El silencio que cayó en la sala de juntas después de las palabras de Iskra era tan espeso que parecía que el aire mismo se había congelado.Todos los presentes tenían expresiones que iban desde la incredulidad hasta la vergüenza ajena. Un par de asistentes de menor rango intercambiaron miradas nerviosas, preguntándose si acaso habían escuchado bien.Lisandro, por su parte, mantenía la mandíbula tensa y los ojos clavados en la mujer que acababa de hacer el ridículo más grande de su vida. Había lidiado con muchas situaciones incómodas en los negocios, pero esto… esto superaba cualquier nivel de descaro.A la distancia, Valeska sentía una mezcla de indignación, asombro y una pizca de diversión.«¿De verdad esta mujer acaba de decir que estaría dispuesta a ser la amante de mi esposo en secreto?», pensó con incredulidad.Ella había enfrentado muchas situaciones difíciles en su vida, pero jamás pensó que una ex de Lisandro llegaría a tales niveles de desesperación.El murmullo entre los pre
Valeska había supuesto que, después de la humillación que Iskra sufrió en la empresa, la mujer se tomaría un tiempo para lamerse las heridas y desaparecer de sus vidas por un tiempo. Sin embargo, estaba completamente equivocada.Porque ahí estaba de nuevo.—No puede ser… —murmuró Valeska en voz baja, entrecerrando los ojos mientras la figura de Iskra se materializaba en la entrada del restaurante.Lisandro, quien en ese momento estaba sosteniendo la carta del menú con la intención de elegir algo para cenar, dejó escapar un suspiro de pura exasperación al notar la expresión de su esposa. Siguió su mirada y, en cuanto vio a la mujer que había arruinado la reunión más temprano, su expresión se tornó sombría.—No otra vez… —gruñó, cerrando la carta con un movimiento seco y ladeando la cabeza con irritación.Valeska cruzó los brazos, observando cómo Iskra avanzaba con paso decidido entre las mesas del restaurante. A pesar de la evidente murmuración que provocaba entre los comensales, ella
Los días sin la presencia de Iskra deberían haber sido tranquilos para Valeska, pero en lugar de eso, una inquietud latente se instaló en su pecho. No era una mujer paranoica, pero tampoco ingenua. Iskra no era del tipo que aceptaba una derrota con dignidad, y su ausencia solo podía significar una cosa: estaba tramando algo.Sentada en su oficina, tamborileó los dedos sobre el escritorio mientras observaba los documentos que debía revisar. Su concentración estaba dispersa, y aunque intentaba mantenerse enfocada en su trabajo, no podía evitar sentir que algo se avecinaba. Tal vez era un presentimiento sin fundamento, o quizás su mente estaba demasiado condicionada por los últimos eventos, pero de una u otra manera, su intuición le decía que debía estar alerta.Cuando compartió su preocupación con Lisandro la noche anterior, él no pareció demasiado alarmado.—Si no ha aparecido, mejor para nosotros —respondió con desinterés mientras revisaba unos correos en su laptop, sin siquiera levan
A la mañana siguiente, cuando Valeska despertó, lo primero que notó fue el espacio vacío a su lado. Extendió la mano instintivamente, como si esperara encontrar el calor de Lisandro aún impregnado en las sábanas, pero todo lo que sintió fue la frialdad de la tela.Frunció el ceño y se incorporó lentamente, con la sensación de que algo no estaba bien. Miró hacia el reloj sobre la mesita de noche. Había pasado toda la noche y él no había regresado.Tomó su teléfono, revisó los mensajes y llamadas, pero no había ninguna señal de él. Su inquietud aumentó. No era la primera vez que Lisandro se ausentaba por cuestiones importantes, pero después de la llamada de Oliver la noche anterior, su instinto le decía que algo más había ocurrido.Mientras contemplaba la posibilidad de llamarlo, el dispositivo vibró en su mano con la notificación de un mensaje entrante. Al ver el remitente, sintió un nudo en el estómago: Iskra.Abrió el mensaje de inmediato.«Buenos días, Valeska. ¿Dormiste bien? Me im
