Capítulo 78
—¿De verdad? —preguntó Lucía.

Daniel asintió: —Sí.

Ella respiró hondo:

—Gracias, me siento mucho mejor.

Daniel, al ver que ella se había recompuesto, también se relajó un poco.

—¿Tienes hambre? Recuerdo que hay un buen restaurante italiano cerca.

Lucía lo pensó un momento y no rechazó la oferta.

En el restaurante italiano, lo más característico eran las pastas y pizzas.

Daniel no era muy aficionado a las pizzas, así que pidió una lasaña mixta.

El queso burbujeaba sobre la pasta, desprendiendo un aroma apetitoso.

Lucía aún estaba algo decaída, pero el ambiente animado del lugar la ayudó a sentirse un poco mejor.

La ternera estaba tierna y jugosa, las verduras frescas y crujientes. Lucía, que antes no tenía apetito, empezó a comer con ganas.

Afuera seguía lloviendo con fuerza, pero dentro del restaurante se estaba cálido y acogedor. Las conversaciones de los demás comensales llegaban de fondo, y poco a poco Lucía fue recuperando su estado de ánimo normal. Levantó la mirada y notó que Dan
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