Capítulo 23
En ese momento, se escuchó la voz de un empleado:

—El problema técnico ha sido resuelto. Por favor, salgan en orden...

Con alguien organizando, el caos terminó rápidamente. Lucía, sin ganas de quedarse más, salió apresuradamente. Mateo se soltó y la siguió.

Sofía, apretando los dientes, llamó:

—Mateo, espérame...

En la salida, Paula ya estaba afuera. Al enterarse del incidente, casi entra de nuevo buscando a Lucía. Afortunadamente, media hora después, Lucía salió ilesa.

Paula corrió hacia ella:

—¿Estás bien? Casi me muero del susto con esa alarma.

—Estoy perfectamente. Vámonos ya, estoy cansada.

Paula asintió:

—Ok, vamos... Espera, ¿ese no es Mateo?

Justo entonces, Mateo y Sofía salieron uno tras otro.

—Qué mala suerte encontrarnos con ese idiota hasta aquí.

Lucía apenas miró:

—Ya, tranquila. Fue casualidad. Vámonos.

De camino a casa, Paula, cada vez más molesta, dio un giro inesperado.

Lucía, confundida, preguntó:

—¿No íbamos a casa?

—Cambié de opinión. ¿Quién necesita hombres? H
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