HOLA, SON DOS CAPÍTULOS HOY NO OLVIDES LEERLOS ♥
Braulio sentía un odio en su ser, estaba furioso, bebió todo su trago casi al instante, y cuando giró su mirada, vio a Mauro Randle, apostando como siempre, el hombre hizo un gesto de rabia, Braulio supo que había perdido. Se acercó a él, lentamente, sin que lo esperara, luego lo tomó del cuello, robándole el oxígeno. —¡¿Cómo vas a pagar tu deuda, jovencito?! ¿Acaso tienes plata? Mauro luchaba por liberarse, todos se burlaban de Mauro, pero nadie se atrevía a ayudarlo, luego de que Braulio trabajara en el gobierno, nadie se atrevía a hacerle nada, era intocable para todo el pueblo, excepto para el señor Greene. Braulio lo soltó, haciéndolo caer al suelo. —¡A ver, hombre! Paga tu deuda. Mauro se arrastró hacia atrás, estaba asustado, tembloroso, sabía que no tenía un centavo, temió lo peor. —¿No tienes dinero? Braulio sacó de su bolsillo un fajo de billetes y se los dio al tipo, que quedó conforme. —¡Levántate! Ven conmigo, o te juro que te enviaré a matar. Mauro se levantó y
—¡Archibald, no lo hagas, por favor! —exclamó Lana Larissa lo miraba tan sorprendida, sentía que temblaba, intentó caminar hacia él, pero Alex tomó su mano con fuerza, deteniéndola, ella miró a Archi con miedo, no quería que se lastimara, menos estar en un mundo donde él no estuviera, sintió su corazón encogerse. —¡Maldito loco, lárgate! —exclamó —¡Archi, por favor, no cometas una locura! —exclamó Larissa con los ojos cubiertos de llanto —Larissa, por favor… —Archi la miró con los ojos decepcionados, pensando como podía ser capaz de estar ahí, al lado de otro hombre a punto de casarse, cuando él la amaba con toda la fuera de su corazón—. ¡Ven conmigo! —¡No! Se acabó —sentenció ella. Archi asintió, mordía sus labios con dolor, luego apuntó a su propia cabeza, para sorpresa de todos, estaba desesperado, ya no pensaba con lógica, buscaba cualquier cosa que hacer, solo para evitar perder a la mujer que amaba con locura y pasión. Larissa abrió ojos bien grandes y Lana cubrió su boca,
—¡Larissa! ¿Acaso no ves cuánto te amo? Morirá o mataría por ti —dijo Alex, sus ojos cubiertos de lágrimas. Archi sentía rabia, celos inmensos, pero también sintió lástima por Alex, él sabía lo que era amar, y ser alejado del amor de su vida, podía comprender lo que ese hombre padecía porque la mujer que amaba, no lo quisiera a su lado. Larissa hundió la mirada —¡Alex! —exclamó ella con las lágrimas corriendo por su rostro —¡Él te engañó! —gritó con rabia —¡No lo hice! Juro que no lo hice, de verdad, Alex, no lo hice —aseveró Archi —¿Quién puede creer en ti? Sabemos que solo eres un tramposo. Archi bajó la mirada con tristeza de su mala reputación. —Yo creo en él. Archi iba a morir por esto, cualquier otro se hubiese ido, por favor, Alex, déjame ir, no puedo amarte, al amor no se le obliga, perdóname si te hice sentir que si podría amarte, era mi despecho, lamento haberte herido. Alex sintió que las lágrimas cubrían su rostro. —Él no te va a hacer feliz, ni te amara como yo t
«¿Dónde estás, Lana? ¡Oh, Dios mío! Por favor, solo quiero que ella esté bien, no importa mi vida, no importa nada, si esto es mi culpa, si alguien debe pagar, lo haré con mi propia vida, pero ella no, por favor, que nadie le haga daño, ¡No lo permitas! Sin Lana no hay vida, sin Lana no tengo nada» Aaron estaba atado a una silla de manos, pies, la boca cubierta con cinta. En total oscuridad. No sabía cuánto tiempo había pasado, ni dónde estaba, no sabía nada de Lana. Esos hombres lo subieron a un auto diferente, y no volvió a verla, al bajar lo golpearon, se desmayó, pero recuperó el conocimiento, ahora solo anhelaba saber de ella, ¿Dónde estaba Lana? La puerta se abrió, vio a dos hombres entrar, encendieron la luz, y Aaron tuvo que adaptarse, cuando por fin pudo distinguir esas figuras ante él, eran Suárez y algún empleado de él. —Peor, miren nada más, ¡El mismísimo señor Greene! Nunca creí verlo así, siento tan arrogante y engreído, ¿Qué dice? —exclamó porque Aaron quería hablar,
