hoy son dos capítulos ♥
Lana llegó hasta la casa de su infancia, llegar hasta ahí fue un suplicio, a cada rato un mareo la envolvía, pero ahora estaba mejor, tocó la puerta y su madre Doria, fue la que abrió la puerta —¿Qué quieres aquí con esa maleta? Lana le miró con algo de rabia, odiaba tener que volver, pero, ciertamente, no tenía a donde ir —No tengo a donde ir. —¿Así qué lo lograste? ¿Verdad? Hiciste que el gran CEO Aaron Greene te echara de su lado —Doria salió de casa, la miró con rabia y de pronto, sin decir nada más, le dio una fuerte bofetada que la hizo caer a un lado—. ¡Estúpida! Debiste atarlo con un hijo, debiste enloquecerlo de amor, ¿De qué te sirve ese cuerpo? ¿De qué te sirve esa belleza? ¡Por qué Dios me dio hijos tan idiotas que no pueden hacer nada bien! No te recibiré, aquí no cabe un alma más, ¡Lárgate, Lana! No te quiero en mi casa, me avergüenzas. Lana tenía el rostro repleto de lágrimas —Tú eres la causa de mi vergüenza y mi desgracia, ¡Acabarás con todos tus hijos, y luego,
Cuando Lana entró a aquella pequeña clínica, el doctor Martín Luna estaba arreglando sus medicamentos —En seguida le atiendo. Dígame, ¿Qué síntomas tiene? Lana sonrió —Lo he extrañado mucho, es mi principal síntoma. Martín se giró a mirarla y luego esbozó una gran sonrisa —¡Lana! —exclamó y la abrazó Ella también lo abrazó —Doctor Martín, me alegra tanto verlo, pero me apena venir a verlo en estos momentos. —¿Qué ha pasado? —exclamó con duda Ella le contó todo lo que le había pasado. Aaron estaba desesperado, cuando vio salir a Archi lo atrapó —¡Dime! Por favor, Archi, ¿Dónde está Lana? —¡No lo sé! ¿Ahora si dices por favor? La echaste de tu vida, mientras espera un bebé tuyo, no cumpliste con desposarla, ¡Cómo te atreves a darme la cara! Te entregué a mi hermana, una joven pura y buena, ¿Qué hiciste con ella, Aaron? La chica que se fue, lloró hasta la estación del tren, ¡Eres repulsivo! —exclamó Archi —¡Ya basta, Archibald! Aaron va a casarse con Lana, por su bebé y porqu
Larissa pidió que la llevaran hasta la estación de policía, pero ahí no tenían información sobre Archi, estaba desesperada. Salió y se encontró con Alex —¡Alex! —Larissa, ¿Qué haces aquí? —¡archi está en peligro! Lo han acusado de ser un rebelde, dicen que lo quieren matar, su hermano Mauro fue a decírmelo, ¡dime que no es verdad! —Tranquila —dijo él tomando sus manos, sintió mucho pesar de verla tan mal, sus manos limpiaron sus lágrimas—. Escucha, Aaron me envió a rescatarlo, así que no te angusties, vuelve a casa. —¡No! Yo quiero ir a verlo, por favor. —Está bien, ven conmigo. Ambos subieron al auto y fueron hasta el escuadrón del ejército. Damiana llegó a la casa que su hermano le había comprado antes, en el centro del pueblo, al entrar se encontró con Terry —¿Qué ha pasado? ¿Viste A Lana? —¡Se largó de la casa! —¡¿Qué?! —exclamó incrédulo—. ¡¿Y por qué no me lo dijiste?! Debí impedir que se fuera, debí ir con ella, ¿Con quién se fue? —¡Mi pobre hermano la echó de casa!
