Capítulo 54
Al entrar en casa, Lucía se ocupó inmediatamente de los libros. Después de acomodarlos, estaba sudando. Tras ducharse, vio el ungüento en la mesa de centro. Lo tomó y, frente al espejo, aplicó cuidadosamente la crema fría y mentolada en los moretones de su pecho y cintura, aliviando el dolor.

Aunque era temprano, el cansancio y un fuerte dolor de cabeza la obligaron a acostarse, quedándose dormida rápidamente.

A medianoche, Lucía tuvo una pesadilla. Mateo la atacaba como un demonio y no podía escapar. El miedo era tan real que se despertó sobresaltada, jadeando y agarrando su ropa. Aunque era tarde, no se atrevía a volver a dormir.

Intentó llamar a Paula, pero no respondió. Notando la luz en el balcón vecino, dudó antes de enviar un mensaje a Daniel por WhatsApp.

[¿Estás despierto?]

Tras una larga espera, cuando casi se dormía, su teléfono vibró.

[Sí.]

Poco después, llegó otro mensaje.

[Mira por la ventana.]

Lucía levantó la vista hacia el cielo estrellado.

[¿Ves esa forma como un ángu
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