Capítulo 58
Al levantar la cabeza, la barbilla del hombre casi tocaba su frente. Si no fuera por el apoyo de su brazo, ella habría caído completamente en sus brazos... Lucía se dio cuenta y rápidamente retrocedió dos pasos.

Daniel movió su nuez de Adán, retiró su mano y, por una vez, dijo: —...Los tacones altos son fáciles para caerse, los zapatos planos son mejores.

Lucía soltó una risita y después de un momento dijo: —Gracias.

Paula, que llevaba tiempo esperando sin que nadie llegara, oyó el ruido y gritó con curiosidad hacia el interior del edificio: —¿Luci? ¿Eres tú?

Lucía miró hacia afuera: —Me tengo que ir. Adiós.

—Mm.

Daniel cerró el puño y subió las escaleras, aún podía oír la conversación que venía de abajo.

—¿Por qué has tardado tanto?

—Hubo un pequeño incidente.

—¿Te encontraste con Daniel?

Paula solo sabía que Daniel vivía cerca, no que eran vecinos. Lucía asintió.

Su expresión era abierta, así que Paula no preguntó más. Cambió de tema y habló sobre dónde ir a comer, finalmente decidie
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