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Jazmín sentía la mirada de Alex férrea sobre ella, lo ignoraba, tanto como podía, hasta que Clara se acercó a ella y los llevó hasta un salón. Ruggero miró a su mamá. —¿No me saludarás? —No, ¿Qué es lo que haces aquí? —Bueno, fui invitado, como tú, ¿Por qué te molesta tanto? —Quiero que te vayas ya mismo. —¡Clara! No seas tan injusta, Ruggero me acompañó y ha sido tan bueno. —Jazmín, si te envié a la casa en Hispalis, no fue para esto. Ahora nos iremos ya mismo, no quiero ninguna objeción. Tuvieron que acepar. Ruggero fue a despedirse de algunos amigos, cuando sintió esa mano en su hombro. —¿Qué haces con Jazmín Farré? ¿Acaso aceptaste nuestro acuerdo? Ruggero miró por encima de su hombro, era Carlos Jones, lo conocíamos que bien, y lo odiaba, había roto su corazón un año antes, y ahora estaba por casarse con la hermana de Felipe Anjou, —¿Acuerdo? Solo tengo un acuerdo contigo, aléjate para siempre de mí —sentenció y siguió su camino. Aunque se sintió desestabilizado, pudo
Cuando llegaron a Mónaco, de inmediato rentaron un auto. Alex manejó al hotel que les indicó Ruggero, pero no era uno de lujo, al llegar la recepcionista les dijo que el lugar estaba lleno, sin embargo, había una reserva a nombre de Alex Donovan —Es una habitación para dos, con cama King por una noche. Se miraron confusos. —¿Solo una habitación? —Solo una y no tengo más disponibilidad. ¿La tomarán? Alex dijo que sí, pronto subieron a esa habitación. Al llegar vieron la cama, se miraron. —Sí quieres dormiré en el sofá —No es necesario, no te tengo miedo. Se quedaron callados por un momento. —Lamento haberte lastimado, tal vez algún día puedas.... —¡Ya basta! Ahórrate las disculpas baratas y la buena onda, lo hecho está hecho, Alex, me rompiste el corazón, como alguien lo hizo contigo, pero a comparación de ti, yo no me sentaré a llorarte, ni guardarte luto. Me voy. —¿A dónde vas? —exclamó al verla salir. —Beberé una copa en el bar, me divertiré, luego vendré a dormir, no t
Anne y Felipe volvieron a Mayrit. Fueron directamente al palacio de Leonel, apenas llegaron escucharon la vocecita de Matías, y Anne corrió a abrazarlo. —¡Mami! ¡Papi! Volvieron, iremos al lago. —¡Claro que iremos al lago, corazón, por eso hemos venido por ti! —dijo Anne, llenándolo de besos, y mismo, Leonel y Ana se acercaron a ellos. El semblante de Leonel los hizo sentir incómodos. —¿Qué pasa? —Ven conmigo, Felipe, debemos hablar. Felipe miró a Anne, sin embargo, lo siguió. —¿Sucede algo, Ana? Ana pidió a la nana que llevara al niño a arreglar para ir al lago, y luego quedaron solas. —Debes ser fuerte, Anne, debes ser valiente para ayudar a Felipe. Anne sintió un miedo en su interior, las palabras de Ana la asustaban. —Pero, dime que es lo que pasa, que me estás asustando. —La serpiente volvió, la miserable de Sarah demandó a Felipe, quiere quitarle a Matías. Anne abrió ojos enormes, tuvo mucho miedo. —¡No! Eso nunca, ¡Nunca nos quitará a Matías! No lo permitiremos. —
Jazmín y Alex llegaron a ese casino, no era el mejor de la ciudad, se acercaron a los guardias, y decidieron separar sus caminos. Mientras jazmín iba a fingir jugar, Alex se acercó a uno de los guardias. —Hola. —Hola, ¿Cómo le va? ¿Ganando? Alex sonrió. —Mas o menos, quiero preguntarte algo. El hombre le miró intrigado. —Dime. —Si te pago veinte mil euros por que me des un video de seguridad, ¿Lo harías? El hombre le miró aturdido. —¿Qué dice? No, yo… no manejo los videos de seguridad. —Pero, ¿A qué te es fácil conseguirlos? ¿No es así? El hombre titubeó. —No quiero líos, mira tengo mucho trabajo. —Cincuenta mil euros, te los deposito de inmediato a tu cuenta, piénsalo, supongo que, aunque te paguen bien, recibir esa cantidad en un solo día, no te caería nada mal. —No. Alex le dio su tarjeta —Vale, si cambias de parecer, búscame. —Y… en caso de que cambiara de parecer, ¿Qué video es el que quiere? Alex sonrió, anotó la fecha del día del incidente, y le indicó que maq