Damiana estaba por irse, abrió la puerta, cuando ella fue empujada con violencia. Braulio entró apuntando con un arma, Damiana soltó un grito de terror —¿Así que me estás engañando y dejando fuera de todo? ¡Damiana, eres una perra traidora! Terry caminó hasta el hombre, de pronto le bajó el arma y le dobló la mano, hasta que la soltó y se la quitó, encañonándolo —¡Deja tus estupideces! Aquí no hay amor, esto es negocio, una meta; acabar con Aaron Greene —espetó Terry con rabia —¿Qué? ¿Así que el traidor resulto aliado? —Aquí todos queremos algo, yo quiero el dinero de mi hermanito y Braulio también quiere el dinero, pero, además, lo odia tanto que quiere destrozarlo, ¿Verdad? —Braulio asintió —¿Y tú qué quieres? —No quiero dinero, ni poder, solo quiero a Lana Randle, ella es mi mujer, y Aaron Greene lamentará haber puesto sus asquerosas manos en lo que es mío. Braulio alzó las cejas y rio burlón —¡Vaya, Vaya! Me alegro de que cada vez Aaron tenga más enemigos, si lo que quier
—Si quieres pensar que esto está muerto, es tu problema, peor te advierto algo, nunca podrás alejarte de mí, si quieres hacerlo, lo harás, pero sin mi bebé. Lana le miró con rabia —No me amenaces, Aaron, no te lo permitiré. Él la miró fijamente, estaban tan cerca que él podía sentir su cálido aliento, desear sus labios —Nos iremos a casa, juntos, quieras o no. Lana bajó la mirada, pensó en las palabras del doctor Martín, no pensaba más en oponerse a él. —¿Por qué te busca la policía? Cada vez te pones más en peligro, Aaron. —¿Lo dices por Lord Di Tacco? Cariño, estoy ayudando a personas que no tienen la posibilidad. —¡Pero, pueden matarte! ¿Quieres eso? Aaron pensó en Archi, pero temió que decírselo a Lana afectara su salud —Estaré bien, me cuidaré, no te angusties. A penas los soldados se fueron, ellos salieron de ahí —Doctor Martín, espero volver a verlo. —Lana, cuídate mucho —dijo abrazándola—. Recuerda lo que hablamos. Aaron le dio un apretón de manos al doctor Martín
—¿Por qué lloras, mi señorita? —exclamó Archi, al mirar el rostro de Larissa cubierto de lágrimas —Lo siento, es que… Archi, mi hermano te odia, no te quiere cerca de mí. Archi bajó la mirada y se sintió fatal de saberlo, estaba seguro de que así era, pero no lo creía justo, respiró profundo y se levantó —¡Aún estás débil! —No, créame, mi señorita, soy más fuerte de lo que crees. Larissa sonrió al mirar sus ojos brillantes. Archi salió de la habitación y bajó hasta el despacho de Aaron Greene, tocó la puerta y él le dio permiso de pasar —¿Puedo hablar contigo? Aaron se levantó al mirarlo, sus ojos eran tan firmes y le señaló la silla Él se sentó justo frente a Aaron, que tenía un porte intimidante, pero Archi lo soportó —¿Qué es lo que quieres? —Sé que me odias, y tienen razones de sobra para hacerlo, pero… —¡Pero, nada! ¿Crees que olvidaría lo que me hiciste? ¡Casi pierdo a Lana por tu culpa! Eres casi un asesino y un ladrón, ¿Qué más? Dime, ¿Qué otro error debo agregar a
Lana escuchó que tocaron a su puerta, ella se levantó de la cama, y fue a abrir, estuvo a punto de cerrar la puerta, en sus narices, pero Aaron fue más listo y entró, ella le miró incrédula de verlo de nuevo ahí —¿Tú, otra vez? ¿Qué quieres, Aaron? Él la miró fijamente, cerró la puerta tras de sí, y caminó hacie ella, solo dio unas grandes zancadas y consiguió atraparla entre sus brazos, ella sintió su fuerza, y su aliento que la calentaba —Aaron… déjame… —Te amo, Lana, esa es mi verdad, eres una sombra para mi orgullo, me vuelves débil frente a ti, vences mi rencor, o mi enojo, porque te amo, no soporto estar peleado contigo. Ella bajó la mirada, sentía que se estremecía, él acunó su rostro y besó sus labios, habái pasion en ese beso, toda la que él intentó contener, ahora no podía hacerlo, sus manos recorrieron su figura grácil, tocando por encima del camisón sus glúteos, y su espalda, su beso era tan codicioso, como si la quisiera por siempre, pronto la liberó del vestido, ella
Larissa alcanzó a Alex y lo miró fijamente —Alex, respeta mi decisión, no quiero que luches por nada, yo amo a Archi, así que déjanos en paz. —¿Sabes? Tal vez tu voz me dice que amas a Archi, y puedes gritármelo tan fuerte, incluso si lo escucha el mundo entero —Alex dio un paso a ella, hasta acortar la distancia entre los dos, sus ojos la miraron con firmeza, y ella se estremeció al sentir la fuera de su mirada—. Pero, tus ojos me dicen otra cosa. Él miró sus labios, sentía tanto deseo de besarlos, era tan tentador, que Larissa sintió que temblaba, él era como un imán y ella quería huir, quería irse al lado de Archi, y no mirar atrás, pero Alex era como una montaña sobre su camino, imposible de derribar. —¡Ayuda! Por favor, ¡Ayúdenme! Fueron interrumpidos y cundo miraron, observaron a Damiana con el brazo herida en un corte y la sangre escarlata brillando Larissa lanzó un grito y corrió a ayudarla. Lana revisó la herida, supo desde el primer momento que no era profunda, pero su