Capítulo 23
Hilario simplemente no creía que Eliana pudiera quedar embarazada.

En los pocos encuentros, él siempre llevaba condones, por lo que era imposible que ella quedara embarazada.

Al pensar en las palabras del médico, Hilario reprimió su irritación y le hizo una promesa a Eliana una vez más:

—Si puedes salvar a Deva, te daré cualquier cosa que quieras.

Sin embargo, no sabía lo cruel que era hacer una promesa así a Eliana. Ella sintió un dolor punzante en el pecho y cerró los ojos desesperadamente.

Incluso si tuvieran un hijo, eso no cambiaría su forma de pensar. Resultaba que, en su corazón, ni ella ni su hijo serían más importantes que Deva Dolores. Eliana apretó fuertemente los puños y dijo:

—No quiero nada, por favor, sal de aquí. ¡No voy a donar médula ósea a Deva!

El rostro de Hilario se ensombreció por completo. Ordenó fríamente en voz alta:

—¡Todos ustedes, entren!

Al escuchar su voz, la puerta del pabellón se abrió de un golpe. Cuatro personales del hospital se acercaron a Eliana c
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