo de seguridad y a unos pocos doctores que laboran en jornadas nocturnas. El nuevo cambio de turno en el equipo de vigilancia se haría dentro de media hora. La camioneta encargada de recoger al equipo entra al estacionamiento subterráneo y debajo de ella, se encuentra el Agente V. Una vez que la camioneta se estaciona, el agente se desmonta para adentrarse a las instalaciones. Viste un traje táctico negro, cuya visibilidad se adapta a la oscuridad del entorno, por lo que le conviene permanecer en las sombras. Porta unos zapatos con una mezcla de talco creada por su pa
Spectrum se da vuelta y se topa con una extraña persona que desconocía. Una mujer vestida con un traje de cuero negro de una sola pieza ceñido al cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, cubriendo incluso su rostro. Cabello rojo ardiente, amarrado en una cola que le llega hasta la cintura. Zapatos rojos de tacones altos y un collar plateado que le llega hasta el pecho. Una dama con curvas mejor definidas que una pista de Fórmula 1 y que proyecta una personalidad dominante. A Spectrum le tomó varios segundos percatarse de que esta misma dama le estaba apuntando con un arma justo en la cara. — Señorita, no sé si rendirme o pedirle su número — comenta Spectrum, quien no se siente para nada intimidado con su imponencia. La mujer no responde, tan sólo baja su arma y da un paso hacia atrás. Spectrum reconoce la mirilla de su arma, correspondiente a un modelo que conoce, que emite un láser verde al apuntar. — Así que fuiste tú — dice Spectrum. — La que por poco me dispara cuand
Partiendo del puerto de Génova, Spectrum y el sacerdote acompañan a Teresa y a Suzan en su inmenso yate a motor de crucero, con suficiente espacio como para celebrar una fiesta familiar latina. Son asistidos por el Capitán Phillips y su equipo de mayordomos. El brillo del océano se glorifica con el reflejo del sol y el soplo del viento es bastante agradable. Suzan se acomoda en su silla de playa, abriendo su computadora y disfrutando de un trago servido por el personal. Mientras tanto, Spectrum invita a Teresa a una de las cabinas privadas del yate, para tratar un asunto pendiente junto al sacerdote. Esta accede y acompaña al agente hacia una de las habitaciones, donde resulta que el reverendo ya los estaba esperando. El mismo se encuentra sentado en la mesa del centro, experimentando con alguna invención que despertó la curiosidad de Dany. Parecía estar manipulando un fragmento de cristal del tamaño de una tarjeta. — ¿Algo nuevo de su división, reverendo? — pregunta Spe
El agente Spectrum sube a cubierta y se dirige a la cabina del capitán, donde le acompaña el sacerdote. Una extraña neblina impide visualizar el panorama, algo inusual para el clima cálido que había hace unos minutos. Dany no tardó mucho para percatarse de algo extraño que ocurría en el mar. A medida que la neblina se va despejando por donde avanzan, se observa cómo el agua se ha tornado roja. Uno de los ayudantes del capitán se acerca al timón, con sus manos y parte de su ropa manchadas en rojo. “Es sangre”, dice el ayudante. Mientras más se despeja la neblina, mayor visión tienen para darse cuenta de que toda el agua del océano se ha convertido en sangre. A pesar de que iban a una velocidad moderada, el capitán sintió el yate más pesado. Como si el mar se hubiese vuelto más espeso y estuvieran avanzando lento. Spectrum entra a la cabina del capitán y verifica que detuvo el yate, se reúne con este para investigar lo que sucede. Suzan también entra a la cabina del capitán
