El agente Spectrum sube a cubierta y se dirige a la cabina del capitán, donde le acompaña el sacerdote. Una extraña neblina impide visualizar el panorama, algo inusual para el clima cálido que había hace unos minutos. Dany no tardó mucho para percatarse de algo extraño que ocurría en el mar. A medida que la neblina se va despejando por donde avanzan, se observa cómo el agua se ha tornado roja. Uno de los ayudantes del capitán se acerca al timón, con sus manos y parte de su ropa manchadas en rojo. “Es sangre”, dice el ayudante. Mientras más se despeja la neblina, mayor visión tienen para darse cuenta de que toda el agua del océano se ha convertido en sangre. A pesar de que iban a una velocidad moderada, el capitán sintió el yate más pesado. Como si el mar se hubiese vuelto más espeso y estuvieran avanzando lento. Spectrum entra a la cabina del capitán y verifica que detuvo el yate, se reúne con este para investigar lo que sucede. Suzan también entra a la cabina del capitán
El grupo llega al pueblo de Castelsardo, Cerdeña, cerca del mediodía. Por recomendación de Spectrum, el sacerdote se queda esperando en el puerto. Mientras tanto, el agente escolta a Teresa y a Suzan por las estrechas calles del pueblo, circulando las hermosas casas, tiendas y restaurantes que van ascendiendo hacia la colina. Llegan a una espectacular casa de veraneo de dos pisos, ubicada por uno de los bordes de la gran colina, con un balcón decorado con una piscina y vista a todo el pueblo. Allí son recibidos amablemente por la ama de llaves, quien se muestra hospitalaria, haciendo que sus invitados se sintieran cómodos. Toman asiento en la sala para visitas, donde se les brinda una diversidad de tragos de la bóveda personal del dueño de la casa. Mientras que las damas se sienten como en casa, Spectrum se mantiene alerta. — Relájese, señor Spectrum, el líder platino de esta compañía es como un padre para mí, confío en él — dice Teresa. — Confío en su juicio, señorita Sadle
El agente Spectrum abre sus ojos. Se ve a sí mismo en medio de un cuarto oscuro, atado a un tronco en el centro y sin camiseta. Examina su entorno y al fondo ve a dos fornidos minotauros, vigilando. Escucha una puerta de hierro abrirse detrás de él y los pasos de una mujer en tacones. Se trata de Lilíth, en compañía de Azazel, quienes se le paran al frente. La madre de los centinelas admira la atlética figura de Dany, como si hubiese sido un trofeo difícil de ganar.— ¿Cómo lo hiciste? — pregunta Spectrum. — Vi a través de tu alma, ¿cómo es que nunca pude detectar tu presencia?— Siempre directo para saciar tu curiosidad — dice Lilíth. — Te enfocaste tanto en buscar el mal a través del alma de Teresa, que nunca viste que estuve delante de ti todo el tiempo.— Los efectos secundarios del CI-23, ahora lo entiendo — infiere Spectrum. — No te adueñaste del alma de Teresa, te adueñaste de su cuerpo. Reemplazaste la posesión astral por una biológica a través del suplemento, indetectable ant
Maehexy proyecta una réplica de ella misma en el asiento del piloto, manteniendo la navegación del pequeño submarino. Al ver esto, Spectrum pudo deducir cómo ella se las había arreglado para estar en más de un sitio al mismo tiempo. Mientras tanto, la dama camina hasta el fondo, toma asiento en medio del círculo de velas y cruza las piernas. Cerrando sus ojos, empieza a meditar.— ¿Y ella qué hace? — pregunta Noel, susurrando.— Recarga su energía mental, por ahora es como si se desconectara de la realidad. Podría picarla una avispa y no lo sentiría — explica Spectrum.— Entonces de verdad es una bruja, ¿eh? — dice Noel.— Sip.— … Entonces, ¿ella hace magia? — pregunta Noel.— Bueno, es un poco más complicado que eso — dice Spectrum.— ¿Hay algo en este mundo tan loco que no lo sea? — pregunta Noel.— Las agentes de la W.S.S. son mujeres que desde hace siglos han estudiado el inframundo y han tomado su energía oscura para implementarla a su tecnología — explica Spectrum. — Lo que tus
