Capítulo 12
Después de decir eso, Sofía sacudió la cabeza y, sonrojándose, se puso de puntillas.

—Quiero pasar un poco más de tiempo contigo.

Antes de que pudiera acercarse, Mateo tomó la iniciativa. Con una mano en su cintura, la besó apasionadamente. La multitud volvió a alborotarse.

—¡Vaya! ¡Qué romántico!

—Dios, ¿cuánto se deben de querer?

Lucía presenció toda la escena, apretando los libros con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Así que el corazón aún podía doler, pero... su expresión permaneció aterradoramente calmada, casi insensible. Pensó que solo era cuestión de acostumbrarse. Si dejar de fumar tiene síndrome de abstinencia, ¿qué se podía esperar después de amar a alguien durante seis años?

Lucía no se quedó más tiempo. Se dio la vuelta para irse, tenía que volver a estudiar. Mateo, entre la multitud, pareció sentir algo y miró hacia atrás. Una silueta vagamente familiar desapareció de su vista. Pero al momento siguiente, la suave mano de Sofía se entrelazó con la suya. E
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