Capítulo 330
Una persona tan prepotente como Alba no podía tragarse semejante pérdida.

Ese mismo día fue a la agencia inmobiliaria, exigiendo que saliera el agente.

Pero el encargado le informó que Jaime había renunciado hacía tres días.

A falta del criminal, fue por los cómplices.

Armaba escándalos en la agencia todos los días, e incluso trajo a familiares y amigos para protestar con pancartas afuera. Dicen que el asunto se hizo bastante grande.

El gerente, sin otra opción, terminó dándole la dirección de Jaime.

Alba siguió el rastro y efectivamente lo encontró.

Pero él, lejos de sentirse culpable, se mostró muy seguro—

—De todas formas ya me vendiste la casa, el trato está cerrado y mi nombre está en la escritura. No importa cuánto protestes.

Alba se sentó en la entrada de su casa y empezó a gritar y lamentarse, sacando a relucir sus mejores dotes de arpía.

Pero Jaime también era de armas tomar. Al ver el escándalo de Alba, la imitó, se tiró al suelo y también empezó a quejarse.

Al final llamaron
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