Es una mañana espléndida en Roma. Los ciudadanos inician sus rutinas de trabajo y los turistas se maravillan con la magnificencia de los monumentos. Mientras tanto, Lilíth anda paseando por las calles, portando un vestido negro de vuelo y zapatos rojos, combinados con su elegante sombrero estilo pamela. Más que admirar los logros arquitectónicos e interesarse por la historia que llevan detrás, siente nostalgia por los recuerdos que guarda de sus vidas pasadas. En su paseo le llegan recuerdos de los hombres que había conquistado y a quienes les había arrebatado la libertad de sus almas con promesas falsas, desde antes de Cristo. Termina llegando a una agradable cafetería, con mesas situadas al aire libre, con vista a una plaza donde circulan los turistas. Un amable mesero se le acerca con un menú, pero la dama se limita a pedir una taza de café. En lo que espera su orden, continúa admirando el mundo que está a punto de cambiar. Observa a sus potenciales víctimas con encanto
Minutos antes:Noel observa desde su posición cómo las autoridades llegan a la plaza y rodean la cafetería. Ve a Spectrum ponerse de pie levantando sus manos. Mientras tanto, escucha a unos hombres intentando derribar la puerta de la habitación en la que se esconde. Su posición se ha comprometido, por lo que no tiene más opción que abandonarla. Los hombres terminan de romper la puerta, a medida que Noel sale por la ventana y escala hasta el techo. Una vez en la azotea, se aproxima a otro edificio cercano para saltar. Mientras toma impulso, cuatro agentes suben tras él. Noel da un gran salto y se sostiene del borde. Tan pronto se reincorpora, emprende la huída. Se fija en otros agentes corriendo desde los tejados de edificios paralelos. Nota que se mueven a una velocidad impresionante y cuando cruzan de un edificio a otro, saltan a una altura que supera a la de un atleta profesional. De pronto, escucha a Spectrum desde el comunicador en su oído.— Noel, ¿cuál es tu estado? — pre
Noel permanece sentado en uno de los muebles de la recepción. Delante suyo se encuentra la señora Bertha, redactando reportes con su teclado de braille mientras se queja de la impertinencia de los agentes romanos. El ambiente se siente pesado, el silencio es casi sepulcral. Lo único que hace eco en todo el salón es el teclado de la señora Bertha. Los minutos se le hacen eternos. Revisa su reloj de muñeca y ve que apenas han pasado cinco minutos desde que llegó, pero para él se ha sentido como una hora. Aprovecha este momento para sacar el reloj de bolsillo que le regalaron. Observa detenidamente las agujas quietas sin funcionar, recordando a Dany y sintiendo impotencia, por el destino que le ha tocado. Lamenta que no haya podido estar presente en los juicios, pues cualquier interferencia o testimonio, hubiese comprometido la existencia de la I.P.I.A., por lo que el mismo fue dejado a su suerte. De buenas a primeras, siente la vibración de su teléfono. Al abrirlo, encuentra un extraño
Con una deslumbrante destreza, el camarero encargado del bar, cautiva a los invitados de la fiesta, mientras hace malabares para servir sus tragos. Es la primera vez desde la pandemia que brinda sus servicios para una actividad, en un castillo de Transilvania, muy alejado de las habituales discotecas de su ciudad. Desde la cerveza más común, hasta el vodka más extravagante, los servía con una espectacularidad y un placer que ponía una sonrisa en todo aquel que se acercase. Entre las luces multicolores parpadeantes y el humo que salía de la máquina del DJ, el camarero se fija en la silueta de otro cliente que se acerca. Un joven caballero erguido que porta un traje azul marino de tres piezas, estilo europeo, acompañado de una camisa blanca, corbata plateada, zapatos marrones, lentes oscuros y un reloj de bolsillo que cuelga de su chaleco. Un hombre de rostro fino, piel oscura y bien rasurada, con una mezcla de facciones latinas y anglosajonas. Cuenta con una corta cabell