El video terminó, pero el eco de las palabras de Lisandro seguía resonando en la mente de Valeska como un susurro venenoso, incrustándose en lo más profundo de su alma, envolviéndola en una maraña de pensamientos oscuros de la que no podía escapar.Su mirada permaneció fija en la pantalla del teléfono apagado, inmóvil, como si esperara que, en cualquier momento, el video volviera a reproducirse por sí solo, como si necesitara verlo una vez más para convencerse de que lo que acababa de presenciar no era producto de su imaginación, sino la dolorosa verdad que, hasta ese momento, había ignorado.Pero no lo era.Era real.Cada palabra, cada expresión en el rostro de Lisandro, cada confesión que había salido de sus labios con aquella frialdad calculada… todo era cierto.El peso de la traición cayó sobre ella con una intensidad abrumadora, como si un alud de emociones reprimidas la hubiera golpeado de frente, dejándola sin aire, sin capacidad de procesar lo que acababa de descubrir.Sintió
El reloj marcaba las seis de la mañana cuando Lisandro cruzó la puerta de la casa. El eco de sus pasos resonó en la inmensidad del lugar, pero la soledad no lo abrazó como de costumbre. Esta vez, la sombra de un presentimiento oscuro lo acompañaba, una certeza que le helaba la sangre: algo estaba por suceder. No tenía que ser un genio para darse cuenta de que el ambiente era diferente.Había algo en el aire, un peso, una carga invisible que le oprimía el pecho con cada paso que daba. La luz de la sala de estar estaba encendida, y eso solo podía significar una cosa.Se detuvo en seco, con el corazón acelerado por una mezcla de temor y expectativa. Su instinto le gritaba que no diera el siguiente paso, que se quedara justo donde estaba, sin cruzar el umbral. Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos.Inspiró hondo, obligándose a ignorar la opresión en su pecho, y avanzó, sintiendo cómo el aire se volvía más denso con cada movimiento. Entonces la vio.Valeska estaba sentada en el
El viaje hasta la casa de su padre fue silencioso. Valeska observaba el paisaje a través de la ventana del auto, pero su mente estaba demasiado nublada como para prestar atención a los detalles.Desde el momento en que decidió marcharse, cada segundo parecía haberse ralentizado, atrapándola en una burbuja de confusión y dolor. No sabía si había tomado la mejor decisión, pero sí tenía claro que quedarse junto a Lisandro habría sido insoportable.La traición de Theo la había destrozado una vez, y aunque se había prometido que nunca permitiría que alguien la hiriera de la misma manera, Lisandro lo había logrado. Lo peor de todo es que él no solo la había usado como una pieza en su venganza, sino que ni siquiera se había dado cuenta de cuánto daño le había hecho. Su amor había sido una simple herramienta, una estrategia más en su juego de destrucción.Cuando llegó a la casa de su padre, lo primero que notó fue la calidez con la que él la recibió. Sin hacer preguntas innecesarias ni presio
Valeska se sumergió en el trabajo con una dedicación absoluta, aferrándose a él como si fuera su única tabla de salvación en medio de la tormenta que aún rugía dentro de su corazón.No era solo una cuestión de mantenerse ocupada, sino de probarse a sí misma que podía valerse por su cuenta, que no necesitaba a Lisandro ni a nadie para demostrar su valía.Su decisión de adentrarse en este nuevo campo empresarial era arriesgada, pero la incertidumbre nunca la había detenido. Aunque la energía y los negocios de su padre no eran su área de experiencia, tenía algo aún más valioso: determinación.El desafío era doble. No solo debía aprender desde cero sobre la gestión y desarrollo de proyectos energéticos, sino que también debía supervisar, a distancia, la administración del hotel que había sido su primer gran proyecto empresarial.Afortunadamente, su asistente había demostrado ser una persona altamente competente, alguien en quien podía confiar para manejar los asuntos diarios sin necesidad