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Anne sentía que se rendía, que el calor de Felipe estaba quemándola, empujó su pecho y él miró sus ojos, había un gesto de derrota. —Está bien, me iré, solo dame un segundo, quiero estar a tu lado, solo un segundo —suplicó, ella no se atrevió a echarlo de su lado, de nuevo. Se recostó a su lado y la abrazó a su pecho, Anne se quedó tan quieta, no pudo moverse, escuchó con claridad los latidos de su corazón, eran tan retumbantes como una dulce melodía, se quedó ahí, y sintió un poco de paz, en medio de todo su caos. No supo cuánto tiempo pasó con exactitud, cerró los ojos, y los abrió cuando escuchó ese llanto, un bebé que lloraba y gritaba por mamá y papá. Se levantó como un resorte. Felipe también intentó levantarse, pero ella lo impidió. —¡Es Matías! —Yo iré, espera aquí, que no te vea así —dijo Anne. Se puso los zapatos y salió tan rápido como pudo, escuchaba los berridos del pequeño, cuando llegó a la habitación y encendió la luz, lo vio parado en su cama, llorando, ella lo
—Los doctores aún lo atienden. ¿Podría venir a verle? —exclamó la enfermera —¡Claro que sí! Voy para allá. Anne colgó la llamada y miró a Felipe con tristeza. —Lo siento, es Daniel, ¡Le han asaltado, está herido! ¡Debo ir a verle! —dijo angustiada. —Sí, te acompañaré. —No, pero… ¿Y Matías? —Despertaré a la nana, le pediré que nos ayude a cuidarlo, mientras volvemos. —Pero, y si tiene una nueva pesadilla, ¿Qué pasará? —No la tendrá, ya dormirá como un ángel. Anne asintió. —Qué nos llamen si la tiene, y volverás enseguida, o yo lo haré. Él asintió, y fue a buscar a la nana. Pronto fueron en camino, Anne estaba ansiosa, pensaba en Daniel Higareda, pensaba en el pasado, y en Felipe. «Si no nos hubiesen interrumpido, ¡Ni siquiera recordé el pasado o el rencor! ¿Qué logras conmigo Felipe? ¿Y Daniel? Él sigue con falsas esperanzas, ¡¿En qué me he convertido por esta absurda venganza?! Por si fuera poco, ¿Y si Daniel es el culpable del desfalco? ¡Ya no sé quién soy yo…!», pensó,
—¡¿Cómo puedes creer eso de mí, Anne?! ¿Acaso no me conoces?Anne titubeó, se sintió mal al haberlo acusado.—Es que tú y mi padre eran los únicos con acceso a mis cuentas.—¿Y por eso me acusas? Pudo haber sido un robo cibernético, Anne, yo no lo hice, juro por la memoria de mis padres que soy inocente.Anne se sintió fatal al escucharlo hablar de sus padres—¡Lo siento, Daniel! Me he vuelto paranoica.—Lo entiendo, no te angusties.—He estado pensando mucho, y... siento que esto no puede seguir... —dijo ella.Daniel frunció el ceño—¿De qué hablas?—Daniel, mira cómo está todo, ahora estoy paranoica, confusa, no puedo con esto. Lo que había entre nosotros, ha terminado —sentencióLos ojos de Daniel la miraron fijamente—¿Qué? ¿Por qué? ¿Es por él? Por Dios, Anne, ¿Acaso volviste a caer ante Felipe?—¡Es por mí, Daniel! No me siento bien, mintiendo, ni engañando.—¿Es que no te das cuenta de que Felipe te hizo lo mismo? Por favor, lo veo en tus ojos, sé que te ha vuelto a ilusionar, ¿
Cuando Anne despertó, Matías estaba dormido a su lado, en posición fetal, era tan hermoso, tan inocente, sonrió al verlo y besó con cuidado su mejilla, no quería despertarlo. Felipe, que se había dado cuenta, la vio, pero de inmediato se hizo el dormido. Ella lo miró a su lado derecho, estaba convencida de que él dormía «Pudimos despertar tantas primaveras y veranos así, Felipe, ahora siento que todos los días en mi interior son un cruel invierno, podría ser feliz con esto, y ahora, me siento tan amarga, como el veneno» pensó con dolor, sin embargo, su mano viajó a su rostro, acariciándolo suavemente, no pudo evitarlo, se acercó lentamente, y besó su mejilla. Un solo segundo después, Felipe abrió los ojos, ella no estaba, escuchó como cerraba la puerta del cuarto de baño, tocó su mejilla, ese beso aún estaba sintiéndolo en cada rincón de su cuerpo, era como un destello de esperanza «No voy a rendirme, Anne, sí, fallé, soy el peor de los idiotas, pero si tengo una esperanza, no segu
