Capítulo 21
—Pueden pasar—dijo el empleado.

Detrás de él había una cortina dividida en dos. Un viento frío soplaba desde adentro, revelando un pasillo oscuro. De vez en cuando se escuchaban gritos. Paula tragó saliva y agarró la mano de Lucía, avanzando con cautela.

Lucía prácticamente la arrastraba. Viendo lo asustada que estaba Paula, no pudo evitar sonreír:

—¿Segura que quieres entrar?

—¡Claro! Ya estamos aquí, ¿no?

Lucía suspiró. Ya que estaban allí...

Aunque muerta de miedo, Paula fingía valentía y tiraba de Lucía. De repente, un muñeco terrorífico saltó frente a ellas.

—¡Aaaah! ¡Lucía, sálvame!

Mateo volteó bruscamente. ¿Acaso alguien había gritado... a Lucía? Miró alrededor pero no vio a nadie familiar. Frunció el ceño, confundido.

Sofía no notó su distracción y se aferró a su brazo:

—Mateo, tengo miedo. ¿Me protegerás, verdad?

Mateo volvió en sí y asintió distraídamente.

Todo estaba oscuro, con solo destellos ocasionales de luz roja. Sofía no soltaba el brazo de Mateo, escondiéndose tras
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