El grupo llega al pueblo de Castelsardo, Cerdeña, cerca del mediodía. Por recomendación de Spectrum, el sacerdote se queda esperando en el puerto. Mientras tanto, el agente escolta a Teresa y a Suzan por las estrechas calles del pueblo, circulando las hermosas casas, tiendas y restaurantes que van ascendiendo hacia la colina. Llegan a una espectacular casa de veraneo de dos pisos, ubicada por uno de los bordes de la gran colina, con un balcón decorado con una piscina y vista a todo el pueblo. Allí son recibidos amablemente por la ama de llaves, quien se muestra hospitalaria, haciendo que sus invitados se sintieran cómodos. Toman asiento en la sala para visitas, donde se les brinda una diversidad de tragos de la bóveda personal del dueño de la casa. Mientras que las damas se sienten como en casa, Spectrum se mantiene alerta. — Relájese, señor Spectrum, el líder platino de esta compañía es como un padre para mí, confío en él — dice Teresa. — Confío en su juicio, señorita Sadle
El agente Spectrum abre sus ojos. Se ve a sí mismo en medio de un cuarto oscuro, atado a un tronco en el centro y sin camiseta. Examina su entorno y al fondo ve a dos fornidos minotauros, vigilando. Escucha una puerta de hierro abrirse detrás de él y los pasos de una mujer en tacones. Se trata de Lilíth, en compañía de Azazel, quienes se le paran al frente. La madre de los centinelas admira la atlética figura de Dany, como si hubiese sido un trofeo difícil de ganar.— ¿Cómo lo hiciste? — pregunta Spectrum. — Vi a través de tu alma, ¿cómo es que nunca pude detectar tu presencia?— Siempre directo para saciar tu curiosidad — dice Lilíth. — Te enfocaste tanto en buscar el mal a través del alma de Teresa, que nunca viste que estuve delante de ti todo el tiempo.— Los efectos secundarios del CI-23, ahora lo entiendo — infiere Spectrum. — No te adueñaste del alma de Teresa, te adueñaste de su cuerpo. Reemplazaste la posesión astral por una biológica a través del suplemento, indetectable ant
Maehexy proyecta una réplica de ella misma en el asiento del piloto, manteniendo la navegación del pequeño submarino. Al ver esto, Spectrum pudo deducir cómo ella se las había arreglado para estar en más de un sitio al mismo tiempo. Mientras tanto, la dama camina hasta el fondo, toma asiento en medio del círculo de velas y cruza las piernas. Cerrando sus ojos, empieza a meditar.— ¿Y ella qué hace? — pregunta Noel, susurrando.— Recarga su energía mental, por ahora es como si se desconectara de la realidad. Podría picarla una avispa y no lo sentiría — explica Spectrum.— Entonces de verdad es una bruja, ¿eh? — dice Noel.— Sip.— … Entonces, ¿ella hace magia? — pregunta Noel.— Bueno, es un poco más complicado que eso — dice Spectrum.— ¿Hay algo en este mundo tan loco que no lo sea? — pregunta Noel.— Las agentes de la W.S.S. son mujeres que desde hace siglos han estudiado el inframundo y han tomado su energía oscura para implementarla a su tecnología — explica Spectrum. — Lo que tus
Es una mañana espléndida en Roma. Los ciudadanos inician sus rutinas de trabajo y los turistas se maravillan con la magnificencia de los monumentos. Mientras tanto, Lilíth anda paseando por las calles, portando un vestido negro de vuelo y zapatos rojos, combinados con su elegante sombrero estilo pamela. Más que admirar los logros arquitectónicos e interesarse por la historia que llevan detrás, siente nostalgia por los recuerdos que guarda de sus vidas pasadas. En su paseo le llegan recuerdos de los hombres que había conquistado y a quienes les había arrebatado la libertad de sus almas con promesas falsas, desde antes de Cristo. Termina llegando a una agradable cafetería, con mesas situadas al aire libre, con vista a una plaza donde circulan los turistas. Un amable mesero se le acerca con un menú, pero la dama se limita a pedir una taza de café. En lo que espera su orden, continúa admirando el mundo que está a punto de cambiar. Observa a sus potenciales víctimas con encanto