—¿Toni? —exclamó Daniel llamando por teléfono y escuchando la voz de su amigo del otro lado—. Prepara todo, hagámoslo. Colgó la llamada. «Veamos si tienes tiempo para romances, Felipe, cuando te falte tu adorado bebé» pensó y golpeó la pared con un puño de rabia. Anne se alejó de Felipe y sintió que le costaba media vida. —Ya basta, Felipe, deja de actuar de esta manera. —No he hecho nada —dijo alzando las cejas con falsa inocencia que la hizo sonreír. Dio la vuelta y salió de ahí. Bajó al comedor, y el desayuno se había servido. —Señora, ¿Hoy llevaremos a Matías conocer la guardería? —Me avisarán en un rato más si podremos llevarlo. —Quería pedirle permiso para llevar a Matías a un parque cercano, tendrán un pequeño evento con marionetas y disfraces, me gustaría que fuera y se entretuviera, no tardaremos salvo una hora o menos. —Está bien. Cuando Felipe llegó, Anne le explicó a donde irían. —Yo debo revisar unos contratos de mi empresa, luego iremos a la guardería. —Está
Felipe estaba a punto de llamar a Leonel y pedirle ayuda, el teléfono de Anne estaba apagado, no había rastro de ella, cuando escuchó que llamaron a su móvil, Felipe respondió.—Hola.—¿Quieres ver a tu esposa e hijo? —esa m*****a voz era horrible, Felipe sintió que le daría un paro cardiaco en cualquier momento.—¡¿Quién eres?! ¿Qué quieres?—Dos millones de dólares, hoy, antes del anochecer, en efectivo.Felipe sintió que le faltaba el aliento.—Quiero hablar con mi esposa.Toni fue a buscar a Anne, la tomó de los cabellos.—Habla, es tu maldito esposo.—¡Felipe! Por favor, dale lo que te pidan…Felipe sintió que enloquecería de temor.—¡No le hagas daño!—¡Escúchame bien, me darás el dinero o mataré a tu bebé y disfrutaré a tu esposa, hasta matarla!—¡Te daré el dinero! ¡Te lo daré todo!—No metas a nadie de la realeza, ni a los guardias, ni a la policía o al ejército, a nadie, ¡O te arrepentirás!—No lo haré, dime donde te dejo el dinero, a que hora, dime, pero por favor, no los la
Daniel miró tal escena, sintió que algo estaba ahogándolo, si hubiese podido matar a Felipe, seguro lo hubieran hecho, pero seguía en shock. —¡Daniel! ¿Dónde estabas? Anne se giró a mirarlo, sus ojos se abrieron enormes. —¿Tú que haces aquí, Daniel? El hombre se acercó. —Vine a buscarte, estaba angustiado. Vieron una camioneta y de inmediato apareció Alex y los guardias. Fueron a casa. Anne bañó a Matías, lo alimentó y lo tranquilizó antes de hacerlo con ella misma, Felipe estaba a su lado, cuando terminó de dormirlo. —Me quedaré a dormir con el niño en el sofá cama, señor, no se angustien, así la señora podrá descansar. Anne besó la frente del niño y fue a su habitación. Al entrar se miró en el espejo, estaba tan pálida, despeinada, pero traía puesto el saco de Felipe, pensó en todo lo ocurrido, pero había algo que la atormentaba más que nada. «Daniel estaba ahí, y siento algo, es como que no lo puedo explicar, como si algo estuviera tan mal» Anne notó como sus manos temb
Al día siguiente, cuando Anne despertó, vio a Felipe a su lado, ella se levantó tan rápido como pudo. Y él despertó al instante. —¿Cómo estás? —Bien. Anne fue al cuarto de baño, cuando salió, estaba vestida, miró a Felipe que estaba eligiendo su ropa. —Felipe, ¿Ya has visto lo de tu departamento? Me gustaría que Daniel pudiera irse, cuanto antes. Felipe la miró intrigado, sin entender su prisa. —Sí, ya lo vi, en dos semanas ya podrá mudarme, ¿Sucede algo? ¿Se pelearon? Podría conseguir un nuevo lugar. —No, está bien, esperaré. Iré con Mati, y te veo para desayuanr. Más tarde, cuando Felipe se fue, Anne se animó a ir a la ahbtiaicon de Daniel, él sonrió al verla, aunque ya quería irse al hipódromo. —Hablé con Felipe en dos semanas podrás mudarte a su departamento. —Parece que te urge que me vaya, ¿Qué pasa, Anne? ¿Ya no te importo? Él quiso acercarse y ella se alejó. —Daniel, ¿Dónde estabas el día del secuestro? Daniel la miró con temor y duda —Pues, buscaba trabajo, ¿Por