—Aléjate, Alex, lo nuestro ya es historia, tú lo quisiste así, ahora Ruggero y yo estamos juntos, ahora soy suya, todo entre tú y yo terminó. Alex sintió algo que lo quemaba por dentro, un dolor, miró sus ojos con tristeza. —Pero, no lo amas, estás cometiendo un grave error. —¿No es el mismo que cometiste tú? Dijiste que podrías amarme, pero realmente nunca lo intentaste, ahora que me ves en brazos de otro, ¿Suplicas que vuelva? Eres inmaduro, Alex, no sabes lo que quieres, ¿Y que harás cuando me tengas? Dejarme y buscar a alguien más. Me das pena. —No digas eso, no, Jazmín, yo… he estado solamente en esto, en esta obsesión mucho tiempo. —¿Obsesión? ¡Vaya! Eso es un avance, que reconozcas que Larissa era tu obsesión. Pero, yo no quiero ser tu nueva obsesión, Alex. —Tú, no eres una obsesión, Larissa nunca fue real, fue solo una utopía, tú fuiste real, tú fuiste mía. Jazmín sintió su cuerpo estremecer ante sus palabras, ante su mirada, Alex se acercó más a ella, sintió sus labios
—¡Matías es mi hijo! ¡Lo quieras o no es mi hijo! Y no me lo quitarás —sentenció Felipe con furia, y odio. La mujer sonrió, feliz de como el hombre perdía los estribos. —Si quieres que me detenga, aún hay cosas que puedes hacer para evitar este escándalo. Felipe frunció el ceño confuso. —¿Qué es lo que quieres, Sarah? La mujer cruzó las manos, las puso sobre la mano, y empujó su cuerpo hacia adelante, para estar más cerca. —Divórciate de Anne, déjala, toma a mi hijo, y volvamos a Nueva York, dame el acceso a toda tu fortuna, y listo. Nunca tendrás que temer que te quite a Matías. Felipe la miró con decepción, no podía entender la maldad que habitaba dentro de esa mujer. —¿Por qué lo haces? Nunca me has amado, entonces, ¿Por qué haces esto? —Ya lo expliqué, ¿Acaso eres tonto? Quiero que seas infeliz, nada más porque me da la gana, me divierte verte sufrir, y seguramente en el futuro también seré feliz viendo sufrir a ese escuincle —dijo con una sonrisa en su cara. —¡Eres perve
Alex Donovan escuchaba atento las palabras de Clara. —Ruggero se está enamorando de Jazmín. Las palabras de Clara hicieron sentir a Alex un miedo rotundo, una angustia abrumadora. —¿Y Jazmín? —exclamó con angustia al escuchar sus palabras. —Bueno, ella aceptó estar con él. Ambos sabemos que tu rechazo tuvo que ver, pero, también ha encontrado en Ruggero un sostén de vida, un amor para ella, alguien que la comprende. Alex bajó la mirada con dolor al escucharlo. Más tarde, él fue a visitar a su psicólogo. —¿Y como te sentiste en ese viaje? —preguntó —Bueno, es duro saber que Jazmín ya no confía en mí, y de algún modo, me he vuelto algo sin importancia en su vida —dijo aferrándose al respaldo del sofá. —Dices que tuvieron un acercamiento. —Sí, pero, luego me rechazó. —¿Qué es lo que quieres tú, Alex? Porqué por un lado dices que no quieres herirla, pero ahora dices que su rechazo de tu duele —preguntó el psicólogo —Yo… quiero verla feliz —dijo con la voz débil —¿Y no crees qu
Llegaron a la sala, Felipe y Anne tuvieron que separarse, pues él debía estar en un asiento especial junto a su abogado.Ella le brindó una mirada dulce, y Felipe caminó hasta ahí.Estaba al lado de su abogado, fingió todo el tiempo una tranquilidad que no tenía, pero que debía tener.Ni Leonel, ni Ana estuvieron ahí, era lo mejor, para que no consideraran algún tipo de favoritismo.Sin embargo, estaban al pendiente.El primer testigo de Sarah subió al estrado, un hombre que afirmó que hace unos días Felipe se acercó a ella y la violentó verbalmente. —Yo vi al infante Felipe Anjou gritar y ofender a la señora Sarah, mientras ella lloraba y suplicaba porque la dejaran ver a su hijo.El abogado de la defensa se levantó y miró al testigo.—¿Puede indicarnos que día fue?—Hace dos días.—¿En qué hora?El hombre titubeó.—Entre las cuatro y cinco.—Que quede claro, señoría, que mi cliente Felipe Anjou estuvo hace dos días entre las cuatro y cinco en una reunión conmigo, en mí despacho, don