Capítulo 10
Daniel no dijo nada. Para él, la comida era solo una forma de obtener energía, no le importaba mucho el sabor.

—Ya está lavado.

Lucía miró y vio los pimientos rojos y las verduras perfectamente alineados, evidentemente obra de alguien con TOC.

—¿De qué te ríes?— preguntó Daniel confundido.

Lucía tosió ligeramente, —Nada, puedes salir ya.

—Está bien.— Daniel se secó las manos e inclinó levemente la cabeza.

Lucía preparó una gran variedad de platos, con sabores suaves, principalmente cosas que Ana podía y le gustaba comer.

—Me conmueve que aún lo recuerdes...— comentó Ana con nostalgia.

Después de comer, Lucía empezó a recoger los platos. Daniel entró voluntariamente a la cocina para ayudar. Parado bajo la cálida luz, su silueta se alargaba. Desde el ángulo de Lucía, su perfil de líneas definidas parecía una escultura griega antigua, con rasgos marcados.

Ana estaba de pie en el marco de la puerta:

—Lucía, ¿cómo conociste a Daniel?

Daniel era su alumno más destacado, y Lucía su estudiant
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