Archi encontró a Franco y se abrazaron, le alegró verlo sano. —No pudimos hacer nada, Archi. ÉL lo lamentó, ayudaron a la gente, Larissa lloraba al ver tantos heridos, él tomó su mano. —Lo siento tanto, mi señorita, lamento que tengas que ver esto. —Si te hubieras quedado aquí, si no hubieses ido por mí, tal vez… Él siseó y besó sus labios. —Te amo, Larissa, siempre hubiese ido por ti. Ella sintió que su beso la revivía, que quería no detenerlo jamás, pero en ese momento debían ayudar. Archi fue a su propia cabaña, debía llamar a Aaron, Larissa lo siguió y miraron a Rocío, estaba siendo atendida, estaba herida de gravedad. Los ojos de Archi se abrieron angustiados al verla, se acercó —Está agonizando. Larissa se acercó también, la mujer abrió los ojos y vio a Archi. —¡Archi…! Pronto miró a Larissa, Rocío alzó su mano y Archi tomó su mano —Yo… —No hables, estás mal, por favor, no te canses. —Me voy, necesito decirlo, yo… no te engañó, señorita, yo… Larissa la miró con o
Alex caminaba rumbo al nuevo campamento que tenían cerca de la playa, cuando escuchó los sonidos de los autos que iban por esos rumbos, apenas los vio, logró esconderse tras una palmera, notó de inmediato que pertenecían a las fuerzas armadas de Suárez, seguro de que los habían rastreado, o tal vez había un traidor. Logró llamar a Felipe, quien, al escuchar sus palabras, se apuró a avisar a todos, la mayoría logró tomar barcos pesqueros. Felipe tomó la mano de Anne y corrieron al muelle, debían tomar el yate y huir, pero entonces fueron rodeados por muchos hombres —Infante Felipe, está arrestado por traidor a la patria. Un hombre lo apunó a la cabeza, Anne se puso ante él —¡No se atrevan! ¿Acaso olvidaron quien es él? ¡El hermano del Rey Leonel! El hijo de un rey emérito, ¡Bajen las armas! Déjenos ir —exclamó Felipe miró a Anne, era tan valiente para gritar ante esos hombres, MÁS VALIENTE AL tener una pistola sobre su frente y no dudar de defenderlo. —¡Vendrán los dos con nosotr
Larissa gritó con fuerza, Mauro y Archi se miraron mutuamente, comprobando que ninguno estaba herido. La pistola cayó justo en medio, ambos lucharon por recuperarla, pero fue Archi quien tomó el control, apuntó a su hermano. —¿Vas a matarme, Archi? No te importa la memoria de nuestro padre. —¡Eres un criminal, hermano! ¿Cómo puedo llamarte de nuevo hermano? Ya no eres mi familia, creí que madurarías, pero, tú eres basura, porque solo amas el dinero. Mauro bajó la mirada, lágrimas calientes recorrieron su rostro. —Si nuestro padre viviera, no te reconocería en toda la tierra. —¡No digas eso! —¡Mira lo que me has hecho! —¡Yo no quería! Él me obligó. —¿Quién? —exclamó Archi—. ¡Habla ahora! —¡Braulio! Él matará a mamá y a Lana, si no le llevó a esta mujer con él, al monte Alba. Archi abrió ojos enormes. —¿Con qué Braulio? Archi miró a Larissa que estaba tan asustada, con ojos grandes, fue como si Archi pudiera leer su mente, contuvo el aliento, y luego miró a Mauro, —¡Escucha
Archi cayó entre sus brazos, Lana apenas lo sostuvo, mientras gritaba. Aaron corrió a detener a Braulio, le disparó, pero no pudo herirlo, intentó ir tras él, pero Lana lo impidió. —¡Llama a una ambulancia! Aaron obedeció al instante. Cuando Larissa salió y vio tal escena, casi enloqueció, gritaba, chillaba, Lana no permitía que Archi hablara, intentando contener la sangre que brotaba de torso, la ambulancia no tardó en llegar, pronto fue llevado al hospital, y fueron con él. —¡¿Quién lo hizo, Lana?! —¡Fue Braulio! Yo lo vi. Larissa sintió rabia, y lloró, se sintió tan culpable. Lana la abrazó. —¿Por qué haría algo así? Ese miserable es un desgraciado, pero, ¿Por qué haría algo así? —¡Por qué está loco! Está obsesionado, siempre me molesta, yo, ¡Es mi culpa! Aaron la abrazó. —No, no digas eso, ese tipo pagará lo que ha hecho. De pronto llegaron personas del ejército, Lana tuvo miedo. —¿Qué quieren aquí? —exclamó Aaron con furia. —Venimos a custodiar a Archibald Randle, sa